Como todos los dí­as, la abogada de la AFIP Virginia Arriola pide un expediente en la mesa de Entradas de la Secretarí­a n° 8 del Juzgado en lo Civil y Comercial 3 de Lomas de Zamora. Esta vez, ni siquiera apoya sus carpetas sobre el mostrador. "Estoy apurada y acá siempre encuentro los expedientes rápido, hay mucho orden", dice sonriendo.

A esa hora de la mañana, alrededor de las 10, son pocas las personas que hacen cola afuera de la Secretarí­a n° 8 y los empleados de la mesa aprovechan para reacomodar los expedientes de color rosado prolijamente apilados en los estantes de madera.

En tanto, Elisa, que es boliviana y está realizando un trámite de naturalización, sabe que dispone de una mesa especial para llenar los formularios sentada cómodamente, y se dirige hacia allí­, lejos del flujo de abogados que antes la apuraban cuando compartí­an la fila.

Elisa cuenta que está contenta porque le facilitan la tarea, aunque desconoce que ese juzgado pertenece a un reducido número de organismos judiciales que, preocupados por la gestión de calidad, desde el año pasado se acercan al IRAM (Instituto de Normalización) para certificar sus servicios con las Normas de Calidad ISO.

En el paí­s, por ahora son sólo dos los juzgados de primera instancia certificados con las Normas ISO 9001: 2000. Además del Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Civil y Comercial n° 3 de Lomas de Zamora, está el de Cobros y Apremios de la II Nominación de Tucumán. En el caso del Juzgado Civil n° 94 de la Capital, aún no recibió la certificación pero es uno de los pioneros en la materia. 

"El proceso que culmina en la certificación de calidad es engorroso y complejo", cuenta Jorge Lancellotti, a cargo de la Secretarí­a 8 del juzgado de Lomas, "en nuestro caso comenzó en el 2000 y hasta ahora los resultados han sido muy positivos, por ejemplo, redujimos de 115 a 60 dí­as corridos el dictado de sentencia en las ejecuciones fiscales; despachamos en el dí­a las ejecuciones fiscales de la AFIP y en cuanto a los plazos procesales, bajamos de meses a dí­as el tiempo que va desde el ingreso del expediente al primer auto".

Entre los requerimientos de las normas de calidad, los juzgados deben medir los tiempos que les llevan todos sus procesos, desde que ingresa el expediente en mesa de entradas hasta que se dicta sentencia. "Por ejemplo, medimos cuánto tarda un empleado en redactar un auto", cuenta Lancellotti. "Los errores, las omisiones, hasta la programación del cargo, todo se registra y forma parte de un proceso que puede ser perfectible", agrega.

Marcela es procuradora y empleada de un estudio jurí­dico. Está esperando revisar su casillero de expedientes y comenta, satisfecha, "Hacen encuestas sobre el servicio, nos preguntan qué opinamos y lo mejor es que nos atienden su¿súper rápido", cuenta.

Otra procuradora, Carolina, saca un número para ser atendida en la mesa de entradas del Juzgado Civil n° 94 y dice que "el juzgado funciona muy bien, es ordenado, además, los chicos de mesa de entradas vuelan".

"En definitiva lo que buscamos todos los funcionarios judiciales es que los judiciables estén satisfechos", remata la jueza Federico, titular del Juzgado Civil 94. "Ellos son los protagonistas de este proceso", concluye.

Maria del Carmen Bourdin

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