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Behind The Curve: el documental de Netflix que cuestiona a los terraplanistas

Editado de una manera formidable, el filme de Netflix, Behind The Curve fue elogiado por la prensa internacional. Aunque se burla de los terraplanistas.
06/03/2019 - 13:15hs
Behind The Curve: el documental de Netflix que cuestiona a los terraplanistas

En pleno 2019 millones de personas se declaran "terraplanistas". De hecho, hace pocos días fue noticia en Buenos Aires el anuncio de un encuentro de seguidores de esa creencia. La cita tuvo lugar el 2 y 3 de marzo en un predio de Colón. Muy acorde con el curioso evento, Netflix incluyó en su catálogo Behind The Curve, un documental sobre el tema.

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Editado de una manera formidable, el filme dirigido por Daniel J. Clark ha sido elogiado por la prensa internacional.

En una nota de ABC.es la crítica es explícita: De la hora y 35 minutos que dura Behind the curve (La tierra es plana), el último documental estrenado por Netflix, apenas se salvan los cinco últimos minutos con un experimento que demuestra cómo funciona el cerebro de unos «terraplanistas» que no tienen ni la capacidad para probar sus propias (y locas) teorías".

Pero antes de llegar a ese surrealista final, Daniel J. Clark, el cineasta encargado del filme, va presentando a los protagonistas del documental mientras cuentan cómo acabaron confiando en una de las creencias más refutables que existen. Así termina por encontrar al verdadero corazón de «La tierra es plana», Mark Sargent, un youtuber popular entre estos «creyentes» que enarbola la bandera del «terraplanismo» entre tantas otras teorías.

En sus escenas se confronta a referentes terraplanistas como Mark Sargent y Bob Knodel, enemigos totales.

En el aludido largometraje se evidencia el descontento de Knodel cuando el aparato arroja resultados que confirman la redondez de la Tierra. Entonces, se lo puede escuchar decir:

"Lo que encontramos es que cuando encendimos el giroscopio obtuvimos que estábamos captando una deriva. Una deriva de 15 grados por hora".

Ante tal situación, Bob admitió que era un dato problemático para él y sus compañeros de lucha ideológica. Pero luego retomó el entusiasmo por su credo y apuntó:

"Obviamente, no estábamos dispuestos a aceptarlo, así que empezamos a buscar maneras de refutarlo, en realidad estaba registrando el movimiento de la Tierra".

EL mayor error en el que cae el prolijo documental es reírse de sus protagonistas a través de la simple observación. Pone la cámara, pregunta y rápidamente se ve el tipo de persona que se encuentra cómoda en un grupo social así.

La mayoría son varones, aunque una mujer, Patricia Steere tiene gran protagonismo en el film. Dicen desde ABC.es: "todos con escasa preparación y pocos medios que han encontrado en subforos de internet el sentimiento de permanencia y la información que la sociedad real, dicen, les impide tener. Gente en la frontera social que prefiere creer lo imposible para diferenciarse del resto, de los que creen que viven engañados por los poderes fácticos2.

Lo que se ve en  «Behind the curve (La tierra es plana)» es cómo la comunidad de terraplanistas no deja de crecer en cada una de las quedadas a las que asiste para rodar. En la época de las fake news y la democratización de la opinión, para algunos vale más la teoría (que dicen en serio) de que la Antártida no existe sino que hay un muro que delimita «el final» del planeta tierra al igual que el de «Juego de Tronos» (SIC) frente a la del astronauta Scott Kelly (que pone algo de cordura en el documental) que ha estado un año de misión en la Estación Espacial Internacional.

Uno de los protagonistas llega a burlarse de los científicos porque, dice, ellos solo responden con matemáticas a sus observaciones reales. Qué esperar de un grupo que ha organizado un crucero para dar la vuelta al mundo y demostrar que el planeta no es redondo...

«Behind the curve (La tierra es plana)», como documental, se convierte en un constante ridiculizar a sus protagonistas. Es fácil con el material que tiene entre manos el director, aunque llega un punto que es innecesaria la caricatura de sus protagonistas. Pero como decíamos al arranque del texto, el experimento final es el mejor resumen de la hora y media invertida (o perdida).

Ahí se ve a Jeran Campanella, otro de los protagonistas, hacer el conocido como «experimento del láser», que consiste en enviar un haz de luz a través de dos agujeros separados por varios metros y demostrar que se mantienen en paralelo sobre el nivel del mar. Para el «investigador», al ser la tierra plana, la altura del emisor y el receptor será la misma pese a la distancia. Y trata de hacer el experimento, en el que pone los tres puntos de control a una altura de unos cinco metros sobre el nivel del mar.

Como para él vivimos en un planeta plano, cuando dispare el rayo de luz, el receptor no tendrá que elevar la altura para encontrar haz. La realidad es que, por la curvatura de la tierra, debe elevar el aparato receptor. «¡Wow! Interesante... Es... Interesante», dice el investigador ¿Qué pasa al final? Hay que verla.

Para quienes quieran ver el documental en Netflix de Argentina, figura con el nombre: Tan Plana Como un Encefalograma.