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La polémica por los créditos UVA, ¿un anticipo de la fisura interna si Juntos por el Cambio gana la elección?

El bloque opositor se fracturó en la discusión por la deuda UVA y dejó en evidencia discrepancias conceptuales sobre la economía y los subsidios estatales
07/07/2023 - 18:48hs
La polémica por los créditos UVA, ¿un anticipo de la fisura interna si Juntos por el Cambio gana la elección?

Si quedaba alguna duda de que la fisura interna en Juntos por el Cambio no es apenas de estilos sino de fondo, empezando por las diferentes visiones de la economía, acaba de verse una prueba contundente en el debate parlamentario sobre el auxilio a los endeudados con créditos UVA.

Los 40 votos en contra y las 18 abstenciones -casi en su totalidad del bloque legislativo de JxC- dejan en evidencia la magnitud de la fractura: la cifra es casi la mitad de la cantidad de diputados opositores.

Pero lo más elocuente acaso no sean las cifras a la hora de votar, sino el hecho de que el principal impulsor de la ley fue un radical, Julio Cobos, quien ya durante la gestión macrista había manifestado sus discrepancias respecto de cómo estaba diseñado el programa de los créditos UVA.

Cobos, de hecho, había propuesto una unidad reajustable alternativa, la UVI, que en vez de indexarse con la inflación tomara como referencia la evolución salarial. Eso lo enfrentó con el Banco Central, en ese momento dirigido por Federico Sturzenegger. También Carlos Melconian, por entonces presidente del Banco Nación, se había mostrado crítico del esquema UVA y había anunciado que impulsaría otro esquema, en un formato parecido al de Cobos.

Aquellas rencillas internas se prolongan hasta el día de hoy, como quedó en evidencia por las críticas públicas de Lucas Llach, que ocupaba la vicepresidencia del Banco Central cuando se lanzaron los créditos UVA.

"Qué patéticos los radicales que votaron el subsidio UVA para propietarios (mientras los inquilinos siguen indexados a un índice similar) sólo para contentar el capricho de Cobos, que está con la sangre en el ojo porque sus "créditos UVI" tuvieron exactamente cero destinatarios", escribió en las redes el ex funcionario.

Y esa frase da la pauta de cuál fue el tono del debate: el ala más "liberal" de la oposición hizo hincapié en que el proyecto iba destinado a auxiliar a menos del 3% de los 95.000 beneficiarios de los créditos UVA, lo cual constituía de por sí una prueba de la inexistencia de un problema.

El radical Julio Cobos lideró al sector que impulsó el auxilio a los endeudados en UVA, una actitud que irritó al ala liberal de Juntos por el Cambio
El radical Julio Cobos lideró al sector que impulsó el auxilio a los endeudados en UVA, una actitud que irritó al ala liberal de Juntos por el Cambio

El más elocuente en ese argumento fue economista Martín Tetaz, diputado por Evolución Radical, quien dijo que los críticos del sistema UVA confundían la situación y culpaban a los créditos cuando el problema real era la inflación.

"El crédito hipotecario en Argentina es una fantasía, no existe. En estándares internacionales y países de la región tienen 18 puntos del PBI de créditos hipotecarios como es el caso de Chile. La principal razón por la que no existen créditos hipotecarios en Argentina es la inestabilidad económica, ya que sin una moneda estable no puede haber crédito hipotecario, porque la cuota de crédito tiene que cumplir la inflación proyectada", sostuvo Tetaz en la cámara.

Pero, sobre todo, el enojo principal de quienes se opusieron al proyecto de auxilio para los deudores era que se estaba subsidiando a un grupo social que no lo merecía, y que esa situación se agravaba, por contraste, por la demora en derogar la criticada ley de alquileres -que, por cierto, también fue impulsada por los diputados de la UCR-.

"Nadie de los que accedieron a estos créditos pertenecen a los deciles inferiores de la pirámide de ingresos. Si les damos subsidio a los de los deciles superiores estamos jorobando a los de los deciles inferiores", se quejó Ricardo López Murphy, uno de los más duros con Cobos y compañía.

Deudores UVA: ¿víctimas o beneficiados?

Finalmente la ley obtuvo la media sanción, como estaba previsto, porque el bloque oficialista apoyó en pleno. Ahora quedó establecido que la cuota no puede superar el 30% de los ingresos, y que la indexación se hará por el RIPTE, siempre que no supere a la inflación. En definitiva, algo no muy diferente del proyecto original de las UVI de Cobos.

Para mayor irritación de los "anti subsidios", el proyecto establece la conformación de un "Fondo Fiduciario de Compensación y Promoción Hipotecario", que cubrirá la diferencia entre el monto de la cuota original y la que será efectivamente pagada bajo el nuevo marco legal.

La postura de quienes votaron en contra se vio reforzada, al día siguiente, por el comunicado conjunto de las asociaciones de bancos, que advierte que "será muy difícil atraer los recursos necesarios para desarrollo del crédito hipotecario para la vivienda, en la medida que sea factible que el Congreso modifique los contratos pactados entre particulares".

En ese sentido, califica a la ley como "un caso práctico de lo que genéricamente se menciona como inseguridad jurídica" y deja explícita mención de que no solamente el peronismo incurre en esa conducta sino también los legisladores de la oposición.

Cobos se defendió con el argumento de que "el Estado no ha cumplido" con su compromiso original de poner el crédito hipotecario al alcance de hogares de ingresos medios, y destaca que, en los hechos, el sistema dejó de existir, porque en los últimos años no hubo otorgamientos de nuevos préstamos.

