MAERSK Y TRP

Hubo acuerdo entre dos grupos extranjeros y se desactivó una crisis en el puerto de Buenos Aires

El grupo danés retrotrae el volumen de sus operaciones a mayo pasado y el holding a cargo de Dubai Ports desiste de despedir personal
NEGOCIOS - 23 de Agosto, 2018

Finalmente, y luego de la intervención del Gobierno y de los gremios, el grupo danés Maerks debió retroceder en sus intenciones de tomar casi de manera monopólica las actividades del puerto de Buenos Aires.

El grupo, a cargo de la concesión de la Terminal 4 junto a Hamburg Sud y APM Terminals, retrotraerá sus operaciones a los volúmenes que negociaba en mayo pasado. Lo hizo, tras un reclamo casi generalizado entre las concesionarias de las otras terminales, los sindicatos que agrupan a los trabajadores y la Administración General de Puertos (AGP).

Tal como viene informando iProfesional, el conglomerado europeo fue acusado en julio pasado por uno de sus competidores de posición dominante luego de que en el 2016 fusionó sus actividades globales con Hamburg Sud y comenzó a derivar todos los buques de esa naviera a la zona del puerto porteño que ambos operan. Según la denuncia, la Terminal 4 fue favorecida por un crecimiento del volumen de carga operado en desmedro de otras empresas.

El caso más paradigmático es el de Terminales Río de la Plata (TRP), a cargo de las áreas 1, 2 y 3 del Puerto Nuevo que, según sus propietarios, en los últimos dos años resignó en un 50% su actividad.

De hecho, esta sociedad, en la que participan Dubai Ports Word, un holding estatal de Emiratos Árabes, y el grupo local propiedad de Alfredo Román, pidió ante el Ministerio de Trabajo la apertura de un procedimiento preventivo de crisis al sostener que la caída de su actividad no le permitía mantener su estructura actual de negocios.

El objetivo era despedir a la mitad de sus 800 trabajadores abonando el 50% de la indemnización y comenzar un proceso de desinversión hasta el año próximo, cuando le vence la concesión al igual que al resto de las terminales.

TRP también había acusado a Maersk ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) a través de un documento en el que describía la existencia de una supuesta “posición dominante y de abuso de la misma derivada de una concentración económica reciente que tiene por objeto, precisamente, restringir y distorsionar la competencia en ese mercado con afectación al interés general”.

Tras varias reuniones en la sede de la cartera que orienta Jorge Triaca, durante esta jornada se llegó a un acuerdo que asegura la paz social en el puerto porteño y vuelve atrás el poder ganado por Maersk en estos meses.

El acta del acuerdo fue publicada por el consejo directivo de la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval (Fempinra), y asegura que “las empresas involucradas en el conflicto de Puerto Nuevo han depuesto su actitud”.

Luego de más de 50 días de conflicto, TRP (DP World) desistió del procedimiento preventivo de crisis y dejó sin efecto el despido de personal. En tanto, el grupo Maersk dio marcha atrás con su posición dominante.

De manera adicional, el convenio también permite la recomposición salarial negociada en las paritas del julio pasado para todos los trabajadores permanentes y tercerizados del puerto porteño.

A partir de este escenario de calma, el Gobierno volverá a impulsar el proceso de relicitación de las terminales previsto para mediados del año próximo, con el objetivo de que los nuevos concesionarios desembarquen en el 2020.

Una de las propuestas, que es bien vista por algunos funcionarios de la gestión de Mauricio Macri, es la de entregar el puerto a un solo concesionario. De hecho, Maersk era casi un número fijo, teniendo en cuenta su liderazgo mundial en este negocio, con clientes a través de 374 oficinas en 116 países.

La empresa danesa emplea aproximadamente 7.000 pasajeros de mar y aproximadamente 25.000 personas de tierra. Además, opera más de 786 embarcaciones y tiene una capacidad de 4,1 millones de TEU, unidad de medida que se usa en transporte marítimo expresada en contenedores.

Sin embargo, tras este conflicto ahora el proceso podría derivar hacia otras soluciones alternativas, como la de un mecanismo de control de las operaciones que permita cierta estabilidad entre los competidores y termine con las actuales especulaciones sobre un único operador portuario.

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