POR LA CRISIS

El grupo Garovaglio & Zorraquín abandona la producción de heladeras

Su filial Finpak cierra la operación de manera definitiva, afectada por la fuerte caída de la demanda, la devaluación y la importación de de China
NEGOCIOS - 14 de Mayo, 2019

Después de atravesar varios años críticos, con largos períodos de producción paralizada por sobre stock, la fabricante de heladeras catamarqueña Finpak, ubicada en la localidad de El Pantanillo, discontinuará de manera definitiva sus operaciones.

La compañía es controlada por el grupo Garovaglio y Zorraquín, con sede en la Ciudad de Buenos Aires, y que también es propietario de la fabricante de termotanques Rheem.

El directorio de este holding manifestó la decisión mediante un comunicado enviado a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, en el cual justifica las razones por las cuales abandona uno de los negocios de su subsidiaria Finpak.

En el documento se recuerda que el 13 de mayo pasado, el directorio de la compañía decidió analizar el futuro de esta línea de producción afectada por la recesión, la caída de las ventas y las importaciones.

"Luego de haber realizado distintas acciones destinadas a alcanzar una razonable participación de mercado y a lograr un equilibrio patrimonial, económico y financiero, la operación de heladera nunca llegó a ser rentable en forma sostenida en el tiempo", sostiene el comunicado de Garovaglio & Zorraquín.

Sus ejecutivos recuerdan que se tomaron varias medidas para intentar mantener las operaciones a través de la mejora constante de procesos, la implementación de planes de reducción de costos y gastos, la obtención de Programas REPRO, la adecuación de la dotación a niveles de ventas reducidos, la apertura de Procedimiento Preventivo de Crisis, suspensión de actividades fabriles, desvinculaciones y capitalización de aportes irrevocables de parte del propio grupo Garovaglio y Zorraquín.

Sin embargo, el directorio de Finpak decidió que a pesar de todos estos esfuerzos volcados a la operación, la experiencia pasada y sobre todo, considerando la actual y proyectada situación del mercado, considera necesario y razonable tomar la decisión de discontinuar la producción de heladeras.

La firma hasta el momento producía heladeras bajo la marca Saiar, en Catamarca y el año pasado había planteado un proceso integrado con Rheem para abastecer desde Catamarca a sus clientes.

Sin embargo, la planta tuvo varios cierres temporales y su personal suspendido, además de despidos y retiros voluntarios que parecen no haber alcanzado para evitar su cierre definitivo en un contexto de fuerte caída de la demanda de electrodomésticos que se viene dando en los últimos dos años.

A mediados del año pasado, la firma le había presentado al gobierno catamarqueño un plan de adecuación de la producción, que implicó la reducción de la carga horaria y modificaciones en la planta que en ese momento contaba con una dotación de 70 empleados.

De hecho, en ese momento se abrieron varias líneas de negociación con las autoridades provinciales y nacionales para mantener los puestos y evitar el cierre de la empresa.

En ese contexto, se optó por privilegiar la producción de heladeras por sobre los termotanques con el objetivo de "tener la posibilidad de concretar negocios basados en la fabricación para terceros".

La crisis de Finpak se remonta al 2014 cuando comenzaron con las suspensiones de personal por la caída de la demanda de heladeras. Sin embargo, el peor año fue el 2016 en el cual debió suspender empleados y su producción, dando vacaciones adelantadas.

El grupo Garovaglio y Zorraquín se hizo cargo en 2009 de la planta de la ex Helametal, que venía de atravesar una dura situación que la llevó al cierre de las operaciones durante un año y medio. En ese momento, invirtió $40 millones para reflotar las operaciones a partir de la producción de marcas conocidas en el sector de los electrodomésticos, como Philco.

Pero la crisis se profundizó al punto que el último balance del holding refleja las consecuencias de la recesión con una pérdida de $129 millones durante los primeros tres meses del año.

De hecho, el rojo coloca al grupo con patrimonio neto negativo, se originó y, según el comunicado fue producto "del significativo impacto negativo que la devaluación del peso ha tenido sobre la deuda denominada en dólares de nuestra controlada Rheem S.A, como así también, en el incremento del costo de financiamiento generado por las elevadas tasas de interés vigentes durante el período".

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