¿Trump debe enviar tropas contra Maduro?: qué opinan los venezolanos que viven en Estados Unidos
Un artículo publicado por el diario norteamericano The New York Times indaga cómo perciben los venezolanos radicados en Florida -especialmente en el área de Miami- la posibilidad de que el presidente Donald Trump ordene una intervención militar en Venezuela. Las opiniones están lejos de ser homogéneas y reflejan tensiones internas en una comunidad marcada por el exilio y por la política estadounidense.
En lugares cotidianos de Doral -una ciudad en las afueras de Miami con una enorme concentración de venezolanos- reina una inquietud palpable. Para personas como Liz Rebecca Alarcón, las charlas casuales en la tienda o en el supermercado quedaron desplazadas por una sola pregunta: si Trump podría incrementar el uso de la fuerza contra Venezuela, y en qué momento ocurriría.
"¿Qué va a pasar?", es la duda que, según Alarcón, repiten amigos, comerciantes y vecinos. "No sabemos cuál va a ser el resultado ni cuál es la estrategia".
¿Trump debe mandar tropas a Venezuela?: qué dicen los venezolanos en EE.UU.
La administración estadounidense viene escalando su presión desde hace meses: ataques letales contra embarcaciones, operaciones que expertos en derecho internacional califican de ilegales y un notable despliegue naval en el Caribe. Para muchos venezolano-estadounidenses, la última semana fue particularmente desconcertante: cuando la intervención parecía inminente, Trump aseguró que estaría dispuesto a dialogar con Nicolás Maduro.
Aun así, la comunidad venezolana que se asentó en el sur de Florida durante los últimos 25 años -tras la llegada de Hugo Chávez primero y Maduro después- no coincide sobre cuál debería ser el próximo paso. Las diferencias se profundizan por el temor que genera la política migratoria del propio Trump, lo que está dividiendo a la comunidad entre quienes presionan abiertamente por la intervención y quienes cuestionan ese camino.
Así lo dejó plasmado el artículo de The New York Times. "En teoría, nos debería unir lo mismo, que es la libertad de Venezuela", expresó Esteban Hernández Ramos, de 30 años, desde Fort Lauderdale. "Cuando vamos a la práctica, existe esa división".
Hernández abandonó Venezuela a los 16 años y hoy trabaja en un medio conservador que difunde contenido pro-Trump en español. Su postura es contundente: quiere que las fuerzas estadounidenses ocupen Venezuela durante un largo período, no solo para desplazar a Maduro -a quien muchos acusan de haberse "robado" las elecciones de 2024- sino también para desmantelar la estructura militar que lo sostiene.
Alarcón, por su parte, tiene una mirada distinta. Con 36 años, nacida en Estados Unidos y analista política demócrata, apuesta a un traspaso no violento del poder hacia Edmundo González, el candidato que, según el conteo opositor, venció a Maduro en las elecciones pasadas. Pero duda de que la estrategia de Trump produzca ese resultado.
Aunque la presencia venezolana en Florida tiene larga data, su crecimiento se disparó durante los gobiernos de Chávez y Maduro. En Miami fueron recibidos por una comunidad cubanoamericana influyente que los vio como aliados ideológicos, y con el tiempo muchos terminaron acercándose al Partido Republicano y respaldando a Trump.
Hoy, sin embargo, disentir con Trump se vive como una falta de patriotismo dentro de buena parte de esa diáspora, incluso entre quienes recuerdan con claridad las traumáticas intervenciones militares de Estados Unidos en América Latina.
"Es como si, si no estás al 1000 por ciento con ellos o no quieres una intervención militar, entonces eres un colaboracionista", afirmó Luis Fernando Atencio, de 32 años, cofundador del Venezuelan-American Caucus. Advirtió que teme una operación militar por el riesgo de víctimas civiles.
José Antonio Colina, un exoficial venezolano que escapó a Miami en 2003 tras ser acusado de colocar explosivos -y a quien Estados Unidos decidió no extraditar- sostuvo que la mayoría de los venezolanos residentes en el país rechaza a Maduro. "Como ese es un régimen que se mantiene por la fuerza", dijo Colina, "por la fuerza tiene que salir".
Pero incluso él reconoce una contradicción: mientras impulsa esta campaña de presión, Trump también promueve el fin del estatus migratorio temporal que protege a cientos de miles de venezolanos. En Doral, el impacto es visible: comercios más vacíos, familias que se marchan o personas que prefieren permanecer encerradas por temor a ser deportadas.
"Hay 660.000 venezolanos en EE.UU. a los que se amenaza con devolver a Venezuela"
"Hay al menos 660.000 venezolanos a los que se amenaza con devolver a Venezuela bajo este régimen que, al parecer, está a punto de ser atacado por el ejército estadounidense", advirtió Adelys Ferro en una conferencia reciente. "¿Cómo se pueden conciliar estas realidades?".
Colina respondió que derrocar a Maduro debería ser la prioridad, incluso por encima de la política migratoria. Solo después -dijo- estaría dispuesto a aceptar las medidas de Trump.
Sin embargo, voces críticas como la suya enfrentan cada vez más hostilidad. Colina asegura que en redes sociales muchos intentan silenciarlo. Ese comportamiento, afirma, "me parece un acto irresponsable que no valora el sufrimiento de miles de venezolanos".
Lo mismo ocurre con César Miguel Rondón, una de las figuras más reconocidas de la radio venezolana, quien se exilió en Miami hace ocho años. Al expresar reservas sobre la estrategia de Trump, fue tildado de colaborador del régimen. Señala que esa actitud deja poco margen para matices.
"Acá me he tenido que cuidar mucho en las opiniones, por razones muy parecidas a las que me tenía que cuidar en Venezuela", afirmó. "Yo salí de Venezuela precisamente por opinar y señalado por la dictadura, pero aquí la intransigencia, sobre todo entre los nuestros, se ha vuelto algo increíble".
Parte de esa intolerancia está vinculada a la figura de María Corina Machado, la líder opositora que recibió el Premio Nobel de la Paz el mes pasado y que respalda firmemente la presión estadounidense. Para algunos, cuestionar la línea de Trump implica desafiarla a ella.
"Genera muchas dudas", sostuvo Hernández sobre quienes rechazan la intervención militar. Y planteó que duda de si realmente quieren la salida de Maduro. "Puede ser ingenuidad. Puede ser complicidad", dijo. "Uno tiene que debatir, ¿pero qué más hay que debatir acá?".