Saber interpretar o decodificar qué están buscando los millennials hoy en día se ha convertido en un objetivo que desvela no sólo a empresas tecnológicas, automotrices o marcas de indumentaria. También, a las bodegas.
Si no, basta ver lo que está sucediendo en España, donde la industria vitivinícola no logró decodificar a este público. Las estadísticas muestran un estado de situación alarmante: apenas 10% de los jóvenes de entre 26 y 35 años declara consumir vino con cierta frecuencia.
En la Argentina, la situación de consumo es mucho más saludable. Pero se trata de un público difícil de descifrar, esquivo de a ratos.
Por eso, en momentos en que arrasa el bitter con naranja y en tiempos en que hay que pelearle parte del público a la mixología, las bodegas se enfrentan a un desafío interesante a la hora de hablarle a los millennials.
Es en este contexto en el que Norton avanzó con la que es, hasta ahora, su propuesta más radical en mucho tiempo. Y la que más se diferencia del resto del portfolio: King Malbec.
La bodega ha venido imprimiéndole aires nuevos a sus últimos lanzamientos –especialmente en la alta gama- pero todavía mantiene un halo de clasicismo.
Por eso, su último lanzamiento marca un punto de inflexión en la forma de presentar y comunicar un vino para Norton.
Sin abundar en grandes complejidades ni en capas de aromas, la bodega alumbra un Malbec “racional”, fácil de entender al primer contacto. Y lo hace sin grietas y sin posturas forzadas: en nariz propone una fruta roja intensa, exuberante, con una atmósfera floral. Tan simple y efectivo como eso. En el paladar, este Malbec juega sus cartas en la primera mano: cuerpo medio, taninos super dóciles y cierto pulso dulzón. Prolijo, muy correcto, sin nada que incomode y con un largo recuerdo a frutas rojas frescas. Todo esto se resume en una sola palabra: “tomabilidad”.
Su versatilidad lo volverá un invitado que no desentonará en un asado. Se moverá con especial comodidad en un conexto en el que no se busque un vino demasiado pretencioso y que requiera demasiada atención para descifrarlo.
Si bien la estética está orientada exclusivamente a un público joven, la realidad es que es un producto noble y que ofrece un producto razonable a un precio también razonable, del orden de los $165.
Por eso, más allá del target al que apunta, el vino como materia prima plantea una propuesta inclusiva, no excluyente: se adaptará a quienes busquen un tinto de factura prolija, con una fruta roja en primerísimo plano (como una gran vedette que no quiere que le saquen el cartel) y unos taninos tan prolijos como dóciles.
Según adelantaron desde Norton a Vinos & Bodegas iProfesional, el plan contempla una progresiva ampliación del “reinado”: vendrán nuevas etiquetas que ocuparán diferentes posiciones en esta familia. Así que el rey no quedará solo.
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