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La transformación silenciosa de los pagos: La banca argentina lidera adopción de nuevos ecosistemas

La migración hacia ecosistemas de próxima generación deja de ser una aspiración y pasa a ser una hoja de ruta concreta para los próximos años.
Por César Dergarabedian
TECNOLOGÍA - 29 de Diciembre, 2025

La banca en América latina atraviesa una transformación silenciosa pero profunda, un proceso que fue reflejado en Innovation Espresso 2025, un ciclo organizado por la empresa 2innovate, que cerró en Buenos Aires una gira regional con un mensaje claro: el futuro del sistema financiero se jugará en la capacidad de migrar desde la banca tradicional hacia ecosistemas de pago de próxima generación, ágiles, interoperables y centrados en la experiencia del usuario.

En ese marco, Pablo Pereyra Portugal, director de ingresos de la compañía, sintetizó ante iProfesional el desafío con una idea que funciona como hilo conductor de esta transformación: "La evolución del sistema financiero argentino requiere innovación, colaboración y una visión centrada en el usuario".

No se trata solo de incorporar tecnología, sino de rediseñar la arquitectura transaccional, la cultura interna de las instituciones y la forma en que bancos, "fintechs" y proveedores tecnológicos se relacionan entre sí.

Esta transformación encuentra en la Argentina un terreno fértil por varias razones: una cultura de innovación aplicada al día a día, una banca tradicional con alta capacidad operativa y un ecosistema regulatorio que, aun siendo exigente, permitió avances concretos como la interoperabilidad del código QR y la expansión de las transferencias inmediatas. Sobre esa base, la migración hacia ecosistemas de próxima generación deja de ser una aspiración y pasa a ser una hoja de ruta concreta para los próximos años.

Convergencia de rieles de pago

En el centro de esa hoja de ruta aparece un concepto técnico que, cada vez más, se vuelve estratégico: la convergencia de rieles de pago. Para una institución financiera tradicional, significa poder procesar todos los tipos de pagos –transferencias inmediatas, QR, débito, crédito o billeteras digitales– sobre una única plataforma, en lugar de mantener múltiples sistemas aislados que no dialogan entre sí. Esta unificación no es solo una mejora de eficiencia, sino una condición necesaria para competir en un ecosistema donde el usuario decide en segundos y desde el celular.

Los beneficios operativos de este enfoque son concretos. Al consolidar los rieles en una sola infraestructura, las entidades reducen costos, simplifican su arquitectura tecnológica y habilitan que las transacciones se ejecuten en segundos, independientemente del canal o del origen del pago. El resultado es un sistema más simple de mantener, más rápido de escalar y mucho más flexible para incorporar nuevos medios de pago o integraciones con aliados.

Para la banca argentina, el diagnóstico es contundente: con la evolución del ecosistema transaccional del país, ya no es sostenible mantener infraestructuras fragmentadas. La fragmentación implica duplicar esfuerzos, mantener equipos especializados por vertical de pago, enfrentar integraciones complejas y convivir con cuellos de botella que se traducen en fricciones para el usuario final.

"Migrar hacia un modelo unificado no solo optimiza la operación, sino que habilita la posibilidad de lanzar nuevos servicios digitales en semanas en vez de años", destacó Pereyra Portugal, quien subrayó que en un mercado donde el usuario adopta nuevas formas de pago más rápido que la propia industria, esta capacidad de reacción se convierte en una ventaja competitiva decisiva.

En ese contexto, plataformas transaccionales como Frame Banking, desarrollada por 2innovate como una herramienta de software como servicio (SaaS, sigla en inglés) nativa en la nube, aparecen como el motor técnico que viabiliza la convergencia.

Al colocar la transacción en el centro y soportar múltiples rieles de pago desde una misma capa tecnológica, Frame Banking permite a los bancos desacoplarse de los sistemas legados y operar al ritmo de las transacciones modernas, reduciendo fricciones y habilitando ecosistemas de pago más ágiles e integrados.

Inteligencia artificial en pagos hacia 2026

Si la convergencia de rieles es el nuevo "sistema circulatorio" del ecosistema de pagos, la inteligencia artificial (IA) se perfila como el cerebro que coordina su funcionamiento. En el campo de los pagos transaccionales, la IA está dejando de ser un concepto abstracto asociado únicamente a la detección de fraude, para convertirse en una herramienta concreta de eficiencia operativa y de mejora de la experiencia. Consultoras globales como Accenture y Deloitte coinciden en que la próxima ola de valor estará en aplicar IA a la orquestación inteligente de los flujos transaccionales.

La orquestación inteligente implica que, en tiempo real, la IA ayude a decidir cuál es el mejor camino para procesar un pago según el costo, la disponibilidad y las condiciones del riel. En lugar de diseñar reglas estáticas, las instituciones podrán apoyarse en modelos que elijan dinámicamente si conviene cursar una transacción por un esquema de transferencias inmediatas, por una red de tarjetas o por un riel alternativo, equilibrando costos, tiempos de respuesta y niveles de servicio. Esta capa de inteligencia agrega eficiencia, reduce rechazos, mejora la trazabilidad y permite adaptar la operación a contextos cambiantes sin rediseñar por completo la infraestructura.

