No hay que tomar tan en serio a Trump cuando habla: es sólo otra trompada para aturdir
Desconcertar forma parte del manual de Donald Trump a la hora de hacer política. Lo ha hecho con Dinamarca a propósito de Groenlandia, con Panamá por el Canal, con España por la OTAN o con Hamas al amenazar con construir un resort en la Franja de Gaza. ¿Por qué no hacerlo entonces con el peronismo en particular y los argentinos en general? Y nadie puede acusar a Trump de no haber avisado, porque ha explicado sobradamente su método de negociación: primero te aturde de una trompada y luego, en ventaja, se queda con lo que quiere. Resta esperar que el método funcione con Vladimir Putin, sí, pero entretanto lo aplica con Argentina. Lo explica en un libro, "El arte de la negociación".
La pregunta que la periodista Nieves Zuberbühler le hizo al presidente de los Estados Unidos fue clarísima: ¿sostendrá su apoyo si Milei no gana las elecciones de medio término? Y la respuesta de Trump fue igual de clara: "Si eso sucede no vamos a estar ahí por mucho tiempo". Y después le cedió la palabra a Scott Bessent, el secretario del Tesoro, para que se extendiera en el asunto.
El problema para el gobierno de Milei es que, horas después, la aclaración de Trump en la red Truth Social fue en realidad una confirmación de lo que ya había dicho en la Casa Blanca.
"¡Hoy he tenido una reunión estupenda con Javier Milei! Está haciendo lo correcto por su país. Espero que el pueblo argentino comprenda lo bien que está haciendo su trabajo y le apoye en las próximas elecciones de mitad de mandato, para que podamos seguir ayudándole a alcanzar el increíble potencial de Argentina. Javier Milei cuenta con mi apoyo total y absoluto. No les defraudará. ¡HAGAMOS QUE ARGENTINA VUELVA A SER GRANDE!"
Otra vez: Trump apunta a las elecciones de este 26 de octubre. Por si había dudas, es protagonista central de la campaña electoral y le plantea a los argentinos una disyuntiva con aroma a chantaje: si no apoyan a Milei, le quito el sostén al gobierno. Y ya se imaginan lo que sucederá.
Ahí entra en escena, 79 años después, "Braden o Perón". Suena atractivo para un sector de la ciudadanía, pero cabe preguntarse si a las actuales generaciones les pesará más el patriotismo o la siguiente idea: si mantenemos el apoyo de Estados Unidos evitaremos una crisis y, quizás, nos vaya muy bien; en cambio, si perdemos ese apoyo, se viene una nueva crisis en la que solo puedo salir perdiendo.
Esa reflexión trasciende ideologías y es especialmente importante para muchos entre las generaciones más jóvenes, votantes que no quieren continuar en la senda del fracaso argentino que vivieron sus mayores. Votantes de Milei en 2023 y que en estos meses convulsos podrían estar dudando.
Trump es, así, el principal insumo de la campaña, tanto de los libertarios como del kirchnerismo. A los dos les sirve, y a él también: para un "entertainer" como el presidente de Estados Unidos, ser el eje del debate en otro país no deja de ser una situación halagadora.
Esto sucede en muchos otros países a los que el inquilino de la Casa Blanca sacude con sus parrafadas. El caso más reciente es el de España: la semana pasada, Trump lanzó en público la idea de expulsar a España de la OTAN porque el gobierno socialdemócrata de Pedro Sánchez se niega a incrementar hasta el 5% del PBI su aporte a la organización. Pero el lunes, en Sharm el-Sheikh, le estrechó sonriente la mano y dijo que se estaban haciendo progresos y que el español hacía "un gran trabajo". Menos de 24 horas más tarde, frente a Milei, volvió a lanzar una trompada al rostro de Sánchez al decir que su posición es "extremadamente irrespetuosa".
Al final del camino, antes o después, Sánchez deberá ceder algo y Trump obtendrá más dinero de España para decirle a sus bases electorales que él defiende a los estadounidenses.
¿Por qué es importante esto para Argentina? Porque en los próximos diez días el discurso será que hay que darle la victoria a Milei en las elecciones del 26, pero una vez que estas pasen, el apoyo se sostendrá.
¿Y si pierde Milei?
Antes de dar esa respuesta habría que determinar qué implica perder en estas elecciones, cómo se sumarán los votos, qué aspectos se privilegiarán de los resultados de una elección legislativa a la hora de determinar ganadores y perdedores. ¿Y si el cálculo de Estados Unidos apunta a contar escaños en el Parlamento y llega a la conclusión de que el gobierno de Milei mejoró su posición, que es por otra parte lo que muy probablemente sucederá?
Trump podrá desconcertar y confundir con sus comentarios sobre Argentina, en especial cuando habla de "los cuatro años de gran trabajo" de Milei, pero al mismo tiempo sabe de qué está hablando: "No es un país muy grande, pero sí es importante. Algunos países no tienen nunca éxito, pero Argentina puede tenerlo".
El dinero que Estados Unidos se apresta a destinar a Argentina puede parecer mucho visto desde el sur, pero no le hace más que cosquillas a la primera potencia mundial. La lista más reciente del Banco Mundial marca un PBI de 633.000 millones de dólares contra 29 billones de Estados Unidos: Trump está al frente de una economía 46 veces más grande que la que dirige Milei.
Ante una América Latina mayoritariamente inclinada a la izquierda y al antiamericanismo, tener de su lado a uno de los tres países más importantes, un país con los recursos naturales que necesita, es muy importante para la Casa Blanca, que quiere recuperar posiciones en la región y hacer retroceder a China.
Por todo eso es que hay que escuchar a Trump cuando habla, pero no siempre tomárselo en serio. Y eso vale especialmente para Argentina en estas semanas de convulsiones y ansiedad.
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