• 18/12/2025
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De la cumbia a las empanadas: Gladys "La Bomba Tucumana" busca socios para su franquicia

Con locales en Recoleta y Belgrano, Gladys "La Bomba tucumana" apuesta a franquicias de empanadas para llegar a 2030 con 50 locales
11/09/2025 - 07:11hs
De la Pollera amarilla a las empanadas: Gladys "La Bomba tucumana" busca socios para su franquicia

Gladys Jiménez es una de esas artistas que no necesitan apellido para ser reconocidas. Basta con decir Gladys "la bomba tucumana" para que, como un reflejo automático, empecemos a tararear La Pollera amarilla. La primera mujer de la música tropical, ídola popular y multipremiada, ahora también se anima a otro escenario: el de las empanadas y las franquicias.

La creadora del hit que cruzó fronteras y generaciones, inauguró en 2024 dos locales propios —en Recoleta y Belgrano— bajo la marca La Bomba, empanadas tucumanas. Y en agosto pasado, con la misma energía que la hizo brillar en los escenarios, presentó su modelo de franquicias para expandir su emprendimiento gastronómico por todo el país y, más adelante, también fuera de la Argentina. Porque si Gladys "La Bomba tucumana" pudo conquistar al público con una canción, ¿cómo no iba a tentar al paladar con una buena empanada?

El emprendimiento lo comparte con su socia y amiga Marcela Zuliani, heredera de una familia dedicada a la gastronomía y servicio de catering desde hace más de 50 años. Ambas decidieron unir fuerzas: la impronta artística y popular de Gladys, con la experiencia culinaria y empresarial de Marcela. El resultado es una marca que ya tiene identidad propia, locales con un sello bien definido y un plan de expansión sólido.

Actualmente, además de los locales, La Bomba cuenta con una planta de producción en San Miguel de Tucumán, que elabora unas 80.000 empanadas al mes, con capacidad para abastecer a 50 locales. Entre la planta y los puntos de venta emplean a 32 personas. Las recetas son tradicionales y caseras: 12 variedades de empanadas hechas a mano, con los 13 repulgues que marcan la diferencia, acompañadas de humitas, tamales y un locro que ya se ganó su propia clientela.

Durante el evento de presentación del modelo de franquicias, Gladys recordó los orígenes de esta pasión: "Cuando era chica teníamos un horno de barro en el fondo de mi casa y mi mamita siempre me iba enseñando todo. Ponía dos kilos de harina para ella y otros dos para mí y amasábamos. Así aprendí los secretos de la cocina que hoy llevamos a cada local de La Bomba".

Con esa autenticidad como bandera, la artista asegura que este proyecto era un sueño pendiente: "Cada vez que comía una empanada en Buenos Aires me quedaba decepcionada. Yo quería traer los sabores de mi Tucumán y del norte, como los hacíamos en casa: sin pasas de uva y un toque de limón", dijo con humor.

Y sí, la pregunta del millón: ¿qué color predomina en los locales? Exacto, el amarillo. Porque si La pollera amarilla marcó su carrera, ahora es el tono que ilumina las paredes de su nueva aventura empresarial. Un detalle que suma un toque de humor y también de identidad inconfundible.

Para ser franquiciado de La Bomba se necesitan unos u$s60.500

Para diseñar y comercializar el modelo de franquicias, Gladys y Marcela se apoyaron en la consultora Canudas, una de las más reconocidas del sector. Juntos diseñaron los manuales operativos, las condiciones y el plan de expansión de la marca.

La inversión inicial para abrir una franquicia arranca en los u$s60.500. Se trata de una propuesta de baja barrera de entrada porque no requiere grandes locales ni una estructura de personal costosa: con un espacio de apenas 25 metros cuadrados y dos empleados ya se puede operar un punto de venta. El recupero estimado de la inversión ronda los 18 meses y la rentabilidad proyectada supera el 20%.

"El negocio es altamente rentable, de operación simple y con demanda sostenida todo el año. Está apalancado en un producto tradicional, de calidad reconocida y aceptación masiva", destacaron desde la consultora.

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Empanadas hechas a mano, 13 repulgues y toque de limón: el sello de Gladys "La Bomba tucumana"

El perfil de franquiciado que buscan es el de un emprendedor activo, dispuesto a involucrarse en la operación diaria. A diferencia de otros modelos, la franquicia no es llave en mano: cada socio debe acondicionar su local siguiendo los lineamientos de la marca, pero con libertad para elegir proveedores y avanzar de acuerdo a su presupuesto.

Como parte del paquete, la empresa ofrece capacitación integral para los franquiciados y sus empleados, además de asistencia continua. En este punto, Gladys y Marcela insisten: el objetivo no es solo vender un negocio, sino transmitir una tradición, una manera de entender la cocina y la hospitalidad. Por supuesto, como acción promocional, Gladys "La bomba tucumana", promete estar en cada inauguración y cantar sus hits.

La planta en Tucumán es el corazón de la operación: desde allí se producen las empanadas que luego se distribuyen congeladas a cada local. Esa centralización garantiza estandarización, calidad y costos controlados.

En una primera etapa, el foco del plan de expansión está puesto en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, pero a partir de 2026 la mira se amplía a los principales centros urbanos del interior y, más adelante, a países limítrofes. El objetivo primario es: alcanzar las 50 franquicias para 2030.

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Gladys "La Bomba tucumana" ofrece un negocio simple, rentable y basado en recetas tradicionales

"Estamos llevando un pedacito del norte a cada rincón de Argentina", afirmó Gladys en la presentación. Así como la música le permitió unir culturas, ahora quiere que sus empanadas sean embajadoras de Tucumán en todo el país.

Para quienes estén evaluando sumarse al negocio gastronómico, "La Bomba" aparece como una opción atractiva: baja inversión inicial, alta rentabilidad, respaldo de una marca en crecimiento y, sobre todo, el sello de una artista que logró transformar su historia en un nuevo fenómeno.

Después de conquistar los escenarios, Gladys "la bomba tucumana" ahora busca conquistar también las mesas argentinas con sus empanadas y un modelo de franquicias que promete expansión, rentabilidad y tradición. Con esta apuesta, la ídola popular transforma su sello artístico en un negocio gastronómico con identidad, llevando el sabor tucumano a cada rincón del país.