¿Vas a emprender?: las reglas de oro que no tenés que romper si querés tener éxito
Solamente el 30% de los emprendimientos llega a los 8 años de vida. Así lo dicen las estadísticas del Ministerio de Producción. A su vez, en la Argentina, donde hay una gran cultura emprendedora, aún se da un número importante de negocios de baja rentabilidad, y esto es preciso conocerlo si es que se quiere poder vivir u organizar a largo plazo del proyecto.
"Lo que sucede es que muchos de los emprendedores a la hora de comenzar lo hacen por necesidad, porque el mercado laboral no los integra. Entonces, con la esperanza de ser ‘su propio jefe’ o persiguiendo el sueño de tener algo propio crean su proyecto. La realidad es que llevar adelante un emprendimiento en sí mismo es difícil y requiere conocimiento y habilidades particulares, y si a eso le sumamos que sea en rubros pocos competitivos o que las barreras de entrada son muy bajas, se convierte en un combo que puede resultar explosivo", explica Bernardo Brugnoli, director ejecutivo de ASEA.
¿Qué son los negocios de baja rentabilidad? Los que demandan más de lo que dan. "A menudo vemos emprendedores que trabajan mucho pero aun así apenas llegan a fin de mes. Si observamos desde afuera parecen ser negocios exitosos porque sus dueños no paran de trabajar, nunca tienen tiempo, siempre están comprando insumos o preparando pedidos. En otras palabras: no dan a basto; pero si analizamos un poco mejor nos damos cuenta que hay algunos detalles que no fueron tenidos en cuenta al inicio de la actividad", indica Alejandra Rey Gay, directora de una firma de eventos y capacitación que lleva su apellido.
"Estos emprendimientos se caracterizan porque hay un momento en el que el emprendedor siente que su negocio le da dinero. Y efectivamente es así. Cuando vende y entrega sus productos o servicios, cobra por su trabajo. En este momento el emprendedor empieza a recaudar dinero y se genera una idealización del emprendimiento. El problema está en que gran parte de ese dinero se tiene que reinvertir en nuevos insumos. Ahí es donde surge el problema real, cuando ya pagaron todo y les queda poco dinero", suma esta asesora de emprendedores.
Identificar errores
"Un error muy frecuente es no tener en cuenta cuáles son los costos y cómo determinar el precio de venta. Muchas veces los emprendedores mezclan los ingresos y egresos de la economía familiar con su emprendimiento", destaca Brugnoli como una inconsistencia muy frecuente.
La otra que se ve mucho es no tener una propuesta de valor diferenciadora. "En este tipo de emprendimientos se termina compitiendo por precio en vez de pensar en una propuesta superadora respecto a la competencia", agrega el directo de ASEA.
"En encuestas que realizamos desde ASEA, uno de los principales problemas que los emprendedores mencionan es la falta de demanda o de clientes. Muchas veces, los emprendedores se enamoran de sus emprendimientos por el tiempo, la energía y el esfuerzo que invirtieron pero poco se pusieron a pensar que problema están solucionando o qué está pasando por la cabeza de mi cliente. Cuando pasa esto, puede ser que sea el principio del fin", advierte Brugnoli.
Para Rey Gay el otro error es una variable que ni siquiera se considera, o se minimiza. Se trata del tiempo, que es algo que condiciona toda la fórmula del costo y del precio del producto.
"El tiempo de producción/elaboración del producto que se va a vender, el de ir a comprar los insumos. También lo que lleva gestionar las ventas: sacar fotos, editar, mantener las redes y los motores de venta actualizados, como Mercado Libre, entre otros. Y esto sin contar el tiempo administrativo que todo negocio implica", enumera la asesora.
Esto es importante porque el tiempo de producción determinará cuántos productos se pueden producir en un día, y por los tanto, cuántos habrá para vender y cuánto dinero nos dejará eso.
Tomar en cuenta todo esto será fundamental para no emprender, invertir y generar expectativas que no tendrán buenos resultados.