ANÁLISIS

Massa llega a un Gobierno en conflicto: los 3 problemas de fondo que debe resolver y el rol clave de Cristina

Con el solo desembarco de Sergio Massa en el Gabinete no se resuelven tensiones intrínsecas de la coalición de gobierno. Qué le espera al "superministro"
RESERVADO - 01 de Agosto, 2022

Hay un término de la psicología que puede ser muy útil para entender las dificultades que está atravesando el proceso político argentino y es el de la "disonancia cognitiva". Para esa disciplina, que es la que mejor comprende la naturaleza de la conducta humana, se produce una disonancia cognitiva cuando emerge una tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones) que percibe una persona, que tiene al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto. Si pudiéramos aplicar ese concepto a las coaliciones de gobierno, deberíamos concluir, con total asertividad, que el principal problema que afecta al Frente de Todos es que sufre de disonancia cognitiva.

Esa disonancia cognitiva (la presencia de ideas y creencias en conflicto dentro de la coalición) se evidenció desde el comienzo y nunca pudo ser resuelta, porque la principal falla que hubo en el diseño de esta coalición no fue que se integró con personas que tienen miradas muy distintas de lo que hay que hacer, sino que sucedió ello (se juntaron el agua y el aceite) y no se diseñó un mecanismo de resolución de ese conflicto.

El problema del Frente de Todos no es que no encuentra un rumbo. Es un problema anterior y más preocupante, y es que no puede definir un rumbo, porque no puede resolver la disonancia cognitiva.

Si este es el diagnóstico, ¿puede el ingreso de Sergio Massa al Gabinete resolver el problema? La respuesta es sencilla: no, si su ingreso implica que aún no se resolvió el conflicto madre dentro de la coalición. Si el ingreso de Massa no puede resolver las diferencias que hay entre Cristina Kirchner y el programa con el FMI, la solución Massa será igual de insuficiente que lo fue la solución Guzmán o la solución Batakis.

Como Guzmán y Batakis, Massa deberá gestionar en medio de las tensiones internas del Frente de Todos.

Los tres problemas clave que enfrenta el Gobierno

Esta coalición de gobierno enfrenta varios problemas simultáneos y requiere resolver todos esos problemas de manera simultánea. El primero de ellos es el de la definición de un rumbo, la orientación de las políticas en general y de la política económica en particular. A esta coalición le costó desde un comienzo definir el rumbo y ese ha sido parte del problema. Recién con la urgencia de tener que resolver el acuerdo con el FMI por la amenaza del default, el Presidente decidió asumir un conjunto de compromisos públicos de política económica que le permita administrar algo las expectativas de los agentes económicos. 

Pero ese rumbo vino siendo discutido por la figura más fuerte de la coalición de gobierno, al punto de provocar la renuncia del Ministro que acordó con el organismo ese programa. ¿Respetará Massa el programa con el FMI? Si nos guiamos con lo que recogió Silvina Batakis es su reunión con las autoridades del organismo, mucho margen para cambiar el programa no hay. ¿Apoyará ahora Cristina Kirchner la persecución de las metas de ese programa? Ese es un plano del problema no resuelto con el desembarco de Sergio Massa en el área económica del Gobierno. Deberemos corroborar que la vicepresidenta apoyará el rumbo fijado.

"¿Apoyará ahora Cristina Kirchner la persecución de las metas del acuerdo con el FMI? Ese es un plano del problema no resuelto con el desembarco de Sergio Massa"

En segundo plano del asunto es el compromiso político de sostener el rumbo. Quedó claro que el Ministro Guzmán no pudo sostener ese compromiso luego de firmar el acuerdo, y fue evidente que no muchos en la coalición de gobierno hicieron los esfuerzos necesarios para sostener el compromiso de cumplir con la metas del programa. ¿Podrá esta reestructuración del Gabinete producir el compromiso de todos los integrantes de la coalición de perseguir el programa con el FMI? Porque no se trata solo de definir un rumbo, también se trata de sostenerlo para construir confianza y credibilidad en que se ofrecerá previsibilidad en el accionar del Gobierno, para que todos los agentes económicos puedan planificar sus acciones.

Finalmente, hay un tercer plano de problemas y tiene que ver con las condiciones políticas y sociales bajo las cuales se define, se ejecuta un rumbo y se sostiene con compromiso político ese rumbo. El programa con el FMI, que busca corregir desequilibrios acumulados en la economía, no permitirá atender las urgencias sociales de manera inmediata, y podría producir beneficios en el mediano y largo plazo. 

Ello implica que habrá que implementarlo desatendiendo esas necesidades sociales y exigiendo compromiso político de toda la coalición para contener las demandas. La implementación del programa no es un beneficio político, es una exigencia política, y para cumplirla se requiere un determinado capital político para lograrlo. ¿Tiene esta coalición el capital político para implementar el programa con el FMI? 

Cristina Kirchner y el acuerdo con el FMI: una cuestión que Massa deberá resolver.

Por qué con la llegada de Sergio Massa no alcanza

En definitiva, con el desembarco de Massa no se resuelven las dudas sobre el rumbo (¿el programa con el FMI?), el compromiso político de sostener el rumbo (¿apoya Cristina el programa con el FMI?), y las condiciones políticas y sociales para implementar ese rumbo (¿habrá tolerancia social y política dentro de la coalición para cumplir con el programa con el FMI?).

Y las respuestas están vinculadas a la capacidad que tenga la coalición de gobierno de resolver su disonancia cognitiva: ¿se puede lograr un acuerdo entre el FMI y Cristina Kirchner? Si esta disonancia no se resuelve, ni Massa ni Copperfield ni Mandrake el Mago podrán hacer funcionar a una coalición que fue integrada por miembros que tienen ideas, creencias y miradas distintas de cómo resolver los desafíos por delante, y además (esto es lo preocupante) carece de un mecanismo de resolución de esos conflictos internos que anidan en su interior. 

Si Sergio Massa no es Cristina Kirchner, si Sergio Massa no viene a resolver el conflicto entre el FMI y Cristina Kirchner, a Sergio Massa le pasará lo mismo que a Alberto Fernández y se enfrentará inexorablemente a la imposibilidad de hacer funcionar a una coalición que, hasta aquí, resultó inviable.

Por Lucas Romero, politólogo y director de Synopsis Consultores.

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