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El espionaje se cuela en la campaña: Massa, obligado a acentuar su distancia del kirchnerismo

Súbitamente, la economía deja de ser el centro absoluto, por las denuncias sobre espionaje a jueces. A Massa le esperan preguntas incómodas en el debate
08/11/2023 - 07:09hs
El espionaje se cuela en la campaña: Massa, obligado a acentuar su distancia del kirchnerismo

Ni bien estalló el nuevo escándalo por espionaje político se planteó la pregunta: ¿podrá este tema mover la aguja electoral a tal punto que signifique una pérdida de votos para Sergio Massa? ¿O, como en ocasiones anteriores, las denuncias sobre irregularidades institucionales quedarán en un segundo plano detrás de los urgentes problemas de la economía?

Es lo que en este momento se preguntan en los dos comités de campaña, después de que se diera a conocer el vínculo entre un policía inorgánico que hacía tareas de espionaje a jueces y fiscales y que distribuía la información a contactos políticos, en particular al diputado Rodolfo Tailhade, la "espada judicial" del kirchnerismo en el Congreso.

Y por eso, imprevistamente, los expertos de ambos bandos ya están incluyendo a la polémica judicial entre los temas que pueden determinar quién gane el crucial debate presidencial del domingo próximo. Afortunadamente para Massa, la denuncia explotó un lunes, lo cual le deja seis días para el "coaching" y la preparación de un descargo. Sin embargo, lo cierto es que ya empezó a pagar un costo político, justo cuando las encuestas marcan una leve ventaja para su adversario, Javier Milei.

Por lo pronto, el candidato oficialista, cuyo esfuerzo de comunicación se venía centrando en la economía, deberá dar un giro, en procura de que su imagen no quede salpicada por la trama de internas en el aparato de espionaje ni de prácticas ilegales en la guerra de denuncias por corrupción.

Una situación incómoda para quien forma parte de una coalición de gobierno que asumió con la promesa de terminar con las prácticas opacas de "los subsuelos de la democracia" y de transparentar el accionar de las instituciones.

Ahora, súbitamente, Massa debe prepararse para responder por vínculos entre directivos de La Cámpora y espías que manejaban información reservada sobre el caso Nisman. Y se verá forzado a dar fijar posición en el incómodo tema del "lawfare" que ha enfrentado a Cristina Kirchner con la cúpula del poder judicial.

Inesperadamente, el tema del espionaje judicial se transforma en uno de los ejes del debate presidencial
Inesperadamente, el tema del espionaje judicial se transforma en uno de los ejes del debate presidencial entre Milei y Massa

La incómoda elección de Massa

El tema judicial y su entramado de espionaje, a primera vista, puede parecer demasiado complejo como para tener consecuencias electorales. Sin embargo, ya está provocando un terremoto a nivel de las dirigencias políticas, como se evidenció en el Congreso, donde Massa corre el riesgo de perder aliados.

El candidato oficialista, que ya venía pasando momentos incómodos cuando le recordaban la relación hostil entre el kirchnerismo y la justicia, se ve cada vez más forzado a adoptar públicamente una postura. Cuando en entrevistas se le pregunta a Massa por su opinión sobre el juicio político que el bloque legislativo kirchnerista le inició a los jueces de la Corte Suprema, la respuesta suele ser elusiva. Llegó al extremo de decirle a Luis Majul el pasado domingo que no había leído el planteo legislativo y que recién lo haría después de la elección del 19 de noviembre.

"Plantee que los legisladores no mezclaran el juicio político a la corte con el proceso electoral", fue la excusa de Massa, que sin embargo tiene dos diputados propios que integran la comisión que debate el asunto. Era, por ese mismo motivo, que se había generado la curiosidad por saber cómo votarían esos dos legisladores massistas cuando se tuviera que aprobar el dictamen de comisión para ser tratado en la Cámara.

Para tranquilidad de Massa, se acordó que esa votación fuera pospuesta, de manera que se realizara después de la elección.

Pero el tema ha perseguido a Massa en este tramo final de la campaña. En Córdoba, donde realizó una visita en tono de reconciliación, en procura de captar parte del 29% de los votos que logró Juan Schiaretti, el gobernador no sólo le recordó que él forma parte de un gobierno kirchnerista sino que además le recordó el avance del juicio a la Corte, forzándolo a tomar una postura ante el electorado del cordobés, que tiene un profundo sentimiento anti-K.

