Los análisis que se escuchan en los medios de comunicación, sobre el resultado electoral de lo que no fueron más que unas elecciones internas controladas y reguladas por el Estado, resultan en términos generales, una apresurada interpretación lineal y hasta ficticia, del posicionamiento político de los candidatos después del termómetro electoral del domingo.

Como primera medida hay que dejar algo claro para los propios medios de comunicación y comunicadores: si el análisis es ingenuo habría que buscar el modo de desarrollar algún trabajo más sofisticado, especialmente, en la prensa gráfica que así lo permite; si es intencionado, debemos empezar a comprender medios y periodistas, que no somos más formadores de opinión, que digamos lo que digamos, la gente va a votar lo que mejor le parezca. Si algo quedó claro en este proceso electoral, es que los medios formadores de opinión pública no existen más.

Ahora bien, en lo que respecta a los resultados electorales, es sugerido empezar diciendo que, si bien Javier Milei fue la sorpresa, ni por causalidad ganó la elección, ni está cerca de hacerlo. Las especulaciones sobre "que va a hacer Milei", si ya podría ir acordando con el Fondo, con quién debería consensuar sus primeras medidas, y otro montón de pantomimas mediáticas, son ficciones, novelas, casi parte del mundo del espectáculo y no del escenario político donde estamos parados. Se está analizando el buen resultado del economista, como si se tratase de la victoria en las PASO de Alberto Fernández en 2019, cuando le sacó indescontables 16 puntos porcentuales a Mauricio Macri. Y la realidad es que Milei apenas superó a Juntos por el Cambio por dos puntos y a Unión por la Patria por tres.

Nada de esto está definido, pero ni por casualidad. Da lo mismo especular sobre qué haría Milei, como sobre qué harían Patricia Bullrich o Sergio Massa, porque de acuerdo a los números fríos, los tres están tan cerca como lejos de la Presidencia de la Nación.

Quién votó a Milei

En esa inteligencia es necesario desglosar y analizar la composición del voto del candidato que resultó ser el más votado, porque esto nos permitirá saber dónde está su núcleo duro, que tipo de elector puede perder y cuál ganar de acá hasta el mes de octubre y cual es su verdadera chance de competir en una segunda vuelta si la hubiese.

Desde el análisis matemático de los sufragios perdidos por el peronismo desde las elecciones de 2019 hasta hoy, y los votos dejados en el camino por Juntos, siempre comparando PASO contra PASO, Milei captura un 20% de su total de 30% de preferencias, de la fuga de sufragios peronistas, de las clases más humildes y defraudas por el sistema, que se han inclinado siempre por la opción de realismo mágico que ofrecía el justicialismo y hoy encuentran otra solución instantánea a sus problemas crónicos en Milei.

Aunque dio un batacazo, la realidad es que Milei apenas superó a Juntos por el Cambio por dos puntos y a Unión por la Patria por tres

Solamente un tercio del voto del candidato de la Libertad Avanza, son jóvenes que detestan el sistema, que se ven atraídos por su personalidad revulsiva, y sectores medios con acceso a educación formal, que manifiestan su bronca contra la política con el voto por el padre de los mastines.

Ese tercio podría considerarse su voto "duro", porque la decepción y la protesta no van a mitigarse desde aquí al mes de octubre, probablemente, por el contrario, es posible que se acentúen. Y la rebeldía del joven inconforme, seguramente tampoco encuentre otro refugio lo suficientemente disruptivo como para modificar su opción. 

Pero el voto esencial e históricamente peronista, es voto blando para Milei, factible de ser recuperado por el propio peronismo, con su clásico trabajo territorial y prebendario. Han abandonado su preferencia tradicional por un hecho dramático: los planes sociales ya no cumplen su rol porque, al igual que los salarios, son devorados por la inflación. Los montos no llegan nunca a actualizarse de acuerdo a la suba de precios, y si una familia tipo con tres planes, vivía un mes hace cuatro años, hoy no llega a vivir 10 días, por lo que es necesaria otra solución mágica, que parece encarnarse en Milei.

El peronismo busca recuperar votos

El peronismo, que ha hecho la peor elección de su historia desde la recuperación democrática, tiene exclusivamente en ese voto que ha recalado en Milei, la expectativa de crecimiento. Salvo por el trabajo de punteros y líderes sociales que pueda hacerse para "pescar en esa pecera", Sergio Massa no tiene ningún otro lugar de donde sacar mas votos. Estas PASO muestran su absoluto techo, e incluyen el desafío de contener el voto progresista, más cercano a la teología de la liberación que al FMI, que encarnó Juan Grabois y que representa casi un 6% de ese 27% total.

