• 12/12/2025
ALERTA

Produce la "Ferrari" de las cosechadoras argentinas pero no puede pagar salarios: la fábrica está paralizada

La fábrica de cosechadoras Vassalli enfrenta otra crisis, que mantiene en vilo a más de 180 operarios. No se descarta una toma de la planta
19/11/2025 - 18:00hs
Produce la "Ferrari" de las cosechadoras argentinas pero no puede pagar salarios: la fábrica está paralizada

La histórica fábrica de cosechadoras Vassalli, ubicada en la ciudad santafesina de Firmat, volvió a quedar envuelta en un conflicto profundo que combina sueldos impagos, ausencia total de insumos, falta de inversiones y una conducción empresaria que, según los trabajadores, dejó de cumplir los acuerdos asumidos hace apenas unos meses.

El escenario es crítico para esta empresa que supo producir las "Ferrari" de las cosechadoras "Made in Argentina". Para tener una referencia, un modelo de alta gama como Vassalli V770, con hasta 480 hp de potencia y tecnología como piloto automático, se vende entre los u$s520.000 y los casi u$s600.000.

Sin embargo, hoy su situación es delicada: más de 180 operarios permanecen dentro de la planta en asamblea permanente, a la espera de definiciones inmediatas y sin señales claras de parte de la firma.

Vasalli enfrenta una crisis que impacta en los trabajadores

Para la ciudad, la situación no es nueva. Vassalli es el principal empleador industrial de Firmat desde hace décadas y su caída arrastra al conjunto del entramado económico local. Por eso, cada crisis en la fábrica se convierte rápidamente en un hecho de impacto regional.

Esta vez, el conflicto recrudeció cuando la nueva conducción empresaria, a cargo de la familia del empresario avícola entrerriano Eduardo Jorge Marsó, incumplió el acuerdo firmado con los trabajadores para normalizar los salarios atrasados y reactivar la producción.

Diego Romero, secretario general de la UOM Firmat, describió la situación de manera directa. "La familia Marsó hizo poco por llegar a un acuerdo. Todo lo que habíamos logrado era por los trabajadores. Fue todo un sacrificio poder llegar a un acuerdo para poder reabrir la planta, sacrificando horas de trabajo, el no pago del aporte de la obra social", afirmó.

Según explicó, el convenio establecía un plan de pago de seis cuotas para saldar la deuda salarial acumulada, pero ni siquiera se cumplió la primera: "Habíamos acordado de hacer la deuda en 6 pagos, y ya llegamos al vencimiento y no pagaron la primera cuota del arreglo salarial que habían acordado. Ni siquiera llegaron a pagar la primera cuota. Mañana vence la quincena y no hay intenciones de pagarla".

A la falta de pagos se suma la parálisis total de la producción. Los trabajadores aseguran que la empresa no invirtió en insumos ni materiales desde que asumió el control. "No entró un tornillo. Ni chapas, ni pintura, motores, nada. Sabemos que hay posibles inversores interesados en la empresa, pero ellos no la quieren vender", señaló Romero.

La línea de montaje está detenida desde hace semanas. La única tarea que continúa es la fabricación de repuestos, impulsada por los propios operarios. "Se está trabajando en repuestos, para tener stock por si esto se complica, hacernos cargo de la empresa con algo", indicó.

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El conflicto escaló en las últimas horas

Ese parate, explican los trabajadores, se agravó porque la empresa había informado que tenía nueve máquinas vendidas. Les pidieron que no tomaran vacaciones para terminarlas antes de fin de año. "En el acuerdo nos pidieron que no nos tomemos vacaciones hasta que no terminemos esas máquinas. Nos pareció excelente y acordamos eso para pasar fin de año tranquilos. No entró motor, pintura ni nada. Solo un radiador para una máquina que estaba casi lista, y nada más", relató Romero. Y agregó una advertencia sobre el ambiente interno: "Con esta situación no la vamos a dejar salir a esa máquina. Si esto sigue así a la máquina la vendemos y la ganancia la repartimos a la gente".

