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Cerró la mítica parrilla El Tano, de Avellaneda: qué otros clásicos lugares colapsaron

Costos elevados, restricciones y demanda retraída complican a los establecimientos que basan su carta en las carnes. Una caída que se profundiza
15/06/2021 - 15:46hs
Cerró la mítica parrilla El Tano, de Avellaneda: qué otros clásicos lugares colapsaron

"Hoy nos encontramos desalojando en pocas horas lo mucho que nos rompimos el lomo en varios años, hoy nos gustaría que recuerden todas las risas, los buenos momentos, los cumpleaños, los ratos compartidos en familia, como los recibíamos con los brazos abiertos…". De esa forma, vía un mensaje publicado en redes sociales, la célebre parrilla El Tano de Avellaneda oficializó un cese de actividades que vuelve a exponer el momento de derrumbe que transita la gastronomía en tiempos de coronavirus.

"La parrilla del Tano, la parrilla que seguro conoce muchísima gente, fue construida con amor, sacrificio, esfuerzo y trabajo de muchos años. Por toda mi familia. No les podemos explicar la bronca y el dolor por el que estamos pasando", añade el texto divulgados por sus ahora ex propietarios.

Si bien la gota que terminó precipitando el cierre responde a un desalojo activado por la Municipalidad de Avellaneda, lo cierto es que la medida en cuestión llegó como resultado de la dificultad financiera que atraviesa el establecimiento para cumplir con los impuestos.

La parrilla debió ajustarse a las restricciones, apenas si podía cumplir con el alquiler de las instalaciones donde funcionaba, pero el municipio nunca dejó de enviar las boletas con el acumulado de tasas a abonar.

"Los desgraciados hechos acontecidos –Juan Caschetto, fundador del establecimiento, falleció en enero tras una internación por Covid-19–, sumados a la gravísima situación económica que atraviesa la parrilla, son los que han generado que a diciembre del 2020 registráramos la deuda impositiva que se nos exigió. Tras un gran esfuerzo, la misma fue regularizada con fecha 12/02/2020", explicaron desde la parrilla, en otro "posteo".

"En dicha fecha se le solicitó por escrito a la Municipalidad que deje sin efecto la clausura ya que no existía el motivo por el cual se produjo la misma, explicándose en esa nota todo lo ocurrido. Pero de dicho municipio solo hemos recibido negativas para poder reabrir la parrilla, sin explicación alguna y seguimos clausurados", se añadió.

El final de El Tano se condice con la ola de cierres que evidencian las parrillas en particular, y la gastronomía en general, desde marzo de 2020 a esta parte. "El derrumbe es muy importante. El público, así como estamos hoy, directamente no concurre", dijo a iProfesional Carlos Yanelli, titular de la Cámara de Restaurantes.

El directivo fue concreto a la hora de evaluar el presente de la actividad a partir de los permisos vigentes. "No nos sirve", afirmó. "Estamos facturando un 15 por ciento", completó.

Yanelli comentó que el panorama del rubro es tan complicado que incluso ya no hay certezas respecto de cuántos emprendimientos gastronómicos siguen en pie.

"Lo vamos a saber recién cuando podamos volver a trabajar con normalidad. En estos momentos incluso hay muchos emprendimientos que eligen no abrir porque pierden más estando en funcionamiento que permaneciendo cerrados", aseguró.

Durante 2020 y esta primera mitad de año las parrillas vienen siendo tristes protagonistas de buena parte de los cierres que ha sufrido el sector gastronómico tras la irrupción del Covid-19. Por citar algunos casos emblemáticos, en julio del año pasado la histórica La Porteña cesó el funcionamiento de sus dos sucursales en Pilar y San Isidro.

También bajaron sus persianas, tanto en barrios de la Ciudad como en otras zonas del conurbano, La Bistecca, Ravello, Rincón de Amigos, Bestia, y bodegones que incluían carnes en sus cartas como El Trapiche y El Rey del Vino, por mencionar nombres.

Asimismo, parrillas tradicionales como Don Julio convirtieron sus instalaciones también en carnicería para sostener los empleos. La Cabrera, en tanto, modificó su servicio para enfocarlo en la entrega de menús a domicilio.

En febrero de este año, la tradicional parrilla Las Nazarenas, ubicada frente al hotel Sheraton de justamente del barrio de Retiro, dijo adiós para siempre.

Las Nazarenas, en el Bajo,
Las Nazarenas, en el Bajo, cerró sus puertas en febrero de este año.

"Las parrillas no han trasladado ni la mitad del incremento en el costo de la carne. Están absorbiendo todo el impacto y por eso muchas no resisten y en el último año estuvieron entre las más afectadas por los cierres. El costo operativo, hoy por hoy, mata a la parrillita de barrio", dijo a iProfesional un referente de la gastronomía porteña.

"Por esta situación, vamos a ver menos parrillas como ocurrió en otras crisis. Algunas, las menos, se reconvertirán en lugares de venta de pastas, pizzas o empanadas, como se vio en otro momento. Y el resto, lamentablemente, irá cerrando", afirmó.

Sufre toda la gastronomía

La cuarentena del año pasado originó la pérdida de 2.000 establecimientos gastronómicos sólo en la Ciudad de Buenos Aires.

A la par de las parrillas, las pizzerías también están entre los nichos que arrancaron el año con una de las peores perspectivas a partir del parate que sigue haciéndose sentir en puntos clave del centro de la Ciudad.

Desde APPYCE afirmaron recientemente que sólo el año pasado el sector perdió el 15 por ciento de sus comercios. 

Según la entidad, durante 2020 bajaron sus persianas al menos 150 pizzerías sólo en la geografía correspondiente a la Ciudad de Buenos Aires. En términos de empleo, semejante "apagón" representó la pérdida de cuanto menos 1.500 puestos de trabajo.

En cuanto al impacto geográfico, el ocaso de la gastronomía tras la irrupción del coronavirus, hace poco más de un año, cobró forma en Puerto Madero de la mano de una cuarentena que liquidó la vida comercial del barrio.

Luego, el paisaje de las persianas bajas se multiplicó hasta San Telmo y se agigantó sobre las peatonales de Lavalle y Florida. También tomó envión sobre Avenida de Mayo.

La gastronomía perdió
Al menos 2.000 emprendimientos gastronómicos cerraron en Capital desde que inició la pandemia.

Este año los cierres empezaron a ser sostenidos en otro tramo del centro de la Ciudad: el Bajo. En marzo, dejó de funcionar Filo, ubicado en San Martín al 900.

Sólo en ese tramo de la calle antes mencionada cerraron de forma definitiva otros puntos de peso en términos de oferta culinaria. Por mencionar dos casos, Down Town Matías y el taiwanés Bao Kitchen tampoco pudieron soportar el contexto y abandonaron esa zona de Retiro.

Siempre en esa zona de la Ciudad, en sendas como Reconquista, hoy es posible ubicar al menos tres comercios cerrados por cuadra. Los bares, por supuesto, también se cuentan entre las víctimas del mal momento. A principios de año dejó de existir The Kilkenny, aquel emprendimiento que concentraba multitudes en cada celebración del Día de San Patricio.