Qué le falta a la Argentina para ser una potencia en software
En principio y hablando en materia de tecnologías de la información y la comunicación (TIC), sabemos que la Argentina puede, que tiene con que dar, que no le sobran herramientas y, sin embargo, las que tiene las aprovecha con contundencia y determinación.
No obstante, siempre algo le falta, continuamente no alcanza, se esfuerza pero no llega a satisfacer alguna que otra condición, puesto que siempre le quedan acciones concretas por realizar, por llevar a cabo.
La Argentina y el sector que actualmente la está escudando y posicionándola en los principales mercados internacionales, tiene las bases para ser una considerable potencia en software y servicios informáticos (SSI), solo que falla en algunos puntos concretos de crecimiento y se retrasa, se adormece y, peor aún, la adormecen.
La industria local SSI del país es prueba de ello, es una constante e invariable muestra evidente de que puede ser una considerable potencia SSI a nivel mundial, si es que hasta el momento, en materia de innovación y tecnología, ya no lo es.
No por algo muchas investigaciones que estudian al sector posicionan a nuestro país por encima de otros grandes países, aunque debajo de otros no menos grandes, siendo y debiendo ser estos últimos puntos neurálgicos de guía y accionar. Una de estas investigaciones es la realizada por la prestigiosa consultora Gartner y que muestra resultados interesantes a tener cuenta en aquellos puntos y acciones concretas que quedarían por realizar, por llevar a cabo, y que retrasan y adormecen al país, como decíamos al comienzo.La consultora mencionada tuvo como eje de investigación a 30 países de cuatro de los cinco continentes. Y las categorías o factores sobre las cuales se apoyo la investigación fueron 10:
- Nivel de lenguaje.
- Soporte gubernamental.
- Disponibilidad de trabajadores y profesionales.
- Infraestructura.
- Sistema educativo.
- Costo.
- Ambiente político y económico.
- Compatibilidad cultural.
- Madurez legal y global.
- Privacidad y seguridad de Internet y los datos.
Resultados, más negativos que positivos: tres "muy bien", dos "bien" y cinco "regulares", siendo "excelente" la máxima calificación.
Para ser más precisos, las marcadas debilidades nuestras, y por demás conocidas, radicaron en Soporte gubernamental, Disponibilidad de trabajadores y profesionales, Infraestructura, Ambiente político y económico y Privacidad y seguridad de Internet y los datos.
Las semi fortalezas, por llamarlas de alguna manera, fueron en Nivel de lenguaje y Madurez legal.
Y las fortalezas en Sistema educativo, Costo y Compatibilidad cultural.Punto aparte merece el Sistema educativo, en el más amplio sentido del término, que debe formar mentes innovadoras y, además, suministrar la tecnología con la que se sustentan las empresas. En ocasiones anteriores remarcamos que las universidades deben formar mentes innovadoras. Hay muchas en el mundo que cuentan con una excelente capacidad y desarrollo de programas de investigación científica, de innovación, además de disponer de inteligencias predilectas.
Por ende, la ciencia, la investigación, el desarrollo y la innovación parecen ser piezas inherentes del espíritu de aquellas.
Es por eso que deben forjar profesionales que aspiren a un crecimiento inmediato para cualquier sector productivo e industrial de la sociedad y mantener relaciones de honestidad y compromiso con los demás. El Sistema educativo es, y debiera serlo siempre, el pilar básico sobre el cual asentarse los demás sistemas. Sin Sistema educativo no hay Compatibilidad cultural, no hay Nivel de lenguaje, no hay Disponibilidad de trabajadores y profesionales, por sólo nombrar algunas de las demás categorías.Y es por eso que fue la única verdadera fortaleza del sector que permitió adelantarnos y posicionarnos por encima de las grandes potencias latinoamericanas (seguido por el Costo).
Lo demás fue muy débil, quedando muy retrasados en Infraestructura (el último en cuanto a la región), Ambiente político y económico y en Privacidad y seguridad de Internet y los datos. Nuevamente, sabemos que la Argentina puede, que tiene con que dar, que no le sobran herramientas y que las que tiene las aprovecha con contundencia, con decisión, con determinación.
No fue ni es una casualidad que el pasado año este inflexible sector de software y servicios informáticos llegó a facturar por $ 5.800 millones y otros $ 1.200 millones por exportación y que al corriente alcanzará los $ 7.100 millones en facturación y otros $ 1.350 millones de exportaciones.
Más que una casualidad, fue y es una racional y certera causalidad, digna de un merecido reconocimiento.Esperemos que esos factores negativos se transformen en su contracara y hagan de nuestro país un nicho de mercado tecnológico y de SSI donde la producción, la inversión y la innovación muestren sus verdaderos frutos.
La Argentina tiene las bases para ser una considerable potencia SSI, solo resta esperar que aquellos factores negativos no la adormezcan y las políticas de los estados, nacionales, provinciales y municipales acompañen dicho crecimiento.
Macarena Pereyra Rozas es abogada, recibida en la Universidad Católica Argentina. Trabaja en asesoramiento en el estudio Carranza Torres y Asociados.