ESTUDIO CIENTÍFICO

El misterio de la longevidad: qué reveló el estudio sobre María Branyas, la mujer que llegó a los 117 años

Aunque tenía 117 años al momento de morir en 2024, sus células se comportaban como las de una persona de 94, es decir, 23 años más joven
Por iProfesional
SALUD - 27 de Septiembre, 2025

María Branyas Morera, reconocida como la persona más longeva del planeta hasta su fallecimiento en agosto de 2024, a los 117 años, se convirtió en objeto de un estudio científico sin precedentes.

Investigadores del Instituto Josep Carreras, liderados por Manel Esteller, analizaron su organismo mediante un enfoque multiómico —que incluyó genoma, epigenética, microbioma intestinal, metabolismo lipídico y función mitocondrial— con el objetivo de descubrir qué le permitió alcanzar una vida tan extensa y saludable.

Uno de los hallazgos más llamativos fue el contraste entre su edad cronológica y su edad biológica. Aunque tenía 117 años, sus células se comportaban como las de una persona de 94, es decir, 23 años más joven. Esto se determinó a través de relojes epigenéticos, a pesar de que presentaba telómeros cortos, un clásico marcador de envejecimiento celular.

"Pese a varios eventos emocionalmente dolorosos que ocurrieron en sus últimos años de vida, como la muerte de su hijo, mantuvo una salud física y mental fuerte durante toda la vida, con buenos hábitos de sueño, dieta mediterránea equilibrada y una vida social activa", señala el estudio.

Un organismo excepcional

Los resultados mostraron una combinación única de factores protectores. Su sistema inmunológico se mantuvo sorprendentemente eficaz en la vejez, con buena respuesta ante infecciones y sin provocar inflamación excesiva ni autoinmunidad.

También se destacó su microbiota intestinal, muy similar a la de personas jóvenes y dominada por bacterias beneficiosas como las bifidobacterias, asociadas a baja inflamación intestinal.

Otro punto sobresaliente fue su perfil lipídico: altos niveles de colesterol HDL ("bueno") y bajos de colesterol LDL ("malo"), lo que reducía el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Más allá de la genética

Los investigadores señalan que su longevidad no puede explicarse solo desde lo biológico. María Branyas siguió a lo largo de su vida hábitos saludables que probablemente contribuyeron a su bienestar: dieta mediterránea, ejercicio moderado, consumo diario de yogur, vida social activa y la ausencia de conductas de riesgo como fumar o beber alcohol.

Le gustaba pasar tiempo con su familia, leer, cuidar el jardín, caminar, jugar con sus perros y, hasta pocos años antes de su muerte, tocar el piano.

Con 113 años, logró superar la infección del covid-19 y, a diferencia de sus hermanos, nunca sufrió una enfermedad relacionada con la edad.

Aunque se trata de un caso único que no puede generalizarse a toda la población, el estudio ofrece pistas valiosas para comprender cómo la interacción entre genética, biología y estilo de vida puede favorecer un envejecimiento sano y prolongado.

El mensaje es claro: mantener hábitos equilibrados no solo puede retrasar el envejecimiento, sino también hacer que la vejez sea más saludable, evitando enfermedades, dolores y la dependencia en la etapa final de la vida.

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