Otra área con alto potencial es la automatización de procesos de "back-office", donde hoy aún predominan tareas manuales como conciliaciones, monitoreo, gestión de excepciones o liquidaciones.

Aplicar IA en estas actividades permitirá que sean más rápidas, trazables y consistentes, liberando a los equipos internos para enfocarse en el diseño de nuevos servicios, la mejora de la experiencia digital y la construcción de alianzas estratégicas. En este sentido, la IA deja de ser un "experimento" para convertirse en un componente estructural de la operación diaria, especialmente de cara a 2026.

Para la banca argentina, esta combinación de convergencia de rieles e inteligencia artificial abre la puerta a un ecosistema donde la experiencia del cliente se rediseña desde la base. Con rieles unificados, es posible entender mejor el comportamiento transaccional; con IA aplicada a la orquestación y al back-office, se pueden tomar decisiones más finas sobre precios, tiempos y calidad de servicio. El ecosistema deja de ser un conjunto de piezas aisladas y pasa a funcionar como una red coordinada, centrada en el usuario y en la velocidad de respuesta.

Retos de la migración: cultura vs. tecnología

Sin embargo, la migración a ecosistemas de próxima generación no es un desafío exclusivamente tecnológico. Para Pereyra Portugal, ambos frentes –cultural y técnico– son relevantes, pero "el más profundo es el cultural. La tecnología ya está disponible; lo complejo es cambiar la forma en que la institución entiende su propio negocio".

Durante décadas, la banca midió su valor a partir del "spread" financiero, es decir, la diferencia entre lo que presta y lo que paga por los depósitos. Hoy, en cambio, el valor se concentra en los pagos, en la velocidad y en la experiencia.

Ese cambio de paradigma exige una mentalidad más ágil, colaborativa y orientada a servicios. Los bancos que pretendan liderar esta transición deberán replantear sus prioridades: pasar de ver la infraestructura como un "costo necesario" a considerarla un activo estratégico, y de pensar los pagos como un canal complementario a colocarlos en el centro de su propuesta de valor.

En paralelo, el reto tecnológico sigue siendo significativo. Muchos bancos aún operan con sistemas legados que dificultan la innovación, encarecen las integraciones y vuelven más lentos los ciclos de lanzamiento de nuevos productos.

No obstante, cuando la mentalidad cambia, el camino se acelera: plataformas modernas permiten desacoplar el negocio transaccional del núcleo bancario y avanzar paso a paso sin interrumpir la operación.

Esta capacidad de desacoplar es clave para gestionar la transición. En lugar de reemplazar de golpe el núcleo–una tarea costosa, riesgosa y de largo plazo–, la institución puede apoyar su crecimiento digital en una plataforma SaaS nativa en servidores de acceso remoto (computación en la nube, en la jerga informática) que opera los rieles de pago de próxima generación, mientras el núcleo tradicional se mantiene estable para funciones más estructurales.

La Argentina como hub estratégico

En este escenario, la Argentina aparece como un hub estratégico para el despliegue y prueba de estas herramientas de próxima generación. "La Argentina tiene algo que pocos mercados de la región han logrado combinar: una cultura de innovación aplicada al día a día y una banca tradicional con enorme capacidad operativa", afirmó Pereyra Portugal. Esa combinación explica por qué muchas de las grandes transformaciones en pagos nacieron o escalaron primero en el país.

El QR interoperable se volvió masivo en la Argentina antes que en otros mercados, generando un cambio profundo en el hábito de pago de los usuarios y en la digitalización de los comercios. La plataforma Modo logró consolidar en un solo ecosistema a más de treinta bancos, demostrando que la colaboración entre competidores tradicionales es posible cuando el foco está en la experiencia del usuario. La empresa Mercado Pago, por su parte, transformó el hábito de pago de millones de personas, impulsando tanto el consumo como la inclusión digital de pequeñas y medianas empresas.

Esa capacidad de adopción rápida es una ventaja decisiva. Cuando una herramienta resuelve un problema real, el mercado argentino tiende a escalarla de inmediato, lo que lo convierte en un "laboratorio natural" para probar, ajustar y luego escalar soluciones hacia toda la región.

A esto se suma un talento local con nivel técnico muy alto, acostumbrado a desarrollar tecnología robusta en entornos complejos, y un marco regulatorio que, aun estrictamente supervisado, permitió avances concretos como la interoperabilidad del QR y la expansión de las transferencias inmediatas.

Objetivos para 2026

Fundada en 2016, esta empresa tecnológica opera en 13 países y busca que Frame Banking sea la plataforma transaccional líder en América latina, con planes de expandirse a Norteamérica y Europa antes de 2026.

Actualmente, ya procesa más de 15 mil millones de transacciones al año para más de 35 bancos, fintechs y compañías de pagos. La estrategia de crecimiento incluye una expansión en México, Colombia, Chile y Perú, y el ingreso a mercados desarrollados enfocados en interoperabilidad y convergencia de rieles. El objetivo es ofrecer experiencias ágiles y sin fricciones a usuarios finales, cumpliendo los más altos estándares regulatorios.

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