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En un 1° de Mayo atípico, la CGT blinda al Gobierno con un "pacto social" y surgen internas por el costo de la crisis

Pese al acuerdo tripartito para recortar salarios en sectores con suspensiones, hay gremios que presionan por mejorar las condiciones de la cúpula sindical
01/05/2020 - 06:34hs
En un 1° de Mayo atípico, la CGT blinda al Gobierno con un "pacto social" y surgen internas por el costo de la crisis

En un escenario marcado por la pandemia y la crisis económica, la CGT protagonizará hoy una de las celebraciones más atípicas del 1° de mayo que se tenga memoria. Por primera vez en mucho tiempo, el sindicalismo no realizará actos en la calle en cumplimiento de la cuarentena. Pero tampoco estaba previsto anoche en Azopardo una conferencia virtual, una señal de la preocupación reinante en la dirigencia por aquietar el malestar social.

El "festejo" de la principal central obrera consistirá en un respaldo a las medidas sanitarias, con críticas al "capital concentrado" y un llamado a redistribuir la riqueza, como dejó entrever ayer en un comunicado. Un mensaje que tiene como trasfondo la continuidad de la "luna de miel" con Alberto Fernández, en medio de la oleada de suspensiones, recortes salariales y despidos que en un mes ya afectó a más de 300.000 trabajadores.

Desde los gremios "gordos" y los "independientes" al frente de la central obrera hasta los sectores más duros, el grueso del sindicalismo salió en los últimos días a apoyar las gestiones oficiales frente a los bonistas y evitó confrontar con las autoridades ante el agravamiento de la crisis laboral.

Un tono diferente al adoptado por los mismos sectores, incluyendo a las dos CTA, el 29 de mayo del año pasado, cuando convocaron la quinta huelga general durante la gestión de Mauricio Macri. En aquel entonces, la inflación anual era del 55% y la actividad había caído un 2%, un escenario similar al actual aunque sin la emergencia sanitaria actual ni el repentino freno de la economía por el aislamiento obligatorio. Este fenómeno desaceleró la inercia de los precios, pero eliminó los ingresos de las 11 millones de personas que se anotaron en el Ingreso Familiar de Emergencia.Con esos agravantes, la prudencia invadió todos los rincones del sindicalismo peronista, incluido Camioneros, liderado por los Moyano. El gremio se encuentra abocado en estos días al sostenimiento de ollas populares y el reparto de comida en colaboración con grandes empresas de la talla de Molinos.

El hijo del líder sindical valoró ayer el "esfuerzo" del Gobierno y apuntó contra Techint por los 1.500 despidos en la construcción el mes pasado. Después de cerrar una suba salarial del 50% hasta julio, el último roce con las autoridades terminó en marzo con el compromiso de YPF de garantizar espacios de descanso a los choferes en 260 estaciones de servicio. Y a la semana siguiente el Presidente compartió con Hugo Moyano la reinauguración del sanatorio Antártida. Así, el camionero se ganó un lugar privilegiado como interlocutor del Ejecutivo y también en el reparto de fondos a las obras sociales

En la misma sintonía, el líder bancario Sergio Palazzo ponderó ayer en un comunicado por el Día de los Trabajadores las "acertadas decisiones del Gobierno Nacional" y disparó contra los "evasores multimillonarios". Al igual que el transporte de carga, los bancos integran las actividades esenciales, las menos golpeadas por la cuarentena.

Sin los "duros" en la vereda de enfrente, el Gobierno reglamentó ayer mediante la resolución 397 el pacto entre la CGT y la Unión Industrial Argentina para agilizar las suspensiones con el pago del 75% del salario neto en las actividades en crisis. El objetivo, en palabras de Héctor Daer, fue fijar "un piso de ingreso" y sostener el empleo hasta fines de mayo, una condición que permitió aplicar mecanismos de crisis en varios rubros.

Pero las dos versiones de la CTA salieron a rechazar la negociación "a la baja" y la izquierda denunció una "rebaja nominal" de salarios como en la época de Domingo Cavallo.

Fisuras intrasindicales

En espejo con los piqueteros oficialistas, el 1° de Mayo encuentra a las centrales alternativas unidas en su misión de endurecer la impronta del Frente de Todos, sin quebrar la convivencia. En esa línea, la entidad encabezada por Hugo Yasky realizará hoy un acto vía zoom con dirigentes de todo el país y mantendrá un breve contacto con el Presidente, mientras que la entidad liderada por Ricaro Peidro y Hugo Godoy leerá un documento desde una fábrica recuperada, en donde insistirán con el "impuesto a los ricos" propuesto por el director del Banco Nación, Claudio Lozano, ante la demora del oficialismo en avanzar por ese carril.

