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Las mujeres ya son un tercio del alumnado en escuelas de negocios de Argentina

Ya no retrasan el ingreso al posgrado por temas familiares y exigen a las empresas y academias mayor flexibilidad para completar su formación
20/06/2014 - 09:00hs
Las mujeres ya son un tercio del alumnado en escuelas de negocios de Argentina

Las mujeres son la mitad de los consumidores, las tomadoras de decisiones en la casa y la mitad de la fuerza laboral. Sin embargo, por lo general en las empresas aún les queda mucho por mejorar en la escala ejecutiva.

Se trata de un fenómeno multicausal, pero parte de él se explica porque pocas las que alcanzan los altos niveles de capacitación que habilitan el acceso a cargos superiores, muchas menos que sus contrapartes masculinas.

"La matrícula universitaria hoy en la Argentina es más de un 50% femenina y se reciben más mujeres que hombres. Así que ingresan a las empresas y al mundo laboral, en principio, en iguales condiciones", afirmó al respecto Marcela Cristini, asesora temática del Grupo de Diversidad del Instituto IDEA.

La disparidad de género en este aspecto aparece entonces en etapas posteriores. Aunque el panorama parece augurar un futuro más optimista: de acuerdo a un relevamiento de este medio en las principales escuelas de negocios de la Capital y Gran Buenos Aires, la cantidad de mujeres en esas entidades crece a paso sostenido.

Si se toma como paradigma un programa clave como la maestría en administración de empresas (MBA por sus siglas en inglés), las estudiantes representan entre un 30% y 40% del alumnado en los últimos años.

Así sucede, por ejemplo, en el MBA de la Universidad del CEMA, que en su clase de ingresantes en 2013 tuvo un 32% de mujeres. "Es casi una foto de lo que ocurre a nivel profesores full-time. Exactamente un tercio de los docentes del programa somos mujeres. Ha habido un crecimiento de la presencia femenina, hace cuatro o cinco años atrás estábamos en el orden del 25%", dijo a Campus-iProfesional la directora del programa, María Alegre.

Esto indica que, de a poco, esta mayoría de egresadas en las carreras de grado hace su entrada a los posgrados y cursos para profesionales. "Nuestros alumnos ingresan al MBA en promedio con 12 años de experiencia de trabajo. Por lo que quizás es cuestión de esperar una década y ver qué pasa. Mi expectativa es que la brecha se va a seguir achicando", opinó al respecto Alegre.

En lo que respecta a carreras corporativas en general, incluso hay ejemplos extremos que confirman ese rumbo: "En estos últimos años, la inclusión de las mujeres a los estudios de posgrado ha crecido de manera significativa. Conforman aproximadamente el 65% de los cupos en el área de Negocios, dejando a los hombres con el 35% restante", destacaron desde la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES)

No obstante, las estudiantes si parecen orientarse a ramas específicas. Por caso, son el 43% del alumnado de posgrado en la Universidad de San Andrés. "Pero el programa en Administración de Organizaciones sin Fines de Lucro (POSFL) tiene un 90% de mujeres; la Maestría en Marketing y Comunicación ronda el 60%; y el Posgrado en Recursos Humanos, 80%. En cambio, en el MBA y las Maestrías en Finanzas el porcentaje se encuentra entre el 30%, y en Gestión de Servicios de Tecnología y Telecomunicaciones (MGSTT) está en 20%", resaltaron en la Universidad.

Alicia Caballero, directora de la Escuela de Negocios de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), es una excepción a esta regla, ya que se especializó en finanzas y enseñó materias duras tanto en el MBA como en el área de posgrado. Pero ella también registra este mismo fenómeno: "Tienen mayor participación en estudios de marketing y negocios internacionales. En las áreas más duras, es un poco menor y esto responde a la intervención de las mujeres en las empresas, sobre todo en niveles medios", explicó.

Es decir, existe un avance de este género en la formación profesional pero con un matiz que es reflejo de su inserción más tardía en los puestos directivos. "En general, en el máster full time, que tiene el promedio de edades más joven, tenemos una presencia femenina de entre el 30 y el 50 por ciento. Pero en formación ejecutiva, donde vienen personas con un rol más alto dentro de las organizaciones, es baja y ha crecido muy poquito", apuntó Virginia Sarria Allende, vicedecana de IAE Business School.

Es decir, las alumnas todavía no abundan en las clases para ejecutivos senior, algo que no es de extrañar si se considera que sólo ocupan el 10,8% de los cargos ejecutivos y el 5% de los puestos de directorio en la Argentina, de acuerdo a los últimos datos relevados por el Grupo Diversidad de IDEA. Esto ubica al país al nivel de naciones como Indonesia, lejos del 40% que detenta la nación líder en esta materia, Noruega.

Sin embargo, la vicedecana de IAE considera que esta alza en la participación femenina en las maestrías puede considerarse como un anticipo de lo que sucederá en el futuro en las empresas, ya que "es patente que más mujeres están estudiando programas de negocios".

Unas "maestras"

En el plano del profesorado hay una mayor dispersión que en el de las alumnas. 

Hay casos como los de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y la de San Andrés, en los que las mujeres ocupan la mitad de los cargos de dirección de carreras de posgrado.

Pero según pudo averiguar este medio, la plantilla de docentes mujeres en escuelas de negocios, en el mejor de los casos, apenas supera el 30%, pero en algunas entidades llega a ser de tan sólo el 15.

