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¿Tarjeta o préstamo personal?: qué opción conviene tras suba del costo de los créditos

Las tasas de interés de referencia que les pagan los bancos a los mayoristas se incrementaron cinco puntos porcentuales desde enero a 26,5 por ciento
18/02/2014 - 11:06hs
¿Tarjeta o préstamo personal?: qué opción conviene tras suba del costo de los créditos

En lo poco que ha transcurrido del año, la tasa de interés de referencia Badlar (la que pagan los bancos por los depósitos a plazo fijo mayoristas) trepó nada menos que cinco puntos porcentuales.

Pasó casi del 21% al 26,5%, alcanzando así el nivel más alto desde la crisis de Lehman Brothers, en octubre de 2008.

Este avance en los rendimientos de las colocaciones tiene como principal objetivo defender al peso frente a dos variables clave: inflación y suba del dólar, que inducen a los argentinos a desprenderse más rápidamente de la moneda local.

En tanto, el Banco Central mantiene firme su objetivo de retirar una buena cantidad de esos pesos del mercado, como una forma de restar algo de presión a la plaza cambiaria. Y lo hace a través de las licitaciones de Letras y Notas que realiza en forma periódica.

Cabe recordar que en la última de ellas succionó nada menos que $11.300 millones y el total esterilizado en lo que va del año ya asciende a unos $30.000 millones.

Claro está que esta iniciativa de aspirar más pesos -sumada a la suba de tasas- tiene su lado "b", dada por el encarecimiento de las líneas de crédito que ofrecen las entidades bancarias. En especial, aquellas destinadas al consumo.

Este movimiento alcista ya había comenzado sobre finales de año, cuando las tasas nominales para préstamos personales se estacionaron en el 39 por ciento.

Pero ese porcentaje ya quedó en el pasado: en la actualidad no bajan del 45%, salvo excepciones. Un movimiento similar se registra en el caso del financiamiento vía tarjetas de crédito.

Los analistas consultados por iProfesional anticipan que este panorama alcista, lejos de moderarse, se mantendrá firme en los próximos meses.

A cancelar el saldo de tarjeta

El encarecimiento del crédito, hace que pagar la totalidad del saldo del resumen de la tarjeta al vencimiento sea un "buen negocio", ya que el Costo Financiero Total (CFT) ha trepado a casi el 80 por ciento.

Esto produce un fuerte impacto en buena parte de los bolsillos de la clase media, que muchas veces por restricciones presupuestarias sólo cancela una porción de la deuda y financia el resto.

Cabe recordar que a la tasa nominal anual (TNA) que cobran las entidades (del orden del 45% al 50%) hay que sumarle el 21% de IVA, los tres puntos porcentuales por el seguro de vida y el interés compuesto, entre otros, que hace que esa cifra derive en un CFT del 80%.

Los préstamos personales también se han encarecido. Quien se disponga a solicitar, por ejemplo, $10.000 a 12 meses en un banco de primera línea (Santander, BBVA, ICBC o Citi) deberá asumir un costo financiero total superior al 80% y de hasta algo más del 100 por ciento.

Tarjetas vs. préstamo

En este contexto, resurge el interrogante de cuál es la línea de financiamiento más conveniente y la que más eligen los argentinos.

Por lo pronto, la colocación de préstamos personales y de montos financiados con tarjetas de crédito muestran que casi ocho de cada diez clientes bancarios han optado por esta última vía de financiamiento, según datos del Banco Central.

Las cifras correspondientes a diciembre dan cuenta de que se otorgaron nuevos préstamos personales por unos $5.400 millones, lo que implica una suba del 24% frente a igual mes del período anterior.

En tanto, los montos que pasaron a engrosar los saldos de las tarjetas ascendieron a $18.000 millones, lo que marca un crecimiento del 50% en igual lapso.

De la comparación entre ambas líneas (plásticos vs. personales) surge una relación de 3,3 veces a favor de las tarjetas, uno de los niveles más altos desde julio de 2009.

Cabe apuntar que un año atrás esa relación era de 2,3; y en el 2012 apenas superó las 2,4 veces en el promedio anual.

Uno de los motivos de la ampliación de la brecha es la gran diferencia en las tasas de interés que se pagan por un préstamo personal respecto a las tarjetas.

