Autos, lingotes de oro y caviar: así son las expendedoras de productos de lujo
Cuando se piensa en una máquina expendedora, es fácil imaginarse las dispensadoras de gaseosas, café o golosinas que se encuentran en los centros comerciales o en las salas de espera.
A menudo se "tragan" las monedas o no devuelven el cambio. Y muchas veces los productos se quedan atascados entre hierros giratorios que parecen querer dejar de funcionar en el momento más inoportuno.
En los últimos años las máquinas de “vending” han evolucionado. Ya no sólo distribuyen tabaco, preservativos o golosinas. Ahora también venden productos de lujo.
En Singapur, la marca de compraventa de autos de lujo Autobahn Motors (ABM) ofrece hasta 60 vehículos de alta gama en su máquina expendedora en una torre de 15 plantas.
Allí se puede comprar un Lamborghini, un Ferrari, un Alfa Romeo o un Porsche, entre muchos otros modelos.
Dos minutos más tarde, el auto seleccionado llega hasta la planta baja gracias a un sistema de elevadores.
Desde que se inauguró en diciembre, esta torre de 45 metros de altura vendió algunos de los deportivos más caros del mundo, desde los más nuevos a los coleccionables.
Y no es la única: hay máquinas similares en Estados Unidos y Japón que permiten convertir un concesionario en una sala de exposición de alto nivel.
Pero el sistema del "vending" se aplica a otros negocios de lujo.
Las máquinas de la empresa Gold To Go (oro para llevar, en español) venden monedas y lingotes de oro.
En su pantalla, su precio se actualiza cada 10 minutos, según el valor del metal precioso en el mercado.
Otro ejemplo son las máquinas dispensadoras de caviar y champagne que se encuentran en Beverly Hills, California (EE.UU.).
Incluyen una selección completa de caviar y otros productos alimenticios poco convencionales, como caviar Beluga Imperial, del que se puede comprar una onza (28,35 gramos) por u$s500.
Pero si se quiere una opción más económica, es posible optar por comprar una onza de otra marca por u$s30.
La empresa, Beverly Hills Caviar, está gestionada por un joven matrimonio que patentó la tecnología "porque necesitábamos muchos ingenieros para hacerlo bien", contó Kelly Stern, una de las fundadoras.
Las máquinas tienen unos niveles muy precisos de temperatura, ventilación, oxígeno y luz para poder mantener la calidad del producto. Y, por supuesto, alta seguridad (cámaras incluidas).
Por otra parte, en Japón, productos que en otros lugares son convencionales, como las fresas, se venden por cientos de dólares. Y sí, también en máquinas expendedoras.Mikio Okuda, propietario de la granja Okuda Farm, vende 80 gramos de fresas en su máquina por u$s477, señala la BBC.
Pero ¿cómo meter un ático de lujo en una máquina de "vending"?
Bueno, después de ver una dispensadora de 15 pisos, probablemente, todo es posible.