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¿Cómo debe vincularse la Argentina con los gigantes tecnológicos?

Además de posibles inversiones, tallan en la relación entre el Estado y esas empresas cuestiones como soberanía de datos, privacidad y regulaciones
02/10/2019 - 10:41hs
¿Cómo debe vincularse la Argentina con los gigantes tecnológicos?

Sergio Candelo, director de operaciones de la empresa argentina de software y servicios informáticos Snoop Consulting, explica en la siguiente entrevista de iProfesional cómo el sector informático y el Estado argentino deberían vincularse con los gigantes tecnológicos del Silicon Valley.

-¿La Argentina debería tener un embajador para relacionarse con los gigantes de la industria tecnológica?

-Creo que la clave -más allá de definir si se debería tener o no un embajador- es entender el para qué se tendría esa figura; qué funciones cumpliría, sobre todo en un contexto en donde las principales tecnológicas ya tienen acceso directo a los mandatarios. En algunos casos, de hecho, las grandes empresas terminan teniendo igual o más poder que algunos países.

En este sentido, se podría decir que una función que podría tener un embajador tecnológico sería la de evaluar y generar nuevas formas de relacionamiento y acción más allá de lo exclusivamente protocolar.

Así, a este nivel el embajador debería ser un vínculo efectivo para ser el nexo con el presidente en los casos de los países más pequeños, acercando posiciones para generar reuniones, encuentros y facilitando acuerdos comerciales.

-¿Cuáles serían las ventajas y desventajas de tener un diplomático de estas características?

-Por un lado, como ventaja se encuentra el hecho de que están enfocados a las necesidades tecnológicas y de desarrollo de economía del conocimiento de un país. Luego, -y no lo llamaría una desventaja sino una cuestión compleja a evaluar-: hay que ver si el CEO de uno de estos gigantes tecnológicos quiere dar audiencia a todos los embajadores.

Creo que forma parte de una cuestión mucho más amplia y que tiene que ver con la posición en el mapa (geopolítico, socioeconómico y tecnológico) de cada país. Es muy válido el deseo de tener encuentros de impacto real con los que definen el futuro y las próximas innovaciones, pero hay cuestiones de agenda que marcan posibilidades, más allá de las voluntades individuales.

-¿Los gigantes tecnológicos tienen ahora tanto poder como muchos gobiernos, si no es que más?

-Sí, absolutamente, y de hecho los CEO de estos gigantes tecnológicos ya se reúnen con los presidentes, independientemente de que exista o no un "embajador tecnológico". Por ejemplo, empresas como Google (Alphabet), Microsoft y Apple ya sostienen reuniones 1-1 con los principales mandatarios y esta no es una cuestión menor.

-¿Estas empresas han pasado de ser compañías con intereses comerciales a convertirse, realmente, en actores de hecho en la política exterior?

-Absolutamente. En el caso del Cambridge Analytica con la administración Trump es paradigmático en este sentido. Los partidos políticos y administraciones se vuelven "un cliente más" y su influencia no es inocente.

-¿Cuáles son los retos que el cambio tecnológico ha planteado y que han afectado a las democracias occidentales? Por ejemplo, la difusión en redes sociales de contenido controversial en términos políticos, cuestiones sobre la privacidad y los servicios que almacenan gran cantidad de datos, la seguridad cibernética y los bajos impuestos que pagan las empresas fuera de Estados Unidos.

-Lo interesante -y el denominador común- de estas compañías es que regalan el servicio que vos usás. Entonces, a partir de ahí se da un juego en el que los ciudadanos-usuarios, que prácticamente están 24/7 con su smartphone, entran en contacto con estas plataformas, convirtiéndose en un vehículo entre esa plataforma de contenido como puede ser Facebook, Google o Instagram y las empresas anunciantes.

Es allí donde comienza la pregunta por la soberanía de datos, la privacidad y las regulaciones necesarias, mientras las empresas recogen información cuyo uso no siempre está clarificado.

En el caso de las fake news esto es interesante ya que pone en el horizonte la imposibilidad o la dificultad de iniciar acciones legales con empresas involucradas activamente en estos hechos. Hay una suerte de deslocalización favorable a la desregulación que trae implicancias éticas y legales que ciertamente preocupan y se deben considerar.

-¿Cómo un país como la Argentina puede implementar formas novedosas de captar la atención de los gigantes tecnológicos? Por ejemplo, Suecia estableció una embajada en el videojuego Second Life.

-Yo creo que más que formas novedosas hay que preguntarse para qué se quiere captar la atención de esos gigantes ¿Para que instalen oficinas y generen empleo en el país? En una economía ubicua como la digital eso se vuelve más complejo y no se torna tan sencillo extraer ventajas competitivas concretas. Creo que es central no perder de vista el para qué, y a partir de esas certezas sí se puede empezar a pensar en las tácticas o formas de implementación, más o menos novedosas.

-¿Qué ventajas y desventajas tendrían los gigantes tecnológicos al tratar con un embajador argentino para esta industria?

-Creo que hay que considerar el panorama de manera global. Como comenté antes, muchos CEO de estos gigantes tecnológicos ya tienen trato directo con los mandatarios de los principales países del mundo.

En casos como el argentino, lo interesante sería dotar a la figura de embajador tecnológico de herramientas concretas para servir a la economía del conocimiento del país, a la industria 4.0, y a dar fluidez al trato con sus cámaras tecnológicas para cerrar acuerdos comerciales, por ejemplo. Si el embajador tecnológico queda reducido a una cuestión protocolar, se tratará de un cargo público más, sin impacto para el crecimiento real del país y sus ciudadanos.

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