¿A qué se debe? Todas las fuentes consultadas negaron que existan en la carrera académica trabas de género. "Mi impresión es que vinimos más tarde, porque las escuelas de negocios surgieron, se desarrollaron y la participación de la mujer fue posterior. Las mujeres en cargos directivos incluso fue en algún momento como una novedad", admitió Sarria Allende. En 1997 ella fue la primera profesora full time en el IAE, la primera a cargo de un área y en entrar luego al Consejo de Dirección. "Pero nunca lo vi como una lucha o una conquista", aseguró.

"Desconozco las estadísticas de formación a nivel doctorado. Pero estimo que lo que se ve es un reflejo del filtro mayor para acceder a este tipo de posiciones, que es el nivel académico.", dijo al respecto Alegre desde UCEMA.

además del background académico, "buscamos personas con una práctica profesional muy desarrollada, ya sea en empresas, como emprendedores o consultores", agregó la directora de la Escuela de Negocios de la UCA. Tampoco es un tema menor, agregó Caballero, "que la mayoría de las clases en estos niveles superiores se ofrecen en horarios vespertinos o de noche, lo cual es complejo para mujeres que además quieren conciliar el trabajo con otras obligaciones".

Las profesoras tienen mucho que aportar en la enseñanza de materias de negocios. "Generan un enfoque más multivariable, amplio, tienen una mirada más comprehensiva de las cosas" y así "complementan la perspectiva masculina", coincidieron Sarria Allende y Caballero.

Esta última directiva agregó que las profesoras, "por lo general se destacan más en disciplinas con componentes sociales o psicológicos, como liderazgo o trabajo en equipo. Y esto es importante porque cada vez más se piden las materias 'soft'", lo que podría augurarles un futuro promisorio a estas expertas.

Conciliación y flexibilidad

De acuerdo a las expertas consultadas, es muy probable que la tendencia de tener más mujeres en las escuelas de negocios continúe creciendo en los próximos años. "Cada vez las oportunidades de carrera en las empresas son mayores. Veo una generación de jóvenes tremendamente aguerridas y comprometidas, que encuentran artilugios complejos para articular entre lo que son trabajos muy exigentes, un programa académicamente demandante en horas, trabajo de equipo, estudio en exámenes, y su vida personal", comentó al respecto Alegre.

Al contrario de lo que sucedía hace unos años, tampoco están retrasando su ingreso a las escuelas de negocios por temas familiares. Por el contrario, la directora del MBA de UCEMA asegura que esto "impacta pero no es un factor determinante".

"Me sucede mucho en entrevistas de admisión encontrarme con jóvenes que admiten que lo ideal sería esperar uno o dos años para sacarle el jugo al programa, pero quieren hacerlo porque tienen pánico de luego tener que balancear la familia con el estudio. Y ningún hombre te dice eso", comentó la directora del MBA.

No obstante, aseguró que no es extraño ver alumnas que cursan "con una panza de embarazo enorme, o se toman el mínimo tiempo de tres meses de posparto y ya están de nuevo en el aula y la oficina".

La familia no es el único factor condicionante. Según apuntó Cristini, a diferencia de lo que ocurre en grandes compañías o en subsidiarias argentinas de las multinacionales, en muchas de las Pyme locales aun "es muy difícil promover mujeres y es complejo establecer mecanismos de acceso a mecanismos de promoción, como ir a una escuela de negocios".

Apuntó que este desnivel no se debe a que se establezca una diferencia de género a la hora de asignar capacitaciones, sino a que en el fondo "las empresas en la Argentina no tienen un entorno ideal de negocios. Están mirando el día a día, tienen muchos temas en carpeta y queda relegada la preocupación por ofrecer igualdad de oportunidades".

En ese marco, Cristini, quien también es economista de la Fundación FIEL y estudia desde hace tiempo la inserción femenina en el mundo del trabajo, sugiere que las compañías deben comenzar a mirar el momento justo en el cual ofrecer la capacitación para que ésta no se proponga "sólo para un rango que se está formando entre los 30 y 35 años, una edad en la que las mujeres están también atendiendo temas familiares".

"Las empresas tienen que aprender a ser flexibles. Algunas están incorporando aspectos de flexibilidad, pero está lejos de ser masivo", aseguró, y propuso como opción para quienes no pueden asumir el compromiso del MBA, que se permita hacer "cursos de nivelación que equiparen en términos productivos".

En este sentido, la vicedecana de IAE consideró que es un desafío para las escuelas de negocios acompañar el esfuerzo que realizan las alumnas para conciliar el estudio con sus otras responsabilidades, "facilitándolo con formatos que hagan más accesible la cursada a la mujer, programas 'blended' por ejemplo y experiencias más variadas. Eso va a ser un factor de equiparación".

En la misma línea, Alegre destacó que el MBA de UCEMA tiene un formato modular que permite "esquemas de cursada personalizados y acompaña los cambios de ritmo que las personas requieren. Esto les pasa a todos, no solo a la mujer. El MBA es una etapa de la vida laboral en la que es muy común que las personas cambien de trabajo, de puesto, o que aparezcan imponderables que obligan a hacer replanteos".

Pero esta deseada flexibilidad no descansa solo en los hombros de empresas y escuelas de negocios: "La sociedad tiene que procurarque todos puedan realizar su programa profesional y personal", continuó Cristini y remarcó que "hace falta legislación que acompañe los cambios para aprovechar las capacidades de las mujeres, que son muchas y diversas a los de los hombres".