La historia de Arrufat, la cooperativa que vende huevos de Pascua a precios imbatibles
Los trabajadores de la cooperativa Arrufat están felices, con mucho esfuerzo y pese a que el precio el cacao está por las nubes, lograron producir 7.000 kilos de chocolate para hacer huevos de Pascua. Como saben de penurias, pusieron precios imbatibles para que en estas épocas complicadas todos puedan tener una alegría. Hace más de 16 años que luchan por sostener la marca Arrufat, casi centenaria.
En el barrio porteño de Villa Crespo, se encuentra la planta y el local de venta al público. La marca fue fundada por Fortunato Arrufat en 1931 y, tras su muerte, su hijo Ricardo se hizo cargo de la empresa. Al fallecer, quedó su hija Diana, que sumó a más socios, y en 2009, la empresa terminó en crisis debiendo 10 meses de sueldos a sus empleados y sin plata ni para poder pagar la luz.
En la mejor época, Arrufat llegó a tener 700 trabajadores que sin descanso preparaban los huevos de Pascua y luego los turrones y confites para la época de las fiestas. La marca estaba en todos lados, se vendía hasta en el rincón más lejano del país.
Con el cierre y en penumbras, los trabajadores decidieron resistir, recuperarla y convertirla en una cooperativa. Lograron la expropiación, que luego fue vetada por Mauricio Macri, pero volvieron a ponerse de pie. Tuvieron meses donde no tenían para comer, sacaban urnas a la calle para pedir plata y las mujeres iban a la puerta del supermercado Coto para pedir mercadería. Recibieron insultos de la gente que los mandaba a trabajar, pero también abrazos, sonrisas y palabras de aliento.
Una de las máquinas que era el corazón de la planta fue rematada a los pocos meses del cierre y la policía llegó con los nuevos dueños, nadie entendía como se pudo hacer si la empresa estaba ya en Procedimiento Preventivo de Crisis. Querían voltear una pared para sacarla. Llamaron urgente a la abogada que llegó sin su matrícula y no la dejaron pasar, por suerte fue rápido el doctor Luis Caro, un abogado de cooperativas y antes pidió refuerzos. Un mar de trabajadores de empresas recuperadas llegó para apoyarlos y llenaron la calle Tres Arroyos desde San Martín a Honorio Pueyrredón.
El actual presidente de la cooperativa, Adrián Serrano, estaba desesperado como sus compañeros y decidió encadenarse a la máquina para que no se la llevaran. En un accidente con una mezcladora de Arrufat había perdido tres dedos de su mano izquierda, tuvo 17 operaciones, y sabía que con su edad no tenía muchas chances de reinsertarse. Con la ayuda del ministerio de Desarrollo Social, el INAE, dirigente sociales, y trabajadores de fábricas recuperadas lograron que las máquinas se quedarán en Arrufat.
De los 75 trabajadores que había cuando la empresa cerró sus puertas, 35 se quedaron y lucharon por reabrir la planta. Hoy la cooperativa la integran apenas 13 hombres y mujeres, 9 compañeros murieron en estos años, otros se fueron.
Adrián Serrano tiene 73 años, hace 42 que trabaja como maestro confitero en Arrufat y es el orgulloso presidente de la Cooperativa Arrufat Vivise Ltda. Cuyo significado es la unión de los apellidos Carlos Visuara, Hugo Vilca y Serrano, los tres trabajadores que no se quedaron quietos y junto a sus compañeros recorrieron despachos y golpearon puertas hasta lograr ser atendidos.
Cuando se le pregunta cuál fue la mejor época de Arrufat, Serrano con su delantal puesto, baja la mirada y sentadito en una silla en una de las habitaciones de la enorme y ya antigua fábrica se emociona y se le llenan los ojos de lágrimas. "La mejor época fue cuando vivía Ricardo, el hijo del dueño. Uno podía ir a verlo a la oficina, se podía hablar, era muy comprensivo. Cuando murió, quedó la hija. Nos debían 10 meses, nos pagaban un puchito por quincena y el sobre venía lleno de vales que pedíamos de adelanto para poder comer", contó a iProfesional.