El Frente de Izquierda, por otra parte, realizará otro acto virtual a las 17 con el que apostará a capitalizar el descontento por el retroceso en materia laboral y las denuncias por el incumplimiento de los protocolos de salud tanto en el Estado como en el sector privado. Ese combo provocó en las últimas semanas protestas en el sector sanitario, el subte y los colectivos, además de frigoríficos, ingenios y el sector textil. También gatilló la primera ocupación en cuarentena en la fábrica de colchones BedTime por el recorte de salarios y despidos.

El personal doméstico, por otra parte, denunció casos de inscripción fraudulenta por parte de sus empleadores como tarea esencial por cuidado de menores y ancianos para obligar a cumplir tareas. El cuadro se completa en las fábricas y servicios con cambios de turno, la aplicación de tareas múltiples y la extensión de la jornada de trabajo, toda una serie de modificaciones unilaterales que son vistas por algunos sectores como una "reforma laboral de hecho", sin tocar los convenios colectivos ni la legislación laboral.

En ese delicado escenario, la jugada de la CGT terminó por convalidar el criterio compartido por el sector empresarial en el sentido de que el personal suspendido por falta de tareas debe recibir una "compensación" inferior al salario habitual.

Y a la vez abrió una grieta interna sobre cómo adaptarse a la crisis. Por caso, el metalúrgico Antonio Caló firmó licenciamientos por un 86% del salario neto, una cifra superior a la sellada por la central obrera. Aunque incluyó en la quita salarial a los grupos de riesgo y habilitó retiros voluntarios, el líder de la UOM intentó despegarse de los "gordos" tan solo un día después de estampar su firma al entendimiento con la UIA, y se adelantó al mercantil Armando Cavalieri, que ayer seguía en tratativas para replicar el esquema tripartito en una actividad con 1,2 millones de empleados.

"La gente no quería lo de la CGT y Caló firmó algo mejor", señalaron en una seccional díscola del gremio, en donde semanas atrás se le plantaron al sindicalista y lo forzaron a rechazar el pago del 70% del básico ofrecido por las cámaras metalúrgicas.

Ahora, tampoco descartan la revisión de las suspensiones al 75% en las siderúrgicas Acindar y Techint. El grupo industrial de Paolo Rocca fue de los primeros en llegar a un acuerdo con los metalúrgicos tras la pelea con el Gobierno por los 1.500 despidos en la construcción. El conflicto se resolvió finalmente con la baja de los contratos a cambio de una indemnización mayor, en una decisión avalada por el Ministerio de Trabajo unos días después de la prohibición por decreto de las suspensiones y despidos por fuerza mayor.

Como en aquella ocasión, el nuevo esquema de suspensiones tampoco impidió ahora que algunas actividades se apartaran del libreto. Después de duras negociaciones, el titular del sindicato metalmecánico Smata, Ricardo Pignanelli, pactó ayer con el presidente de la cámara de concesionarios Acara, Rubén Salome, una suma no remunerativa por las jornadas caídas, equivalente al 25% del salario neto y complementaria de los eventuales aportes estatales para pagar la mitad del sueldo. Así, en caso de que una empresa no acceda a los subsidios, el empleado sin tareas percibirá solo un cuarto de su remuneración habitual.

Mientras que el líder del sindicato de estaciones de servicio, Carlos Acuña, anudó ayer un acuerdo por el 100% del ingreso neto durante 60 días con las cuatro cámaras del sector (Cecha, Cecra, CeGNC y AES). Lo peculiar en que se trata de una actividad esencial, algo no previsto en el pacto UIA-CGT, firmado entre otros por el propio Acuña.

Las diferencias de criterios revelan las dificultades del Gobierno para contener la emergencia laboral. El impulso oficial al acuerdo tripartito apuntó a prevenir una mayor pérdida de empleos así como la quiebra de empresas, con la mira puesta en los niveles de actividad y desocupación el día después del levantamiento de la cuarentena.

Pero los tironeos siguen existiendo en cada actividad. En el sector ceramista, los empresarios invocarán la aprobación tácita de suspensiones, aún sin contar con el aval gremial. De esa manera, intentarán que Trabajo obligue al sindicato a deponer su exigencia del pago del 100% del salario neto. Y en el sector aeronáutico, LAN anunció en las últimas horas rebajas unilaterales de hasta el 50%, sin tomar en cuenta el nuevo marco sugerido y ni las denuncias de los gremios aeronáuticos.