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De emprendedora brillante a estafadora: Elizabeth Holmes ingresa a prisión para cumplir una condena de 11 años

La exCEO de Theranos y promesa de Silicon Valley deberá cumplir una condena por estafas con su fallida empresa de análisis de sangre.
31/05/2023 - 08:22hs
De emprendedora brillante a estafadora: Elizabeth Holmes ingresa a prisión para cumplir una condena de 11 años

La empresaria Elizabeth Holmes ingresó el martes a una prisión en el estado norteamericano de Texas, con lo que llegó a su fase final el caso que destapó la estafa de los análisis de sangre en el núcleo de su emprendimiento Theranos.

Inició así la sentencia de 11 años de cárcel para la mujer de aspecto sorprendido que se abrió paso en la cultura de los "hombres de la tecnología" al convertirse en una de las empresarias más célebres del californiano Silicon Valley, sólo para luego ser descubierta como un fraude. En el camino, Holmes se convirtió en un símbolo de la exageración desvergonzada que a menudo satura la cultura de los emprendimientos.

Quedan dudas sobre sus intenciones reales, tantas que incluso el juez federal que presidió su juicio parecía desconcertado. Los defensores de Holmes aún se preguntan si el castigo fue severo en comparación con el delito.

A sus 39 años, parece más probable que Holmes sea recordada como la Ícaro de Silicon Valley: una empresaria de altos vuelos que ardió con una ambición temeraria y cuya odisea culminó en condenas por fraude y asociación ilícita.

Sus motivos todavía son misteriosos, y algunos defensores dijeron que los fiscales federales la atacaron injustamente en su fervor por derribar a una de las practicantes más destacadas de la filosofía del "finge hasta lograrlo": la marca de autopromoción del sector tecnológico que a veces se desvía hacia la exageración y las mentiras flagrantes con tal de recaudar fondos.

Holmes comenzó a pagar el precio de su engaño el martes, cuando inició la sentencia que la separará de sus dos hijos, un niño cuyo nacimiento en julio de 2021 retrasó el inicio de su juicio y una hija de tres meses concebida después de su condena.

Apoyo de Ellison y Murdoch

Se esperaba que Holmes fuera encarcelada en la ciudad texana de Bryan, a unos 160 kilómetros al noroeste de Houston, su ciudad natal. El juez que sentenció a Holmes recomendó esa prisión, pero las autoridades no revelaron dónde quedó detenida.

Sus detractores sostuvieron que merecía estar en prisión por ofrecer una nueva tecnología de la que alardeó, capaz de detectar con rapidez cientos de enfermedades y otros problemas de salud gracias a unas pocas gotas de sangre extraídas con un pinchazo en el dedo.

La tecnología nunca funcionó como prometió. En cambio, las pruebas de Theranos produjeron resultados tan poco confiables que podrían haber puesto en peligro la vida de los pacientes, una de las razones citadas con más frecuencia sobre por qué merecía ser juzgada y condenada.

Antes de que esas mentiras fueran descubiertas en una serie de artículos publicados en The Wall Street Journal a partir de 2015, Holmes recaudó casi 1.000 millones de dólares de una lista de inversionistas expertos, incluidos Larry Ellison, cofundador de Oracle, y Rupert Murdoch, magnate de los medios. Fue el engaño a esos inversionistas lo que condujo a su pena de prisión y al pago de una factura de restitución de 452 millones de dólares.

La participación de Holmes en Theranos catapultó su riqueza en el papel a 4.500 millones de dólares. Nunca vendió ninguna de sus acciones en la empresa, aunque las pruebas del juicio no dejaron duda de que se deleitó con las trampas de la fama y la fortuna, tanto que ella y el padre de sus hijos, William "Billy" Evans, vivieron en una casa de Silicon Valley durante el juicio.

La teoría de que Holmes ejecutaba una estafa intrincada fue respaldada por pruebas del juicio que documentaron sus esfuerzos para evitar que se publicara la investigación del The Wall Street Journal.

Esa campaña obligó a John Carreyrou, el periodista responsable de esos reportajes explosivos, a asistir al tribunal y sentarse en la línea de visión de Holmes cuando ella subió al estrado de los testigos.

Holmes también aprobó medidas de vigilancia destinadas a intimidar a los empleados de Theranos que ayudaron a revelar el fraude de su tecnología de análisis de sangre. Los informantes incluyeron a Tyler Shultz, nieto del exsecretario de Estado George Shultz, de quien Holmes se hizo amiga y convenció para que se uniera a la junta directiva de Theranos.

Tyler Shultz estaba tan nervioso por los intentos de Holmes por callarlo que comenzó a dormir con un cuchillo debajo de la almohada, según una declaración de su padre, Alex, en su sentencia.

Los partidarios de Holmes insisten en que ella siempre tuvo buenas intenciones y que el Departamento de Justicia la convirtió en un chivo expiatorio. Insisten en que sólo implementó las mismas tácticas exageradas de promoción que usan muchos otros ejecutivos del sector tecnológico, incluido Elon Musk, quien ha hecho declaraciones engañosas sobre las capacidades de los coches autónomos de Tesla.

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