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Entre el morbo y la curiosidad: el turismo oscuro gana cada vez más adeptos

Tiene más fanáticos que detractores. El turismo oscuro es algo así como el lado B de los viajes, es ir a esos lugares a donde nunca se iría de vacaciones
14/05/2019 - 16:19hs
Entre el morbo y la curiosidad: el turismo oscuro gana cada vez más adeptos

Se trata de visitar destinos marcados por las tragedias como Fukushima, la ciudad japonesa que en el 2011 sufrió un accidente nuclear o la finca de Pablo Escobar en Antioquia, Colombia, que recuerda los terribles años del narcotráfico. ¿Morbo por las catástrofes y crímenes o curiosidad por la historia? A este estilo de viajes se los conoce como turismo oscuro, negro o tanatoturismo. Aquí, algunos tours de lo más "negros".

Frontera México - EE.UU.

Este tour simula el recorrido que padecen cientos de personas, en su mayoría mexicanos y centroamericanos, quienes intentan cruzar desde México hacia Estados Unidos en busca de una vida mejor. Desafortunadamente, en ese empeño, se enfrentan a secuestros, arrestos, hambre, deshidratación, entre otros peligros.

El recorrido empieza al revés. Es decir, en la urbe estadounidense de Tucson, estado de Arizona, que limita con la región mexicana de Sonora, pues la localidad de Nogales es una de las zonas de acceso a EE.UU. En la ruta de ocho horas se tiene la oportunidad de conversar con los habitantes de los pueblos contiguos acerca de esta situación, y se ven los tanques de agua instalados en la comunidad de Arivaca (Arizona) para que los migrantes sacien su sed. También están los voluntarios de distintas organizaciones que ofrecen su ayuda a dichas personas. Por último, está la garita de control y el muro fronterizo. (www.graylinearizona.com)

Hacienda Nápoles, Colombia

Se ubica en el municipio de Puerto Triunfo, en el departamento de Antioquia. La finca de casi 3.000 hectáreas, construida en 1978 por el narcotraficante Pablo Escobar, tenía 27 lagos artificiales, helipuerto, pista de aterrizaje y 1.500 animales (canguros, camellos, jirafas), entre otras excentricidades.

Además de despachar droga, en Nápoles se cometieron homicidios. Desde el 2008 la hacienda es propiedad del Gobierno colombiano que decidió convertirla en un espacio recreacional (entrada: US$27,80) con cinco parques acuáticos, un zoológico (como el de la época) y, para no olvidar el pasado, dos museos que honran a las víctimas (civiles y militares) de Escobar y recuerdan, con cronologías y fotos, sus crímenes. (www.haciendanapoles.com)

Fukushima, Japón

El 11 de marzo del 2011 un terremoto de 8,9 grados de magnitud y un tsunami de 14 m de alto arrasó con la costa noroeste del país. El corte de electricidad posterior evitó la refrigeración de los seis reactores nucleares de la planta de Fukushima Dai-ichi, situada en la villa de Ōkuma, en el distrito de Futaba.

Minutos más tarde, un accidente nuclear de nivel radiactivo 7 obligó a desalojar el área. ¿El saldo de las tres desgracias? 19 mil muertos y 470 mil desplazados. Hoy, se realizan tours guiados con medidas de protección en los que se dan a conocer los trabajos de restauración de la metrópoli y de los lugares aledaños. (www.real-fukushima.com)

Chernobyl, Ucrania

Desde 1986, Prípiat es una ciudad fantasma. Entonces, 50.000 ucranianos huyeron debido a la explosión del reactor número 4 de la central nuclear de Chernobyl, que expulsó a la atmósfera humo y polvo radioactivo y causó un incendio que demoró 10 días en apagarse. ¿El motivo? Un experimento para probar la unidad turbo-generadora de la planta.

Pese a que el territorio tardará en descontaminarse casi 24 mil años más, puede visitarse. Eso sí, solo con un operador turístico autorizado por el Gobierno, con conocimientos para identificar las áreas radioactivas y evitarlos en la travesía. (www.chernobylwel.com)

 

Belchite, Zaragoza

En 1937, este municipio quedó en escombros tras 14 días de ataques bélicos durante la Guerra Civil Española (1936-1939). Los resultados fueron lamentables: 5.000 fallecidos y 2.411 prisioneros. Actualmente, es posible pasear por las ruinas de Belchite: una especie de museo de guerra al aire libre. Informes: www.belchite.es/oficina-de-turismo-belchite.

La Zona Cero en Nueva York

Se ha convertido en un punto de referencia para viajeros de todas partes del mundo. Allí, donde supieron estar las Torres Gemelas, hoy el tanatoturismo explota el morbo y los deseos de las personas de conocer más sobre la muerte y las tragedias que acaban con miles de vidas.

Los campos de la muerte de Camboya, el centro de la memoria del genocidio en Ruanda, la plaza Dealey en Dallas – donde murió asesinado el presidente Kennedy-, el departamento donde se suicidó Kurt Cobain, son solamente algunos de los tantos otros destinos peligrosos, misteriosos y atrayentes que se han convertido en lugares de referencia para el turismo oscuro.

El incremento de la popularidad del tanatoturismo es fácilmente cuantificable. Para hacerse una idea, en 2009 visitaron Chérnobil alrededor de 9.000 personas, y en 2016 ese número ya había ascendido hasta 36.000.

De frente con la muerte

Detrás del tanatoturismo está una idea que moviliza a los seres humanos: tratar de conocer más acerca de la muerte. Poder estar cara a cara con ella, con el peligro y el suspenso detrás de algo que genera miedo, es inevitable y sin embargo se debe enfrentar. Ir a uno de estos destinos no es únicamente recordar a los otros, es también recordarse a uno mismo, la propia mortalidad y vida.

Por estos motivos, el turismo oscuro es uno de los temas más conversados en los últimos años en los circuitos sobre turismo a nivel mundial. Una apuesta interesante para los fanáticos que deseen mirar un poco más de cerca la muerte.