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Emilio Cárdenas: "Presentamos al mundo una imagen peligrosa, plagada de fragilidad"

El ex representante ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y ex embajador argentino habló con iProfesional sobre la gira europea del Presidente
03/02/2020 - 06:36hs
Emilio Cárdenas: "Presentamos al mundo una imagen peligrosa, plagada de fragilidad"

Más por necesidad que por elección, el Gobierno se ha abierto al mundo en los últimos días al programar una visita a Israel y luego al Vaticano, para continuar estos días por una gira por potencias europeas que integran el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) y que pueden ser clave para la renegociación de la deuda externa.

Para analizar esta estrategia de Alberto Fernández y su canciller, Felipe Solá, iProfesional entrevistó a un referente en la vía diplomática, Emilio Cárdenas, ex representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y ex embajador argentino en Dominica y Guyana.

Entre sus pergaminos se cuentan que, dentro de la ONU, fue nombrado Representante Personal del Secretario General Kofi Annan en Irak, en 1997. Y dos años después, fue declarado miembro del Comité de Inversiones de las Naciones Unidas.

A continuación analiza su punto de vista respecto a las relaciones de Argentina con Estados Unidos, Europa y también con la región. Además, detalla cómo es visto el país en el mundo y qué puede aportar el vínculo con el FMI.

-¿Cómo analiza el contexto argentino en el momento actual mundial?

-Presentamos al mundo una imagen peligrosa, plagada de fragilidad. Desconcertante. Con el tema central de nuestra deuda externa aún sin resolver y con los acreedores que hoy saben bien que, desde hace ya 70 años, gastamos alegremente significativamente más de lo que producimos. De hecho, tienen muy en cuenta que financiamos el déficit fiscal en el exterior sin resolver nunca el problema de fondo que nos afecta y que el mundo tiene claro cuál es. Sin embargo, hemos designado como Canciller a un hombre (Felipe Solá) de una gran experiencia política, que no es, para nada, un conocedor del mundo. Y a quien el mundo no conoce, por lo demás.

- Y por lo visto hasta ahora, cómo lo impresiona la política externa implementada por Alberto Fernández?

-Muy poquita cosa. La visita presidencial a Israel al tiempo de conmemorarse la liberación de Auschwitz fue ciertamente una buena iniciativa. Pero las relaciones efectivas con nuestros socios regionales y vecinos no se ha priorizado, con Brasil en especial, donde hay feas diferencias aún no resueltas y una distancia política que debemos tratar de acortar. Hemos, en pocas palabras, extraviado la sintonía con nuestro socio comercial principal, lo que debe enmendarse. Y hemos generado desconfianzas, por falta de claridad.

-¿Qué tipo de relación considera que establecerá el Gobierno con Estados Unidos y Europa?

-Distante, pero no necesariamente conflictiva. Ojalá sea eficiente.

-Al estar el kirchnerismo en la fuerza de gobierno, ¿cómo estipula que será la relación con Venezuela y los países más conflictivos del globo?

-Por influencia de Cristina Fernández de Kirchner, vamos posiblemente a ser cada vez más complacientes con quien preside en Venezuela, una dictadura absoluta que ha destruido a un país y a una sociedad que eran ricos. Hoy están abiertamente en manos de Cuba, que se nutre descaradamente de sus recursos, cual chupasangre imperialista.

-¿Cómo considera que jugará la negociación de la deuda con el FMI en la relación del país con el mundo?

-Es un primer paso que me parece indispensable. Pero, reitero, en el exterior se nos ha perdido la confianza, desde que seguimos operando con un Estado pantagruélico, que todo lo devora. Lo que, por ahora, el enorme "clientelismo político" que padecemos mantiene vigente y sin cambios.

La cada vez más numerosa "clase política" es claramente nuestra nueva oligarquía, que vive llena de privilegios y con el timón de todo en las manos. El país productivo sigue asfixiado, esencialmente, por la fenomenal carga impositiva impuesta al sector más productivo y moderno, que ciertamente es el campo. Por ello, está parado y estancado. Esa enorme presión fiscal es suicida, y se ha tornado ya en una pesada carga, que efectivamente es inaguantable.