Le da vergüenza contar lo mal que la pasaron. "Somos gente trabajadora, que siempre llegábamos a la quincena con plata segura, de un día al otro te quedas sin nada. No le deseo a nadie que pase lo que pasamos", confesó.
Enfrentar cada producción para Pascuas o las fiestas es un esfuerzo enorme. Para esta Semana Santa tuvieron que pedir un préstamo de $23 millones al banco para poder comprar los insumos. Tenían plazos para cancelarlo y parecía que no juntaban lo que necesitaban, pero con la ayuda de todos y una enorme pasión, siempre llegan.
Precios de los huevos de Pascua, imbatibles
La fábrica y el local de venta al público están en Tres Arroyos 739, Villa Crespo. Se puede conseguir desde tres huevos de Pascua de 18 gramos a $2.700; 3 huevos de 50 gramos a $8.000; el de 100 gramos, uno de los más vendidos, cuesta $5.500; el de 140 gramos cuesta $7.700, de 190 gramos vale $10.500; el de 240 gramos $13.200; el de 330 se vende a $18.200 y el de 650 gramos a 35.800 pesos.
Para sorpresa de todos los trabajadores de la cooperativa, este año baten récords de ventas el huevo de Pascua de 1 kilo que cuesta $55.000 (será porque sus competidores venden los huevos del mismo peso hasta $190.000) y sorprende la venta del que pesa 4,5 kilos y vale $247.500. También hay figuras de chocolate, bombones, chocolate en rama, maníes con chocolate, y confites. Se puede pagar en efectivo, transferencia o con tarjeta. Hasta el sábado abren de 8 a 19 horas, el domingo de 9 a 13 horas. El resto del año venden bombones, confites, chocolate en rama y comienzan a preparar los turrones para las fiestas. Para los que compren al por mayor hay grandes descuentos.
"El precio del cacao subió un 100% y nosotros usamos cocoa, manteca de cacao y licor de cacao. No quisimos trasladar todos los aumentos porque necesitamos vender, por eso, subimos los precios un 70% con respecto al 2024, pero son accesibles para que todos puedan tener su huevo de Pascua. Las ventas están flojas, creo que cubriremos apenas los gastos. Sólo de luz pagamos $1.700.000 y de gas $180.000, más todos los insumos gelatina, pastina, papel para envolver, este año nos exigen los octógonos y el papel del año pasado no nos sirve, los moños, hay mucho gasto", contó Serrano, presidente de la cooperativa Arrufat.
Cuando se le pregunta qué necesitan, cuál es el sueño que tienen responde: "Necesitamos poder afrontar los embates de cada temporada. Es muy chico el margen de ganancia. Hasta el año pasado, dábamos mercadería en consignación a todo el país y después nos costaba recuperarla porque la teníamos que ir a buscar. Este año, decidimos vender para no tener que andar lidiando con la devolución. Con el margen chico de ganancia que nos queda hacemos malabares, todo lo que entra lo repartimos en partes iguales".
Un sueño de los trabajadores de la cooperativa es tener una muy buena receta para hacer huevos de Pascua de bajas calorías, sin azúcar, ya que se los piden mucho y no tienen una buena receta.
La planta tiene tres pisos y salida por la calle Manuel Rodríguez y Tres Arroyos. Norma está sentada cerrando el envoltorio de los huevos de Pascua, Betty la acompaña. Se turnan y se ayudan, el local lo atiende Cecilia, una mujer de uñas larguísimas e impecables, que hace 43 años que trabaja en Arrufat, las pasó todas. Con una sonrisa, atiende y cobra. Saca las cuentas en una calculadora que además de mostrarle el resultado a ella, se lo muestra a los clientes. La gente entra a comprar sin parar, se llevan huevos chiquitos y también grandes.
Serrano se disculpa y se despide "tengo que seguir ayudando a los compañeros, ya los dejé solos mucho tiempo". Antes de irse, me regala un puñado de maní con chocolate y me cuenta que lo hizo con sus propias manos. La historia de Arrufat sigue, a pesar de todo.