EMPRENDIMIENTO

Del dolor de una tragedia familiar a crear Indya Deco, un negocio que potencia a cientos de emprendedores

Indya Deco produce 20.000 artículos al año y proyecta $90 millones en ventas, con un modelo mayorista que impulsa emprendedores
Por Laura Andahazi Kasnya
NEGOCIOS - 26 de Agosto, 2025

En 2018, Rubén González Lon atravesaba uno de los momentos más difíciles de su vida: en pocos meses perdió a su hermano y a su madre, mientras que la empresa en la que trabajaba en Recursos Humanos cerraba sus puertas. Sin empleo y en pleno duelo, buscó una salida en el mundo emprendedor. Lo que parecía un pasatiempo terminó siendo su motor de resiliencia. Hoy, su marca de productos aromáticos Indya Deco factura millones, da trabajo a varias familias y se convirtió en plataforma de lanzamiento para cientos de pequeños revendedores.

"Indya nació de ese lugar: del dolor, pero también del amor propio y de la decisión de no rendirme", recuerda González Lon en diálogo con iProfesional.

Venía de una familia emprendedora —su padre había fundado la reconocida marca Café Oyambre—, pero su camino profesional lo había llevado por el área de los Recursos Humanos y la vida corporativa. Tras quedarse sin trabajo y enfrentado a la repentina muerte de su hermano y su madre, pensó en vender productos de limpieza y descartables al sector gastronómico, aprovechando la cartera de clientes del emprendimiento de café que su hermano había fundado siguiendo la tradición familiar. Tenía la camioneta, los contactos y un plan "fríamente calculado".

Pero el destino, o la intuición de una proveedora, cambió el rumbo. En una reunión para conseguir insumos, la dueña de un laboratorio le advirtió que esa idea no era rentable y, a cambio, le regaló unas muestras de esencias. Movido por la curiosidad, empezó a investigar. Entre tutoriales de YouTube, pruebas y errores, comenzó un proceso que trascendió lo comercial. "Yo en mi vida había prendido una vela, no consumía este tipo de productos. Pero cuando empecé a probarlos me encontré con momentos de introspección, de disfrute. Fue una herramienta clave para transitar ese duelo", relata.

En octubre de 2018 abrió la cuenta de Instagram de Indya Deco. Con el objetivo de llegar a las ventas de fin de año, diseñó un Kit Indya que incluía una vela, un difusor y una perfumina. Preparó un stock inicial de 20 a 30 kits, pero la respuesta lo desbordó: "Terminé vendiendo unos 150 kits para esa fiesta". La demanda lo obligó a pedir ayuda a sus amigos para cumplir con la producción artesanal en la cocina de su monoambiente en Belgrano. Ese fue el germen de una empresa que hoy proyecta una facturación anual de $90.000.000.

Crecer con propósito: el modelo que impulsa a otros emprendedores

La pandemia resultó un trampolín inesperado para el emprendimiento. Con las personas más tiempo en sus casas, los productos para ambientar y decorar ganaron protagonismo. "Fue una sorpresa: no dábamos abasto con la producción. Ahí entendimos que había algo más grande", señala. En ese proceso se sumó Maira Pignataro como socia, aportando mirada estética y estratégica en redes e imagen de marca. Más tarde, se incorporó Dana, quien ayudó a dar forma al canal mayorista.

Hoy, Indya Deco ofrece un catálogo de unos 50 productos, entre velas, difusores, perfuminas textiles y home sprays, con 12 a 15 fragancias por línea. La producción anual ronda los 20.000 artículos, de los cuales unos 6.000 son velas.

La gran innovación estuvo en el modelo mayorista. Con una inversión mínima de $70.000, los clientes pueden elegir productos terminados con marca Indya o llevarlos sin etiqueta para crear su propia marca. "Actualmente, tenemos unos 200 clientes mayoristas, y el 90% trabaja con marca blanca, desarrollando su propio emprendimiento", detalla Rubén.

Indya Deco emplea a un equipo de siete personas y sostiene a varias familias de manera indirecta

Las ganancias son tentadoras: entre 80% y 120% de margen, según el valor agregado que cada revendedor sume. Un ticket inicial de $70.000 puede transformarse en $200.000 de facturación si se comercializa bien. "Nosotros preferimos tener un margen menor y apuntar al volumen, para que ellos con un producto de muy buena calidad puedan tener muy buena ganancia", explica.

El modelo convirtió a Indya en una suerte de incubadora de pequeños negocios. Muchas personas arrancan como revendedores mientras mantienen otro empleo, pero algunos terminan transformando la actividad en su principal fuente de ingresos. "Todos empiezan como yo, con miedo, con dudas. Lo importante es animarse y dar el primer paso", sostiene. Y agrega: "Tratamos de asesorar a cada cliente: desde el packaging hasta cómo mostrarse en redes. Compartimos toda nuestra experiencia, porque creemos en crecer junto a ellos".

El equipo estable está conformado por unas siete personas, aunque directa o indirectamente Indya Deco involucra a varias familias más. En 2023 la marca se mudó a un showroom en Belgrano, desde donde proyectan workshops y experiencias de maridaje de velas con vinos. "Queremos que la gente viva una experiencia: encender una vela también puede ser un acto de sanación", asegura su fundador.

La empresa espera cerrar este año con una facturación cercana a los $90.000.000. Para sostener ese crecimiento, trabaja en lanzar novedades: desde cera en perlas y velas refill en bolsas compostables, hasta un catálogo de insumos para quienes quieran fabricar desde cero. La idea es, en el futuro, tercerizar parte de la producción con laboratorios que repliquen su fórmula, manteniendo calidad y fragancias.

Con una inversión de $70.000, los revendedores de Indya Deco pueden ganar hasta 120% de margen

Además, Indya Deco prepara su desembarco en nuevos puntos de venta físicos y busca ampliar el canal mayorista, con fuerte presencia en provincias como Córdoba, La Pampa, Entre Ríos y Salta.

La historia de Rubén González Lon refleja el camino de todo emprendedor que, con resiliencia, logra transformar la adversidad en oportunidad. Con Indya Deco, convirtió un proyecto artesanal en una marca referente de productos aromáticos que hoy inspira y potencia a cientos de revendedores en todo el país. Y él mismo lo resume: "Yo arranqué con $5.000 haciendo velas en la cocina de mi departamento. Hoy miro para atrás y no lo puedo creer lo que hemos crecido. Pero sé que nada hubiera sido posible sin resiliencia, pasión y propósito".

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