PROBLEMAS PARA EL AGRO

Crisis en provincia de Buenos Aires por falta de obras: alertan que hay 5 millones de hectáreas inundadas o aisladas

Cinco millones de hectáreas permanecen anegadas en la Provincia. Productores denuncian que las obras de dragado del Río Salado no se ejecutan
Por Diego Mañas
POLÍTICA - 16 de Octubre, 2025

El lunes 29 de septiembre, representantes de la Mesa de Enlace se reunieron con autoridades del Gobierno Nacional. Entre los temas esperados, se incluían reclamos por la eliminación temporal de retenciones y la puesta en marcha del nuevo INTA. Sin embargo, la sorpresa llegó en forma de anuncio: según la comunicación oficial, se habrían retomado las obras de dragado en la Cuenca Interprovincial del Río Salado, un proyecto clave para prevenir inundaciones, mitigar sequías y mejorar el manejo del recurso hídrico.

"Nos informaron desde el Gobierno que comenzaron a realizar las obras en la Cuenca Interprovincial del Río Salado, lo que permitirá prevenir inundaciones, aplacar sequías y mejorar los recursos hídricos a través del ensanche y profundización del cauce, reservorios y nuevas secciones de conducción", señalaron desde la Sociedad Rural Argentina. Según la comunicación oficial, la primera etapa comprende 33,4 kilómetros entre el cruce del río con la Ruta Nacional 205 y la localidad de Ernestina, en el partido de 25 de mayo.

Lo que anunció el Gobierno y festejó el campo, no es ni más ni menos que lo que se reclama hace años, y se trata de la obra de dragado del Río Salado Bonaerense, para que en su cauce transporte los excesos hídricos hasta la Bahía de Samborombón. Como ese tramo de más de 30 kilómetros no está terminado, se generan inundaciones en terrenos más bajos, impactando de manera significativa a los partidos de Bragado, 9 de julio, Carlos Casares y Pehuajó. 

Lo que sucede es que la paralización de la obra funciona como un embalse, y la enorme masa de agua comienza a bajar para el lado equivocado. Es por eso que se estiman unas 5 millones de hectáreas improductivas que tienen tierras bajo agua, campos enteros aislados, o alta salinidad que impide sembrar, además de dificultades sanitarias para los ganaderos.

El campo, en alerta por falta de obras anunciadas

En Roque Pérez, la realidad contrasta con el discurso oficial. Ignacio Iturriaga, productor agropecuario con 450 hectáreas a la vera del río, es testigo de la paradoja. Mientras el Gobierno habla de reactivación, las enormes dragas permanecen inmóviles y buena parte de su campo sigue bajo agua.

"Lo que quedó pendiente son treinta y dos kilómetros, y de esos, solo un cuarto del tramo tiene actividad mínima. Incluso allí, las dragas no trabajan más de seis o siete horas diarias. Todo lo demás está paralizado", relata.

El panorama que describe Iturriaga es elocuente: de un lado del puente de la Ruta 205, el río fluye ordenado y profundo; del otro, se ensancha en un estero inmóvil. "Toda la masa de agua que viene de Junín, que circula por un cauce amplio y profundo, de repente se encuentra con un tramo de río original, angosto y poco profundo. Son esos treinta y dos kilómetros los que provocan el desborde y que quede atrapada el agua en este pulmón entre el puente de la 205 y Ernestina", explica.

Las inundaciones no cesas en la Provincia: la infraestructura que falta

A este cuello de botella se suma la estructura misma del puente, que carece de un aliviador o bypass que conecte con los tramos dragados. Según el productor, por más que se reanuden todas las obras, mientras no se actúe sobre esta infraestructura, el agua seguirá acumulándose.

Las lluvias recientes solo agravan la situación: el pasado 4 de octubre, cayeron 56 milímetros en el campo de Iturriaga, mientras que en Junín, aguas arriba, no superaron los 30 milímetros. Resultado: el río subió 15 centímetros en un día, y lo que antes era una loma agrícola, hoy es un lote bajo agua. El sábado 14, volvió a llover copiosamente en la zona, y hay registros de productores agropecuarios que debieron autoevacuarse.

El Plan Maestro del Río Salado, concebido en 1999 con financiamiento del Banco Mundial, fue diseñado para mitigar inundaciones y sequías en una cuenca clave para la economía nacional. Esta región, de 17 millones de hectáreas, concentra el 75% del stock vacuno bonaerense, produce más del 70% de los granos de la provincia y genera más del 20% de la leche del país

Dólares y héctareas: las millonarias pérdidas

Las pérdidas productivas son significativas. De acuerdo al plan de siembra de Iturriaga, que incluía girasol, maíz y soja, quedó reducido a 35 hectáreas sobre 150 planificadas. También los rodeos bovinos se vieron diezmados, con casos de animales arrastrados por crecientes que no volvieron a verse.

"Todo eso repercute en la economía regional: los camioneros pierden viajes, los proveedores de insumos no venden, y el Estado deja de percibir retenciones por lo que no se produce", resume el productor.

Un proyecto con décadas de retraso

El problema, claro, no es nuevo ni exclusivo de la actual gestión nacional. El Plan Maestro Integral de la Cuenca del Salado, concebido en los años 90 como política de Estado para prevenir inundaciones y sequías, ha sufrido décadas de inacción y postergaciones, con avances a cuentagotas y detenciones cada vez que cambia el gobierno.

El tramo en cuestión, de 760 kilómetros, atraviesa Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe, Córdoba y San Luis, y contempla movimientos de suelo por más de 19 millones de metros cúbicos. Sin embargo, las zonas más avanzadas continúan paralizadas, con deudas millonarias que impiden a las empresas contratistas continuar los trabajos.

"En definitiva, lo que se presenta como un gran relanzamiento no es más que una maniobra política para mostrar algo de movimiento en épocas electorales, mientras las zonas críticas siguen abandonadas", explican operadores de las dragas. Según cuentan en la zona, se castigó a quienes cumplieron y avanzaron, y se priorizaron tramos "más livianos" desde el punto de vista financiero, y así poder cumplir con la promesa electoralista.

Mientras tanto, los productores esperan que los anuncios se traduzcan en hechos concretos. Campos que antes eran fértiles se transformaron en lagunas, escuelas cerradas, caminos intransitables y pérdidas millonarias que afectan la cadena agroindustrial y la economía local.

El Salado, entre promesas incumplidas y desafíos por resolver

La Cuenca del Salado, con todo su potencial, sigue siendo un símbolo de promesas incumplidas y desafíos por resolver. Mientras el agua no cede y las lluvias continúan, los productores bonaerenses ven cómo la obra pública se anuncia, pero no llega.

A modo de broma, los productores disipan su bronca, asegurando que en pocos días comienza la siembra de pejerreyes, o que pueden resolver los quebrantos de no poder explotar el campo abriendo un club de pesca.

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