En primer lugar, existe una marcada distancia a favor de los plásticos, ya que la tasa promedio del mercado (TNA) es del 50%, frente al 65% de los créditos a individuos.

Esta brecha se agranda en ambos casos cuando se incorporan todos los gastos y comisiones que componen el costo financiero total.

Para los analistas consultados por iProfesional esta diferencia -sumada a la practicidad y al impulso de las cuotas- explica por qué el público prefiere el tarjeteo.

Si se pone la lupa en las cifra de algunas entidades financieras surgen algunos datos dignos de mención:

• Las brechas más altas se observan en los bancos Columbia, Servicios y Transacciones y Saenz, que "castigan" con un costo financiero total para préstamos que supera en hasta 3 veces al de los plásticos.

• Las entidades que presentan las mayores aperturas entre tasas son las que también cobran los recargos más altos.

• Así, por ejemplo, el Banco Servicios y Transacciones "castiga" con un 85% los gastos con tarjeta. Y con más del 200% a un préstamo personal (CFT).

• Entre los bancos de primera línea, el Ciudad cobra una de las tasas más bajas del mercado. No obstante, en términos de costo financiero, un crédito personal es casi 2 veces más caro que recurrir al plástico.

• Finalmente, bancos como HSBC, Macro o ICBC, son los que muestran el menor gap, con apenas una distancia del 1,1 en promedio (ver cuadro).

En cuanto a los bancos líderes, el ranking es el siguiente:

Según Belén Olaiz, economista de Abeceb.com, "ya en diciembre se verificó un alza en el financiamiento con tarjeta, que luego se trasladó a enero, explicada enteramente por un aumento del crédito en pesos".

Uno de los factores que sin dudas impactó fue "el traslado a pesos de deudas tomadas en dólares, ya que en el primer caso se contrajeron más del 22% con respecto a noviembre", afirma Olaiz.

Y agrega: "Esta caída refleja el recargo del 35% sobre el turismo y su extensión a todas las compras en moneda extranjera".

Tarjeteo vs. cash

Si bien durante mucho tiempo en la Argentina prevaleció el uso del efectivo por sobre cualquier otro medio de pago, desde un tiempo a esta parte esa tendencia se ha ido modificando.

Por un lado, fue relevante la decisión del Banco Central de alentar el uso del dinero bancarizado, elevando los montos de las transferencias sin costo e impulsando la tarjeta de débito.

Pero también fueron clave las alianzas entre las emisoras, bancos y diferentes comercios.

"La tarjeta de crédito es un instrumento cuyo uso es y seguirá siendo creciente. En Argentina va reemplazando cada vez más al circulante, como ocurre en otras partes del mundo", afirma Méndez.

"También -agrega- tienen su propia dinámica y ´mata´al préstamo personal por los beneficios que ofrece".

Méndez agrega que "en muchos casos resulta más barato comprar con tarjeta que en efectivo por las rebajas que se obtienen en distintos rubros". 

Ventajas y desventajas

En primera instancia, las tarjetas de crédito y los préstamos personales ofrecen soluciones financieras similares, pues ambos instrumentos aportan liquidez para hacer frente a determinados gastos.

No obstante, es marcadamente diferente hacerlo a través de una u otra forma.

Los préstamos personales posibilitan financiar consumos generalmente por montos mucho más elevados y atados a una devolución a mayor plazo en comparación con los plásticos, que son utilizados más para el día a día.

Pero las tarjetas, cuentan con otras ventajas, como la del menor interés (si el saldo de la tarjeta se cancela mes a mes en su totalidad) o la devolución de un porcentaje de las compras y programas de puntos.

"Para determinados consumos las tarjetas son más prácticas y económicas. Un crédito personal, en cambio, obliga a ir al banco, completar formularios y realizar trámites. Las propias entidades han hecho que se tornen muy atractivas y vuelcan sus estrategias a impulsar más su uso", agrega Andrés Méndez, economista de AMF.

"doble conveniencia".

El analista hace referencia al cortoplacismo que ha impuesto el actual modelo económico -que favorece su utilización- y el vuelco de las entidades a promocionar su uso para el llamado "crossselling".

Es decir, que las tarjetas y sus beneficios se han constituido en la puerta de entrada para ganar clientes y luego ofrecerle otros productos del mismo banco, como seguros, paquetes de cuentas, entre otros.

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