Una cadena hotelera de lujo se ajusta a la crisis
Four Seasons Hotels & Resorts, famoso por sus hoteles de lujo, decidieron eliminar algunos de los detalles más emblemáticos de la cadena, rendida ante las presiones de algunos de los dueños de las propiedades que llevan su nombre y que hoy atraviesan problemas financieros.
Muchos hoteles Four Seasons dejaron de lucir grandes jarrones con flores frescas. Otros cierran sus restaurantes de alta categoría durante los días de menos actividad. Y algunos comenzaron a tercerizar el servicio de lavandería.
Las medidas pueden parecer pequeñas —y muchos huéspedes ni siquiera las notan— pero son sísmicas para una marca como Four Seasons, que construyó su reputación en base a un servicio impecable y fue pionera de servicios con un alto componente de atención personal, como spas y lustrado de calzado gratuito.
La empresa tiene cinco hoteles en América latina, ubicados en Argentina, Costa Rica, México y Uruguay.
En el pasado, la cadena, que tiene contratos a largo plazo con los hoteles que administra, consideró las desaceleraciones económicas como ciclos pasajeros que no justificaban alterar su fórmula costosa pero exitosa.
Esta vez, sin embargo, Isadore Sharp, el fundador y presidente ejecutivo de Four Seasons, accedió a algunas concesiones siempre y cuando no perjudiquen el servicio.
"Como la mayoría de las compañías, cuando las cosas van bien siempre se alcanza cierto nivel de exceso", indicó Sharp en una entrevista en la sede central de Four Seasons en Toronto. Ahora, agregó, "habrá cambios que se incorporarán de manera permanente que serán más eficientes".
No es que Sharp haya tenido muchas opciones tampoco. De los 82 hoteles que llevan la marca Four Seasons, por lo menos 12 atraviesan problemas financieros.
El año pasado, los niveles de ocupación en los hoteles de la cadena en Estados Unidos promediaron 57%, y los ingresos por habitación disponible cayeron 26 por ciento.
Incluso con tarifas de habitaciones que promedian los u$s400 por noche, muchos hoteles Four Seasons no pueden generar el efectivo suficiente para pagar tanto intereses como costos operativos.
En tanto, los hoteles Four Seasons en Maui y Seattle están incumpliendo los pagos de sus hipotecas, y los acreedores embargaron uno en Dallas.
En Barbados, un Four Seasons cuya construcción quedó estancada fue rescatado por una garantía de préstamos del gobierno de Barbados.
En marzo, el propietario de cuatro hoteles Four Seasons en San Francisco y Miami vendió una participación de dos tercios en las propiedades para aliviar sus cargas de deuda, lo que salvó al hotel de San Francisco del embargo.
Incluso el icónico Four Seasons de Nueva York, el hotel insignia de la cadena, que opera en uno de los mercados de negocios más importantes del mundo, casi se mete en problemas con sus acreedores este año cuando no logró cumplir los requisitos para extender su hipoteca porque no generaba el suficiente flujo de caja.
El dueño del hotel evitó el incumplimiento de su deuda hace poco al pagar parte del capital principal y agregar otra propiedad como colateral, informó un artículo de Wall Street Journal.
Las tensiones entre los dueños de los hoteles y los administradores no son inusuales ya que intentan coexistir de forma tal que el negocio sea rentable para ambos.
En un momento, el propietario y el gerente de un hotel eran la misma empresa. Pero en la década de los '80, la industria comenzó a dividirse en dos grupos, con algunas compañías que poseen la propiedad y otras que administran las operaciones del hotel.
Hoy, Hilton Worldwide y Marriott International, también cadenas de lujo, son dueñas de sólo un pequeño porcentaje de los hoteles que llevan su nombre.
Four SeasonsSharp, hijo de polacos, construyó su primer hotel en Toronto en 1961.
Durante las décadas siguientes, desarrolló la reputación de Four Seasons como un hotel que brinda un servicio atento y que mima a huéspedes adinerados.
Pero en 1986, Four Seasons comenzó a vender sus hoteles. Hoy ya no es dueño de ninguno y es puramente una empresa administradora.
La empresa dejó de cotizar en la bolsa en 2006, en un acuerdo de u$s3.700 millones que le dio al príncipe saudita Alwaleed bin Talal una participación de 45% y a Cascade Investment, del fundador de Microsoft Bill Gates, otro 45 por ciento.
Sharp, quien hoy tiene 78 años, se quedó con 10% y se mantuvo como presidente ejecutivo.
Aunque pueden pertenecer a distintos propietarios, los hoteles y las empresas administradoras tienen una relación cercana estipulada en su contrato de gerencia. Los contratos pueden dictar casi todos los aspectos de cómo se debe operar un hotel, incluido cuánto dinero dedicarle a la decoración.
Un típico contrato de Four Seasons, que puede extenderse por 60 años, le garantiza a la cadena una tarifa de administración igual a 3% o 3,5% del ingreso de un hotel sin tener en cuenta ningún costo laboral. Four Seasons también obtiene un porcentaje negociable de las ganancias del hotel.
Entre las medidas sugeridas por los propietarios para ahorrar costos -que Four Seasons aceptó- está tercerizar el servicio de lavandería, simplificar el menú, eliminar trabajos que se duplican y combinar puestos de gerencia.
Lo que no aceptó fue combinar las tareas de los conserjes y de los empleados que registran a los huéspedes, eliminar las bonificaciones de los trabajadores o suspender el servicio a la habitación entre la medianoche y las 4 a.m.