¿Qué ocurre con la telefoní­a 3G en el paí­s?

Enrique Carrier analiza la situación del mercado de servicios de alta tecnologí­a para teléfonos celulares, tras un año de su lanzamiento en la Argentina
Por iProfesional
TECNOLOGÍA - 30 de Junio, 2008

En mayo pasado se cumplió un año desde el lanzamiento del servicio de tercera generación (3G) de telefoní­a celular en la Argentina y, como todo cumpleaños, es un buen momento para ver qué pasó, que no pasó y qué puede pasar.

No es muy sencillo determinar el número de lí­neas operando con equipos 3G (lo cual no equivale a que estén utilizando las capacidades propias de esta tecnologí­a), pero según diversas fuentes puede estimarse en alrededor de unas 120 mil lí­neas. En términos relativos es casi insignificante, ya que sólo representan el 0,3% del total de lí­neas en servicio en el paí­s. ¿Se puede hablar de resultados decepcionantes? Sí­ y no.

Sí­ si se considera la expectativa generada por los propios operadores, a veces más por un tema de posicionamiento que por el empuje al producto en sí­. En esto Claro se diferencia de sus competidores, ya que la empresa busca ocupar un espacio también como ISP (proveedor de servicios de Internet, sigla en inglés) con sus módems USB para conectar a PC, incluyendo a las de escritorio, terreno en el que por sus ví­nculos con sus parientes de fija, Movistar y Personal no avanzan agresivamente.

No es decepcionante si se recuerda que al momento del lanzamiento de 3G, Personal fue muy cauteloso, aclarando que las inversiones en expansión de la red avanzarí­an al ritmo de la demanda. Y Movistar si bien no fue tan explí­cito, en los hechos tuvo un comportamiento similar.

Lo cierto es que más allá del accionar de cada operador en particular, el desarrollo de 3G depende de todo un ecosistema que evidentemente no se obtiene de un dí­a para el otro. Obviamente, el punto de partida es la red. Y en el caso de servicios móviles, la cobertura es clave, ya que nadie quiere un servicio que ande sólo en algunos puntos de una ciudad o de un paí­s. Otro aspecto son las tarifas de los servicios de datos, las cuales tienen dos contras: en muchos casos son caras y, al cobrarse por tráfico, no son transparentes para el usuario. A esto hay que sumarle el costo de los equipos, que todaví­a se encuentran en valores de gama media para arriba, aunque se sabe que esto es sólo cuestión de tiempo. El último eslabón de la cadena son los contenidos. Aquí­, si bien habrá espacio para lo que algunos desarrolladores puedan ofrecer, la experiencia de Internet indica que en la medida en que los usuarios llegan, los contenidos se generan.

Lo que resta del 2008 y todo el 2009 serán clave para que el ecosistema, aún incipiente, se desarrolle. Entonces ya podremos hablar de un mercado de 3G que muestre una penetración de un dí­gito sólido respecto del parque total de lí­neas celulares y no de la fracción actual.

Enrique Carrier es director de la consultora Carrier y Asociados.

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