El gobierno vivió la peor semana luego de su último triunfo electoral, donde ve peligrar la aprobación del Presupuesto 2026 y tuvo que postergar el tratamiento en el Senado de su promocionado proyecto de reforma laboral. En la primera derrota (a medias) influyó cierta impericia política que hace peligrar sus alianzas en Diputados, sobre todo con el PRO. Esta situación, más la masiva movilización encabezada por la Confederación General del Trabajo (CGT) y algunos mensajes de los gobernadores, derivaron en la decisión de postergar el tratamiento de la modernización laboral para el 10 de febrero.

La extensa jornada de expositores informativos que pasaron por la Cámara Alta fue una señal para lo que estaba por venir. La senadora libertaria Patricia Bullrich fue el mascarón de proa de una disputa que, llegado el momento del "poroteo", amenazaba con hacerle morder el polvo al oficialismo. De la euforia para que Senado apruebe el proyecto en la sesión del 26 de este mes, Bullrich pasó a admitir: "Vamos a firmar un dictamen abierto a modificaciones y les proponemos pasar el debate al 10 de febrero".

La también titular de la Comisión de Trabajo del Senado indicó que "hemos recibido el pedido de muchos sectores de poder trabajar esta ley, en vez de discutirla el día 26 de diciembre". En tanto, el senador Mariano Recalde (Fuerza Patria) afirmó: "Es bueno que se prorrogue el debate y que no se cierre tan exprés como se venía intentando y que se escuche", aunque se lamentó porque "el dictamen no recoge ninguna observación ni ningún planteo, siquiera lo que ustedes consideraron aceptables".

Reforma laboral: sectores que pretenden profundizar las protestas

En tanto, la Plaza de Mayo fue el epicentro de una protesta que sorprendió a la Casa Rosada por el nivel de convocatoria. En esta oportunidad la CGT con activa participación de las dos CTA -la de los Trabajadores y la Autónoma-, pusieron "toda la carne en el asador" y sumaron a organizaciones sociales como la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y partidos políticos.

La central obrera puso especial hincapié en la logística para que no se generen incidentes. Y, al parecer, el gobierno también mantuvo el protocolo antipiquete sin la virulencia con la que se aplica cada miércoles durante la marcha de los jubilados. De hecho, Bullrich celebró que no se hayan registrado desmanes.

Antes de tomar conocimiento de la postergación del tratamiento del proyecto, el titular de la CTA Autónoma, Hugo Godoy, adelantó que iban a llamar a una nueva manifestación para el 26 de diciembre, que podría incluir un cese de actividades. En la misma línea, Rodolfo Aguiar, líder de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) afirmó que "al gobierno le entró el gol, hay que seguir jugando el partido y convocar ya a una nueva jornada de huelga".

Con la confirmación de la postergación del tratamiento del proyecto, la dirigencia en su conjunto consideró que la magnitud de la manifestación, más las gestiones realizadas por las centrales obreras con senadores, diputados y gobernadores fueron acciones determinantes. Uno de los cotitulares de la CGT, Cristian Jerónimo, explicó a iProfesional que "vamos a profundizar las tres líneas que diseñamos como plan de acción: Seguiremos con los encuentros en el Congreso y con los mandatarios provinciales, porque a ellos también los afecta esta reforma; los asesores legales van a seguir trabajando para determinar la constitucionalidad de cada punto de la iniciativa oficial y, por último, la acción en la calle como la que vimos este jueves".

Se cocina una nueva movilización para el 10 de febrero

Para la cúpula cegetista fue una jornada de protesta a pura ganancia. La marcha fue ordenada y sin incidentes. Los horarios de inicio del acto y cierre se cumplieron según lo establecido. Las columnas de trabajadores llegaron desde distintos puntos hacia la Plaza de Mayo: Camioneros, Empleados de Comercio, Metalúrgicos (UOM), Mecánicos (SMATA), Obras Sanitarias, Legislativos (APL), Luz y Fuerza, Empleados del Vidrio (SEIVARA), Estatales (ATE y UPCN), Maestranza (SOM), Carga y Descarga, gremios del transporte (UGATT), Televisión (SATSAID) y Espectáculos Públicos (SUTEP), entre muchos otros.

Un histórico dirigente se mostró entusiasmado por el nivel de convocatoria. "Esta vez hubo compromiso de todos los sectores gremiales; teníamos que dar una señal contundente al gobierno para que se siente a discutir no solo una reforma laboral, sino que modelo de país queremos" y remarcó: "Creo que lo logramos".

El vocero amplió: "Esta es una especie de tregua en la que tanto el Ejecutivo como la CGT debemos evaluar cuál es el camino a tomar. Nosotros estamos convencidos que con este proyecto no se va a generar trabajo ni van a venir inversiones al país" y adelantó que "el 10 de febrero seguramente habrá una manifestación igual o mayor que esta, donde debemos sumar a todos los sectores afectados por este modelo de ajuste". Y remató: "Tenemos que inundar el Congreso".

Posibilidades de paro nacional: ¿cambio de estrategia de la Casa Rosada?

Fuentes cegetistas consultadas por iProfesional indicaron que "la posibilidad del paro nacional está más firme que nunca; hay que ver cuál es la posición del Ejecutivo a partir de ahora, si hay una convocatoria institucional o si tenemos que ir a las comisiones del Congreso a plantear nuestra posición".

Quienes adelantaron su postura fueron Aguiar, quien aseguró que "el 10 de febrero vamos a convocar a un nuevo paro activo de ATE, que dio muestra de su compromiso en este día histórico, con un casi un 98 por ciento de adhesión al cese de actividades" y el titular de la Federación de Aceiteros, Daniel Yofra, sector que también realizó una huelga por 24 horas. Al respecto, declaró: "Debemos seguir en esta línea de acción y no abandonar la lucha, porque este gobierno no apuesta ni a la producción ni al empleo y necesita sindicatos débiles y trabajadores sin derechos".

En tanto, en la mesa chica de la CGT evaluaron que se puede abrir un canal de diálogo, tras las últimas reuniones que se dieron en el gobierno. El cónclave entre el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, los ministros Diego Santilli (Interior) y Luis Caputo (Economía); el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem; Bullrich; el asesor presidencial, Santiago Caputo y el secretario de Asuntos Estratégicos, Ignacio "Nacho" Devitt; sin la presencia del ministro de Desregulación Federico Sturzenegger -enemigo acérrimo del sindicalismo- fue leído también como un recálculo de la Casa Rosada.

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