En la hipótesis de que la "obediencia debida" partidaria, lleve a esos electores a votar a nariz tapada por Massa en octubre, la única chance de entrar en una segunda vuelta del peronismo, es recuperar votos de los que les quitó Javier Milei y no es una locura que, en algún porcentaje eso pueda lograrse, con el simple mecanismo de repartir mas chapas, mas bicicletas, más licuadoras y tal vez algún dinero en efectivo la semana previa.

A la sazón, el oficialismo solamente necesita recuperar un 2% de ese 20% perdido. Suficiente para que el revoltoso economista caiga a 28% y Massa suba a 29%. Eso pone en condiciones al peronismo, si es que Bullrich no supera el 40%, de alcanzar el deseado ballotage. 

Y en este punto vale la pena volver al principio: presentar a Milei como un ganador, y que el mismo se sienta de ese modo, cuando con perder 2% a manos de Massa, algo nada imposible, queda afuera de todo, es un horrendo análisis político basado en un simplismo aterrador.

¿Podrá Massa recuperar el voto peronista perdido?

La lucha por los votos

En conclusión: ni Milei, ni Massa, tienen mucho más de donde sacar votos que quitárselos uno al otro. Y dada la historia del peronismo y sus infinitos recursos para el manejo de la prebenda, es más que posible que pueda recuperar unos cuantos. Las PASO, le dieron al partido del General, el diagnóstico preciso de quién es su enemigo, al menos de cara a la general, quien le está restando y de quien tienen que ir a recuperar.

Algunas notas periodísticas insisten en que "el gobierno decidió polarizar con Milei". No se trata de polos amigos, se trata de que disputan el mismo electorado, el gobierno sabe que una porción de lo que fue su voto duro, se ablandó y se transformó en voto blando de Milei, va a por todo para recuperar una porción de esos sufragios.

Respecto a Bullrich, la candidata tiene ahora mucho mejores perspectivas que antes de las PASO, por variadas razones. Una de ellas es que terminó la pelea interna, que como bien dijo la propia postulante, espantó unos cuantos votantes del espacio. Muchos decidieron no asistir al acto comicial, otros, pocos, sintieron que debían protestar contra el sistema votando a Milei. Si el combate interno cesa, esos votos deberían volver.

Qué pasa en Juntos por el Cambio

Por otro lado, la candidata de Juntos por el Cambio, está en condiciones de retener el voto que optó por Horacio Rodríguez Larreta sin mayores dificultades. Al final del día, es complejo que un voto larretista se vaya al peronismo. E incluso es más complejo, que quien haya encarado su búsqueda hacia la moderación y el consenso, vaya a fugar a las huestes de Milei. De modo que, incluso por descarte, Bullrich es casi, su única salida.

Por otro lado, el macrismo parece tener la receta, o tal vez la mecánica, de crecer entre las PASO y las elecciones generales, y aquí otro dato: en 2015, cuando Mauricio Macri fue consagrado presidente, en las primarias, Cambiemos sacó apenas 30% de los votos, contra un Daniel Scioli que obtuvo 38%. Es decir, en aquella ocasión, en que terminó ganando la presidencia, sacó apenas un punto y medio más que en la del domingo pasado, donde los analistas lo pintan casi como un fracaso.

Patricia Bullrich está en condiciones de retener el voto que optó por Horacio Rodríguez Larreta sin mayores dificultades

Y la diferencia con el primero, Milei, es de apenas dos puntos, no de ocho como fue entonces. De esa primaria de 2015 a la general, Cambiemos creció 4 puntos, es decir, pasó del 30% al 34%, mientras que Scioli cayó solo una unidad porcentual, es decir, se ubicó en 37%.

En el escenario actual y considerando lo analizado respecto a los sufragios que se disputan Milei y el peronismo, un crecimiento de 4%, más que factible para Juntos por el Cambio, lo ubicaría como la primera fuerza indiscutida del proceso electoral. Y si el crecimiento se pareciese más al que Macri experimentó en 2019, cuando no consiguió su reelección, es decir, cerca del 8% de incremento, Bullrich quedaría a las puertas de ganar en primera vuelta.

Es decir y en síntesis: la perspectiva más racional, basada en hechos de la realidad con un análisis un poco más metódico, sumado a los comportamientos electorales históricos, indican que, si bien Milei hizo una gran elección y sorprendió a consultores y periodistas, es tal vez, el candidato que más lejos está de entrar en una segunda vuelta. Porque obtuvo su techo de votantes en las PASO, y porque es susceptible de perder voluntades a manos del peronismo. Todo indica además, que Bullrich tiene un interesante margen para crecer, y que el peronismo podría cumplir su objetivo: entrar al ballotage para evitar su desaparición, aunque le sea imposible imponerse en esa segunda vuelta.