Adicción a las pantallas en los más chicos: señales a tener en cuenta y sus principales riesgos
El informe realizado por el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat en colaboración con el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA y difundido por iProfesional, fue contundente y contó con la participación de 6.000 personas de entre 18 y 75 años en hogares de CABA (400 casos por comuna).
Además del uso de distintas sustancias, uno de los puntos que abordó este trabajo fue el uso de pantallas, o el exceso en su utilización, ya que, los números enseñaron que el exceso de horas frente a dispositivos móviles y computadoras es un tema para alarmarse.
En particular, los más jóvenes son los más vulnerables, con un porcentaje que supera las cinco horas diarias de uso y pone sobre la mesa el impacto de este comportamiento en su bienestar.
En ese contexto, la preocupación ya no es solo institucional, sino que, también, se volvió social y cultural. Desde una miniserie televisiva, pasando por coloquios en el interior del país organizados por instituciones sin fines de lucro hasta la preocupación de la Iglesia Católica por proyectos de ley en el Congreso para regular las apuestas on line que podrían perder estado parlamentario en menos de un mes, son temas que se suceden ante la situación apremiante del aislamiento y ensimismamiento en que viven muchos jóvenes y una gran cantidad de adultos que se refugian en las pantallas en búsqueda de sentido para sus vidas.
El impacto en los chicos de la adicción a las pantallas
No solo se compra y se venden objetos, sino que la cuarta revolución industrial que atraviesa la Humanidad, la más potente e innovadora, permite que se produzcan relaciones sexuales a través de páginas de contenido erótico y hasta se simule un noviazgo a través de la inteligencia artificial.
No todo es adicción al juego, en definitiva la adicción a ese tipo de pantallas se corta cuando la persona se queda sin fondos y debe esperar para volver a tener dinero, sino que hay todo tipo de atracciones en las pantallas que consumen nuestras horas en las que no dormimos y, también, aquellas que están destinadas al descanso corporal.
El insomnio está ganando terreno porque los usuarios de aplicaciones quedan prendados a las pantallas y terminan pagando con la salud y como escribía Shakespeare "te falta la estación de todas las naturalezas, el sueño".
Para la Licenciada Rosana Barroso de la Fundación LEA, que incansablemente realiza encuentros con ciudadanos en todo el país para dialogar acerca de esta problemática,"hay que prestar atención a las nuevas modalidades de relacionamiento en los adolescentes. La tecnología y sus modos de uso son socialmente aceptados y valorados, lo que constituye una de las formas instituidas de relacionarse con el mundo. En algunos casos, esta modalidad de relacionamiento podría ser problemática y afectar negativamente las dimensiones de la salud integral. Por ejemplo, en su dimensión física, algunas prácticas de consumo digital pueden favorecer la realización de actividades a través de programas de fitness y dispositivos de seguimiento. Otras, en cambio, contribuyen a la pasividad y el sedentarismo, lo que genera problemas posturales, de visión y audición, sobrepeso o, incluso, accidentes por desatención al entorno. En lo psicológico, estas prácticas pueden proporcionar acceso a recursos de salud mental y grupos de apoyo, al mismo tiempo que pueden contribuir a generar estados de ansiedad, depresión y aislamiento social".
Funcionan, de esa manera, como Jano, el dios griego de las dos caras que miraba en direcciones opuestas. La abogada Laura Macazaga afirmó que "en Argentina el 93% de los niños accede a Internet desde los 4 años, y que el promedio de obtención del primer celular ronda los 9 años. "Es demasiado temprano, sobre todo sin acompañamiento adulto", señalaron.
Para Rosana Barroso, además de la concientización desde las instituciones y los gobiernos, la batuta para cambiar el estado de cosas las deben tener los adultos. Las integrantes de Fundación LEA insistieron en que los adultos deben recuperar la conexión emocional con los chicos, y ofrecer una escucha activa más allá de las pantallas.
"Si no los miramos a los ojos, no sabremos en qué están. A veces ese segundo en que el niño intenta hablar y no lo escuchamos puede ser decisivo", advirtió Macazaga.
La adicción a la pantalla, según los ojos de la cultura
En al ámbito de la cultura, el poeta y filántropo, Alejandro Roemmers, coprodujo un documental acerca de la cuestión, que tuvo impacto en Europa y aquí se puede ver por Flow. Adictos a las pantallas refleja las historias de tres jóvenes dependientes de servicios on line. Por un lado, Laura es una adolescente que ingresa en un centro terapéutico para desintoxicarse de su adicción a las redes. Por el otro, Bru relata sus inicios en la pornografía, a los 10 años; mientras que Daniel testifica cómo ha perdido más de 100.000 euros a causa de su adicción a los juegos online.
Tres ejemplos de casos de nuestro tiempo de personas que viven en una especie de realidad paralela y que se desenganchan, cada vez más, del mundo real. Si es que tal cosa existe.
Pero, más allá de las especulaciones metafísicas, a Roemmers le importó la opinión de especialistas que alertan acerca de los cambios en la especie. Muchos de los estudios científicos más actuales, marcan un cambio en la evolución neuronal del desarrollo cerebral de nuestra especie, en concreto de los más jóvenes, los llamados "nativos digitales", en los que se va a apreciando una atrofia de las capacidades cognitivas, de las aptitudes sociales y de relaciones con los otros, del desarrollo de la creatividad, la imaginación y el aprendizaje.
A su vez, existen especialistas de las nuevas tecnologías que tuvieron importantes puestos en empresas globales que denunciaron el negocio tras bambilnas. Explican la existencia de estrategias, que utilizan para descubrir cuáles son los intereses de los consumidores y de esta forma atraer a los usuarios en edades cada vez más tempranas, con el fin de generar a futuro una obsesión por sus plataformas.
De hecho, hace poco se confirmó que las firmas Meta y Byte Dance estaban en conocimiento de los efectos nocivos de sus plataformas en niños y adolescentes: mediante una demanda judicial, las compañías fueron informadas sobre las consecuencias que Facebook, Instagram, Tiktok y Snapchat causaron en numerosos usuarios, al provocarles ansiedad, depresión, trastornos alimentarios e insomnio, entre otros síntomas.
La cuestión está planteada, este debate recién comienza y las demandas sociales irán en aumento al tiempo que se registren mayores perjuicios que beneficios por permancer durante horas absorbidos frente a una pantalla digital.