Vicentin: el grupo rosarino Grassi defiende sus propuestas tras las críticas de productores
Mientras que el juez Fabián Lorenzini, titular del juzgado civil y comercial de Reconquista, decidió prorrogar por 120 días hábiles judiciales la intervención de Vicentín, continúa vigente la medida de cramdown o salvataje, con el propósito de evitar la quiebra de la empresa cerealera.
El juez Lorenzini calificó la decisión de su juzgado como "razonable y necesaria" porque "si bien es cierto que se ha podido normalizar en gran medida algunos aspectos de aquella situación crítica, todavía se está lejos de poder aseverar que la concursada haya subsanado su problemática".
El concurso de Vicentin SAIC transita actualmente el período de "concurrencia o salvataje", donde se encuentra abierta la competencia entre las empresas interesadas para la búsqueda de las conformidades necesarias para un eventual acuerdo concordatario.
El plan del Grupo Grassi para rescatar a Vecentin y críticas de algunos productores
Y, es en esta instancia que se extenderá hasta fin de mes, en la que aún se discute acerca de la única propuesta realizada hasta la fecha, que pertenece al histórico Grupo Grassi. En las últimas horas, trascendió que podrían presentarse otras propuestas de Molinos Agro junto a LDC (Louis Dreyfus), Bunge y la Unión Agrícola de Avellaneda.
Pero por el momento el plan diseñado por Mariano Grassi es el que está sobre la mesa y cosechó algunas críticas y varias aprobaciones.
Grassi SA, que controla Commodities SA. fue el primer interesado en rescatar a Vicentin, la cerealera, que a fines de 2019 se declaró en cesación de pagos y meses después solicitó su concurso de acreedores y que, ahora, por decisión judicial, seguirá intervenida hasta el 8 de abril de 2026, "sin perjuicio de eventuales prórrogas o adecuaciones conforme a las circunstancias del caso y previa resolución fundada".
Ante algunas críticas de abogados representantes de productores, Mariano Grassi defendió su proyecto, sin obviar que entre los acreedores se encuentran entidades financieras, en particular, el Banco Nación, con el que Vicentin tiene una deuda de u$s300 millones. "En el caso de ellos, incluimos u$s70 millones en nuestra propuesta". Los directivos del banco estatal deberán votar si aceptan esta propuesta de salvataje, al igual que los productores y otros acreedores.
Vicentin tiene 1.300 acreedores en total. Si la mitad más uno, y el 66% del capital, adhieren a algunas de las opciones de la propuesta de salvataje presentada por Grassi SA, la histórica corredora de cereales rosarinas se quedará con la agroexportadora.
"Estamos en el 55% del capital, y hay que llegar al 66%. Hay compromiso de 400 productores; necesitamos llegar a 840, de un total de 1300. Tenemos su palabra, solo deben completar el proceso de aceptación digital a propuesta permite recuperar hasta el 200% de la deuda en diez años, pagando u$s10 extra por tonelada entregada. Ya hay comprometidas dos millones de toneladas de las 3,5 millones previstas", afirmó a los medios Mariano Grassi.
Según explicaron a iProfesional en la compañía rosarina, la apuesta por rescatar a Vicentin se produjo porque "básicamente vimos que Vicentin podía competir y generar resultados para poder repagar, siempre y cuando tuviese soja. "Para contar con esa soja había que competir con los participantes históricos de este mercado, los Cargill, los Bunge, los Dreyfuss".
La fortaleza de la propuesta del Grupo Grassi
El mecanismo propuesto por la corredora de granos es "priorizar una especie de sociedad comercial, no de acciones. Proponer que aquellos acreedores, fundamentalmente granarios, que acompañen la propuesta de poner de pie a la empresa, puedan recuperar con creces todas sus acreencias en moneda dura. En diez años, entregando soja, sin darle nuevo crédito, van cobrando sobreprecios que le permiten recuperar nominalmente el 200% en dólares. Si se cuenta la tasa y los costos de oportunidad, es el 100%. También hay esquemas similares para aquellos acreedores financieros que decidan dar nuevo crédito a Vicentin, que le permite recuperar y llegar hasta el 100%".
Una ingeniería financiera que tuvo algunos cuestionamientos porque el plan "propone un esquema que ubica automáticamente a quienes adhieran a ninguna de las opciones del menú de pago en una "propuesta residual". Esa propuesta equivale a un cobro teórico del 40% del crédito en 10 cuotas anuales, siendo la más significativa recién en 2036 y con un interés del 1,2% anual en dólares a partir del segundo año.
Ahora bien, la fortaleza del plan de Grassi radica en la experiencia en el rubro y en el flujo de mercadería para abastecer a la industria, porque "comprar soja es lo que sabemos hacer". Para la gente de Grassi, "el tema industrial está resuelto gracias al equipo de profesionales de Vicentin más algunos trabajadores calificados que vamos a integrar".
Además, aseguran que Cargill estará presente: "Será un socio que posibilitará ganar mercados en el exterior y tenemos un acuerdo para que nos pague la mercadería a las 48 horas del embarque, no al llegar a destino".
Con respecto a los trabajadores de Vicentin, los ejecutivos de Grassi reconocen lo "mal que la pasaron durante todo este proceso que se extendió por más de cinco años, pero los ayudamos para que la producción se normalizara y cobraran sus sueldos". Para Mariano Grassi, "lo peor ya pasó y Vicentin no va a cerrar ni perder sus activos".
Aún le resta convencer a muchos productores que su propuesta de cramdown representa el mejor de los mundos posibles para el futuro de la única cerealera argentina que exporta sus productos industrializados.