Una historia marcada por los conflictos

La crisis actual no es un hecho aislado. Vassalli arrastra una secuencia de problemas financieros y organizativos que se remontan a más de una década. La firma, fundada en 1949 por el industrial Roque Vassalli, fue durante mucho tiempo una referencia nacional en maquinaria agrícola. En los años 90 llegó a producir modelos propios de cosechadoras que competían con marcas internacionales. A la par, la planta empleaba a más de 500 personas en Firmat, convirtiéndose en el motor económico de la ciudad.

Sin embargo, a partir de 2016 la situación comenzó a complicarse. Ese año la empresa entró en concurso preventivo y fue administrada parcialmente por un grupo de concesionarios. En 2018, tras un período de atrasos salariales prolongados, los propios trabajadores tomaron la fábrica para evitar lo que definían como un proceso de vaciamiento. Luego de distintos intentos de ventas fallidas, la firma quedó en manos de distintos grupos inversores que no lograron estabilizarla. Entre 2019 y 2022 hubo paradas de planta, retiros voluntarios masivos, suspensiones y reestructuraciones constantes.

En 2023 y 2024, la empresa volvió a aparecer en medios nacionales por conflictos vinculados a sueldos adeudados y paralizaciones intermitentes. Este período estuvo atravesado por la búsqueda de un comprador que garantizara la continuidad. Finalmente, a mediados de 2024 se confirmó la venta a la familia Marsó. La expectativa inicial era que el desembarco de un empresario con actividad industrial propia en Entre Ríos permitiera oxigenar la planta y asegurar el flujo de insumos necesarios para recuperar la producción.

Esa expectativa no se cumplió. Los trabajadores sostienen que la nueva conducción prácticamente no se presentó en la fábrica. "Hicimos un recorrido por la planta e hicimos una reinauguración simbólica. Fue la única vez que vinieron a hacer rostro. La gente lo quería sacar, pero la gente es buena. No pisaron más la planta", señaló Romero.

A este distanciamiento se sumó un episodio que tensó aún más la relación y tuvo como protagonista a Florencia Arietto, Senadora Nacional y abogada abocada a temas sindicales, que fue convocada por la empresa con un rol difuso en un intento de mediación. Los trabajadores decidieron expulsarla de la planta y retomaron las protestas. "Con lo de Arietto nos dimos cuenta que no tienen buenas intenciones. Queremos que la planta esté abierta", remarcó Romero.

Un presente sin ingresos y un futuro incierto

El conflicto llega en un momento en el que la fábrica no registra ningún ingreso económico. Los trabajadores aseguran que no se están realizando ventas, que no entran insumos y que no existe un plan de producción. "Hoy no entra un solo peso. No están vendiendo. No entra nada de insumos", apuntó el dirigente metalúrgico. Eso profundiza las dudas sobre el modelo de gestión actual y sobre la capacidad de sostener la planta a corto plazo.

Ante el silencio de la patronal, los operarios permanecen dentro de la fábrica a la espera de definiciones. "Los 180 obreros están dentro esperando qué hacer. Si la tomamos o no", afirmó Romero. El gremio, sin embargo, insiste en que no busca avanzar hacia una ocupación formal. "No queremos que se tome la planta. No queremos hacerlo. Si los dueños no están capacitados, que den un paso al costado, que hay gente interesada en hacerla trabajar".

La UOM también sostiene que el conflicto se viene denunciando desde comienzos de 2024. "Desde enero de 2024 estamos denunciando esto. No había forma de que dialoguen con nosotros", aseguró el dirigente. La preocupación principal es que la empresa quede nuevamente paralizada por meses, como ocurrió en crisis anteriores, con un impacto directo en la vida económica de Firmat.

Por ahora, las instancias de mediación no dieron sus frutos. En las últimas horas, hubo un nuevo intento en la ciudad de Rosario, pero sin chances de destrabar el conflicto. El Ministerio de Trabajo provincial intervino en meses anteriores, pero los acuerdos firmados no se cumplieron. En este contexto, la fábrica opera prácticamente sin dirección y la tensión crece día a día.

La situación de Vassalli vuelve a poner en discusión la posibilidad real de sostener un proyecto industrial argentino en un sector dominado por grandes multinacionales, pero también evidencia la dependencia de Firmat respecto de su principal empleador. Con la planta detenida, sueldos adeudados, promesas incumplidas y un horizonte incierto, el conflicto amenaza con profundizarse en los próximos días.

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