Por lo menos por ahora, el Senado con actividad prácticamente nula en los últimos meses no verá fácil el quórum para arrancar una sesión. Hasta el momento los 35 legisladores oficialistas, al menos marcaban la agenda.

Lo que el kirchnerismo quería imponer en el debate salía. Con 35 manos a favor, y la suma de dos voluntades enganchadas al vuelo, Cristina Kirchner lograba, aunque solo fuera, imponer en los diarios los temas que consideraba necesarios. Para muestra basta un botón: la ampliación de la Corte Suprema de Justicia con media sanción desde septiembre del año pasado, por ejemplo.

Entre un clima gélido entre oficialismo y oposición, ya desde diciembre del año pasado y, la falta de aliados en diputados, el Congreso hace tiempo que no cumple su principal objetivo: sancionar leyes. De todos modos, la Cámara Alta lograba per se imponer los temas sobre los que la opinión pública viene debatiendo hace tiempo.

"Cualquier obispo quiere llegar a Papa", dice la frase que acuñan varios políticos. ¿Y luego de ser Papa, qué? Un lugar seguro. El Senado lo era. Aún con un incógnita sobre si será o no candidata a presidenta, para la vice de la Nación, retener su poder allí venía siendo su objetivo más claro. Proyecto que proponía se aprobaba. Con 35 legisladores era fácil llegar a 37 para arrancar cualquier debate. Ahora le quedan 31. Ya no será lo mismo.

Qué implica la ruptura del Frente de Todos en el Senado

Desde lo simbólico la fractura del Frente de Todos en el Senado es mucho más que el alejamiento de cuatro personas, es la posibilidad de animarse a una disputa de poder con Cristina. Ella y sólo ella conduce los destinos de la Cámara alta. Ni el jefe del bloque, ni la suma del resto. Ella y solo ella. 

La renuncia de cuatro legisladores que dicen irse "desilusionados" y aseguran que el Frente de Todos se alejó de las necesidades de la gente deja a la coalición con la primera y tercera minoría en el recinto pero más lejos del poder del quórum.

Los cuatro legisladores, algunos representantes de los gobernadores de sus provincias, tuvieron el claro respaldo del gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti y del puntano Alberto Rodriguez Saá. El jujeño Guillermo Snopeck aseguró que Cristina Kirchner ya había escuchado de su boca su decisión de abandonar el bloque, pero para algunos la vicepresidenta se enteró recién cuando las cartas ingresaron al Senado.

La carta señala como motivo principal de la jugada, la "gran decepción para todos los que creímos que la asunción de Alberto Fernández podría representar un nuevo porvenir". Será por eso que la titular del Senado la dio a conocer el miércoles por la noche, probablemente para quedar despegada del Presidente y de los motivos de una decisión por parte de quienes renuncian que es un claro desaire al Gobierno, en medio de un año electoral incierto y en el que la paridad es protagonista en un Congreso que estaba a horas de llevar adelante su sesión preparatoria para elegir a las autoridades de la Cámara.

Qué pasará ahora con el bloque oficialista en Senado

La expectativa sobre el trato que esos legisladores recibirán de parte de Cristina se frustró ni bien se supo que la vicepresidenta permanecerá en el sur del país hasta el 1 de marzo, fecha en la que quedarán inauguradas las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación. Allí, como presidenta de la Cámara coincidirá con el presidente Alberto Fernández.

En los hechos cómo se alinearán estos legisladores será la clave. A un voto de perder la primera minoría, el Frente de Todos tendrá que buscar aliados en los bloques más pequeños y la posibilidad de alianzas con la oposición será lo que quitará el sueño al Gobierno. 

El kirchnerismo desnuda debilidad. La crisis política que se vive desde el primer quiebre entre Alberto y Cristina estaría en su máximo nivel. La fragilidad económica y el alejamiento de la meta inflacionaria pautada para abril (3%) menoscaba la intención de cualquiera de los representantes del Gobierno. El lugar salvaguardado por Cristina expresa el deterioro de la Fuerza.

Si hasta ahora en Diputados se venía reflejando la falta de acuerdo, ahora el Senado suma a la confusión. Para Cristina es el revés político, para la gestión de Alberto las consecuencias prácticas.

La ruptura deja a Cristina Kirchner más debilitada en el Senado

Lo que viene

Cristina se tomará estos días para leer el mensaje político. Seguramente incidirá en la decisión con la que juega desde que se conoció la condena en primera instancia en su contra en el marco de la causa Vialidad. Ser o no ser candidata a Presidenta. Insistir o no con la palabra proscripción. 

El desaire recibido la deja seriamente debilitada. A pesar de mantener la primera minoría la cancha quedó marcada. 

Desde el retorno de la democracia, el justicialismo nunca estuvo más lejos del quórum propio en la Cámara Alta. Alberto y Cristina lo lograron. 

La vice se refugia en el sur hasta nuevo aviso. De capa caída analiza su próxima jugada. Quedaron lejos los tiempos de la escribanía que le representaba el Congreso. Ahora el poder de negociación será protagonista.