"Efecto Tequila": cómo el rescate a México hace tres décadas explica la ayuda que Trump prepara para Milei
La semana pasada, en Nueva York, Javier Milei recibió un gesto que excedió lo protocolar. Donald Trump no solo lo calificó en redes como "un gran amigo, luchador y triunfador", sino que además le entregó en mano una copia de ese mensaje. El espaldarazo político vino acompañado de un anuncio del secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien adelantó que Washington prepara un plan de asistencia para Argentina.
Aunque los detalles aún se negocian, las opciones en discusión incluyen la compra de bonos en dólares, la adquisición de deuda pública, un crédito especial y la creación de una "línea swap" de hasta 20.000 millones de dólares.
El mecanismo sería canalizado a través del Fondo de Estabilización Cambiaria (ESF, por sus siglas en inglés), un instrumento de emergencia con historia en la región.
El antecedente del "Efecto Tequila"
El ESF fue decisivo en 1994, cuando México atravesó una de las crisis más profundas de su historia reciente. La súbita devaluación del peso, sumada a la fuga de capitales, dejó al país al borde del colapso. El contexto político agravó la tormenta: cambio de gobierno, asesinatos políticos y un clima de inestabilidad que disparó la desconfianza de los mercados.
La administración de Bill Clinton aprobó entonces un rescate de 20.000 millones de dólares para sostener al peso y evitar un contagio regional. Con apoyo adicional del FMI y de bancos internacionales, el paquete total rondó los u$s50.000 millones.
Para garantizar el repago, México ofreció como respaldo los ingresos de su renta petrolera y adoptó un severo programa de ajuste. Tres años antes del plazo, en 1997, liquidó la deuda. "Hicimos lo correcto", celebró Clinton al anunciar la cancelación.
Argentina, entre la necesidad y la geopolítica
El caso argentino guarda paralelismos claros. Como en los noventa en México, el país enfrenta reservas en caída, un peso sobrevaluado y un mercado que castiga la deuda en dólares. En apenas tres días de septiembre, el Banco Central argentino quemó más de 1.000 millones de dólares para frenar una corrida cambiaria. El lunes siguiente, antes de la apertura de Wall Street, el Tesoro de EE.UU. envió un mensaje de apoyo que bastó para frenar la desconfianza.
Más allá de lo financiero, el componente político es ineludible. En México, el rescate buscó también blindar el recién firmado NAFTA. En Argentina, Trump encuentra en Milei un aliado ideológico y un contrapeso a la influencia china. Pekín ya había otorgado swaps de divisas al gobierno anterior, algo que en Washington genera preocupación.
Un patrón repetido
El ESF no se limitó a México. En 1995 Argentina recibió un crédito de 250 millones, Brasil en 1998 obtuvo 5.000 millones y Uruguay en 2002 accedió a 1.500 millones para detener una corrida bancaria. Aunque cada situación tuvo particularidades, el denominador común fue la escasez de dólares en economías emergentes.
Hoy, analistas señalan que EE.UU. persigue varios objetivos: sostener a un socio político, evitar que Argentina caiga en mayor inestabilidad y, al mismo tiempo, impedir que China avance sobre la región a través de financiamiento.
Entre la historia y el presente
Treinta años después del "Efecto Tequila", el rescate a México funciona como espejo para entender la apuesta de EE.UU. en Argentina. En ambos casos hubo devaluación, fuga de capitales y reservas debilitadas.
Pero también un componente político decisivo: en los noventa, Clinton defendía la liberalización comercial; hoy, Trump busca consolidar una red de aliados afines y limitar la influencia china en América Latina.
El resultado final aún está por verse. Lo cierto es que, como entonces, un solo mensaje de Washington bastó para dar un respiro a los mercados y recordar que, en el tablero financiero global, las decisiones políticas pesan tanto como los números.