El 11 de enero de 1996 murió el gran actor cómico argentino, Mauricio Borensztein, conocido como Tato Bores. 23 años después, sus geniales monólogos políticos no pierden actualidad.

iprofesional le decica un humilde homenaje y un recuerdo que invita al humor y a la reflexión. Porque como él decía: “No tengo miedo a opinar, tengo miedo de convertirme en otro imbécil más que por el hecho de ser notorio se cree que al público le interesa su opinión. ¿Acaso uno por tener un cacho de fama sabe más que un albañil, que un colectivero? Por favor, dejémonos de jorobar.”

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 Argentino hasta la muerte

Nació un 27 de abril de 1927.  Tato Bores fue apodado el "Actor Cómico de la Nación" e hizo reír a varias generaciones de argentinos a lo largo de su carrera de más de 50 años. Fue una de las figuras más respetadas y queridas del país.

Participó en 19 películas y una infinidad de ciclos de televisión y obras teatrales.

Tato murió de cáncer óseo, enfermedad que lo mantuvo alejado de la televisión en su último año. Después de la operación de una hernia de disco en la clínica Mater Dei, le informaron que no podría volver a trabajar.

Reconocido por su humor político, sus críticas al gobierno de turno, logró decirle a los argentinos lo que nadie más se atrevía. Se rodeó de muy buenos libretistas y se caracterizó por sus programas innovadores.

Se presentaba ante el público con una peluca, unos anteojos de marco grueso negro y un habano, vestido por un frac.

Fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, pocos años antes de su muerte, en 1992. 

Nada mejor que cerrar la nota con la frase final de sus monólogos: "Mis queridos chichipios, atentas las neuronas, a seguir laburando. Vermut con papas fritas y good show".