Los deudores en UVA sufrieron el efecto de la inflación sobre la cuota, pero su saldo deudor se achicó en dólares
Los deudores en UVA sufrieron el efecto de la inflación sobre la cuota, pero su saldo deudor se achicó en dólares

El debate refleja las diferencias de visión sobre el mercado inmobiliario, sobre la responsabilidad del Estado y, como diría Cristina Kirchner, sobre el problema de la "economía bimonetaria".

Ocurre que, en realidad, el UVA surge como respuesta a un problema insalvable: las propiedades cotizan en dólares, en un país donde la gente cobra en pesos. Y, como demostró la crisis post colapso de 2001, resulta imposible el crédito en esas condiciones porque los bancos no pueden exponerse al riesgo del descalce de monedas, consistente en prestarle dólares a quien gana en pesos.

De esa manera, el UVA pasa a ser una moneda aceptada por ambas partes, que cumple con el requerimiento de los deudores sobre no depender de una tasa variable, y al mismo tiempo les garantiza a los bancos que su saldo a cobrar no será licuado por la inflación.

Lo que el sistema no puede evitar son las distorsiones que se provocan en momentos de turbulencia financiera. Si la devaluación supera a la inflación -como ocurrió en el final de la gestión macrista-, entonces el deudor tiene la desventaja de que su cuota crece mucho respecto de su ingreso, pero tiene la ventaja de que su deuda disminuye en términos de dólares mientras su propiedad mantiene el mismo valor.

Ese es el motivo por los que muchos se oponen al auxilio a los endeudados UVA: se trata de gente que ahora tiene una relación deuda/valor del inmueble mucho más baja que en inicio del crédito.

Para ponerlo en números, antes de la devaluación de 2018, cada UVA equivalía a u$s1,09, mientras que un año más tarde cayó a u$s0,84. Eso suponía una caída casi instantánea del saldo deudor. Hoy, si se lo mide al dólar oficial, el índice UVA cotiza a u$s1,06, casi igual al del momento en que se lanzó el programa. Pero claro, si el cálculo se hace según el dólar blue, hoy cada UVA representa apenas u$s0,56.

Si, como la mayoría presume, el cambio de gobierno implicará un sinceramiento de las variables, con una inexorable devaluación -cuya intensidad dependerá de qué tan rápido sea el desarme del cepo cambiario-, es probable que, otra vez, quienes están endeudados en UVAs se encuentren que su saldo, medido en dólares, vuelva a disminuir.

Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta vienen mostrando crecientes diferencias en la agenda económica: el ejemplo más claro fue el desarme del cepo cambiario
Bullrich y Larreta vienen mostrando diferencias en la agenda económica: el ejemplo más claro fue el desarme del cepo

Juntos por el Cambio: fisuras a la vista

Ante esa situación, es posible ver a quienes tomaron esos créditos como víctimas o como beneficiarios. Y, según cuál sea la visión que predomine, se diseñaran políticas específicas. La reciente sesión de Diputados muestra que, dentro de Juntos por el Cambio, hay discrepancias profundas, que pueden estar augurando problemas para mantener la cohesión en caso de que la coalición opositora llegue al poder.

El tema del mercado inmobiliario es apenas un botón de muestra de esas diferencias. Pero en realidad, la lista es mucho más larga, y atañe a cuestiones fundamentales de la agenda económica.

La polémica más reciente -y uno de los temas más urgentes a definir- es la del cepo cambiario. Mientras Patricia Bullrich adelantó que la reunificación del dólar en un mercado libre será "un tema del día uno", Horacio Rodríguez Larreta anunció que irá despacio y advirtió que "quien diga que el cepo se puede desarmar el primer día es un chanta".

Pero, acaso más de fondo, hay también severas discrepancias sobre cómo realizar el ajuste fiscal. Mientras Macri habla de terminar con la "esclavitud" de los impuestos, en la vereda de enfrente hay una mirada muy distinta.

A fines del año pasado, se había generado una polémica cuando Pablo Gerchunoff, historiador y ex funcionario de gobiernos radicales, opinó que, en este momento del país, no solamente no había que bajar impuestos sino que había que aplicar retenciones a algún sector que hoy no tributa. Ante la ola de críticas, salió a defenderlo Martín Lousteau. El ahora candidato a jefe de gobierno porteño puso el ejemplo de la ex premier británica Liz Truss, quien debió renunciar apenas 44 días después de haber asumido el cargo, por el rechazo popular ante su programa económico, que incluía un fuerte recorte del impuesto a la renta.

"Si vos tenés un déficit no podés bajar impuestos inmediatamente, tenés que decir en qué rubros de gasto vas a ajustar. Podés cambiar impuestos distorsivos, pero andá a bajar impuestos de un plumazo y vas a tener el mismo problema que hubo en el Reino Unido", dijo Lousteau, poniendo el dedo en la llaga: los límites sociales del ajuste y el riesgo de perder la "gobernabilidad" ante una ola de protestas.

Mientras se daba ese debate, Rodríguez Larreta mandaba a su bloque legislativo a boicotear el debate de la Legislatura porteña en el que iba a tratar la derogación del impuesto a los consumos con tarjeta de crédito. En actitud contrastante, sí dieron quorum los legisladores del grupo que responde a López Murphy.

Por cierto, el "bulldog" tampoco acató la disciplina partidaria y votó en contra cuando se trató el acuerdo del FMI así como en el proyecto de presupuesto 2023. Igual actitud tomó el nuevo socio de la coalición, el liberal José Luis Espert, quien durante toda la gestión macrista acusó a sus funcionarios de practicar "kirchnerismo con buenos modales".

Y, para completar la sensación de una fisura inevitable en caso de llegar al poder, quedó resonando en todos los oídos la advertencia de Elisa Carrió, para quien una eventual victoria del sector "halcón" liderado por Patricia Bullrich conllevaría "un ajuste brutal que haría caer a toda la clase media".