Ahora, el tema se complica todavía más por el hecho de que su compañero de fórmula, Agustín Rossi, no solamente es un connotado kirchnerista sino que además ocupó la dirección de la Agencia Federal de Inteligencia, cuyo manejo quedó en el centro de las sospechas.

En definitiva, para Massa se está haciendo cada vez más difícil tomar distancia del kirchnerismo, un punto central en su estrategia de campaña. Lo venía logrando relativamente bien en la agenda económica, al declararse no responsable por el canje de bonos, la política monetaria y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que se produjeron durante la gestión de Martín Guzmán.

Pero ahora, el riesgo es que su flanco débil, paradójicamente, no esté en el terreno de la economía -de hecho, el mercado cambiario vive una relativa calma, con los dólares paralelos en baja- sino desde el espinoso mundo judicial.

El diputado Rodolfo Tailhade, recientemente reelecto por la lista oficialista, quedó en el centro de la controversia por su vínculo con el espionaje ilegal
El diputado Rodolfo Tailhade, recientemente reelecto por la lista oficialista, quedó en el centro de la controversia por su vínculo con el espionaje ilegal

La onda expansiva en la oposición

El problema de Massa no termina en que el juicio político a la Corte pueda darse vuelta y terminar con los acusadores ocupando el rol de los acusados. Ni tampoco en que tenga que optar en la incómoda disyuntiva de apoyar sus aliados K o tomar distancia.

Ocurre que, además, esta situación afecta la posición de la parte de Juntos por el Cambio que él ya daba por descontado que lo apoyarían en el balotaje, en particular la Unión Cívica Radical. De hecho, hasta se produjo, involuntariamente, la primera ocasión de coincidencia plena entre los socios de la coalición opositora.

Los legisladores de ese espacio han estado entre los más férreos opositores al juicio a la Corte y siempre rechazaron la tesis del "lawfare" que planteó Cristina Kirchner en las causas judiciales por corrupción que se están realizando en su contra -incluyendo la de irregularidad en la obra pública, por la cual fue condenada-.

Y, de hecho, cuando este martes se produjo la escandalosa sesión de la comisión de diputados que trata el juicio político a la Corte, fueron los radicales quienes se mostraron más airados por la excusa de que la sesión quedaba suspendida porque no habían concurrido los jueces de la Corte Suprema.

"Se cansaron de espiar"; "Huyen como ratas"; "Esta comisión terminó muerta por vergüenza y por abandono": esas fueron algunas de las frases que se escucharon mientras los diputados peronistas se retiraban de la sala.

Si alguien festejó ese momento, sin dudas fue Javier Milei: se hace difícil para los dirigentes de la UCR, que han hecho de la transparencia institucional una bandera, mantener su "neutralidad" electoral después de este evento. No es que estos dirigentes vayan a cambiar su postura y a apoyar a Milei, pero después de lo ocurrido, al menos se cuidarán de que no perciba su apoyo silencioso a Massa, a quien cada vez le cuesta separar su imagen del kirchnerismo.

La pérdida de los guiños de parte de la UCR no es lo único que incomoda a Massa. Ahora, además, tendrá que asumir, con cinco meses de retraso, las consecuencias de haber permitido que Cristina Kirchner tuviera "la lapicera" a la hora de formar las listas de diputados.

Claro, en aquel entonces era el precio que Massa tuvo que pagar para que el resto del peronismo avalara y apoyara su candidatura presidencial. Pero ya quedó sembrada la duda respecto de a quién serían más fieles los nuevos legisladores del bloque peronista, si a un Massa presidente o a una Cristina que mantendría el liderazgo kirchnerista en las sombras.

Acaso en aquel momento, esa duda parecía demasiado abstracta para un país que atravesaba urgencias económicas. Hoy, en cambio, esa cuestión está adoptando visos bien concretos: el polémico Rodolfo Tailhade acaba de ser reelecto en su banca: ocupaba el séptimo lugar de la lista de diputados por Buenos Aires encabezada por Máximo Kirchner.

Y la oposición ya adelantó que analiza un pedido por desafuero para el diputado. Otro momento incómodo para Massa: votar a favor significaría enemistarse con el kirchnerismo, pero hacerlo en contra estaría dando la razón tácitamente a quienes afirman que el candidato oficialista no sería realmente independiente de Cristina.