El alcalde de Londres, Boris Johnson, pidió este fin de semana alivianar las exigencias para estudiantes extranjeros que quieren ingresar en entidades académicas británicas. 

El funcionario del partido conservador explicó cómo el año pasado los ministros del Reino Unido introdujeron nuevas reglas para eliminar un montón de escuelas de baja credibilidad y esto envió una "mala señal" al mercado global de educación ejecutiva.

"La política sobre las visas está, en mi opinión, enviando la señal incorrecta. Hay tantas estipulaciones que estamos comenzando a perder parte del negocio frente a Australia, Estados Unidos y Canadá", dijo Johnson al diario británico The Telegraph.

"Necesitamos enviar una fuerte declaración de bienvenida para asegurar que el sistema de visas no es un destierro para los estudiantes internacionales", agregó el alcalde, quien anunció además la creación de una Comisión de Exportación de Educación con el gobierno central para examinar si los alumnos extranjeros están eligiendo cursar en otros mercados, y "para asegurarnos de que si el Gobierno decide hacer cambios al régimen de visas, no dañe a un sector que en Londres es tan fuerte y tan valioso".

Gran Bretaña, el mayor mercado de educación ejecutiva del mundo y el de mayor trayectoria, comenzó a endurecer las políticas para la adjudicación de visas a estudiantes en 2011. Algunas medidas fueron exigir un nivel de idioma más avanzado y la imposibilidad de permanecer en el país luego de graduarse de la carrera de grado sin un trabajo fijo que pague más de 20.000 libras esterlinas al año.

La polémica salió a la luz luego de que más de 2.000 alumnos de la Universidad Metropolitana de Londres fueran dejados en condiciones de ser deportados por los cambios introducidos al sistema de visado.

Según The Telegraph, las universidades británicas obtienen cada año más de 2.500 millones de libras esterlinas gracias a las inversiones de alumnos extranjeros en sus prestigiosos programas, y según el alcalde, "ayudan a subsidiar el sistema universitario" del Reino Unido.