En los últimos días, una publicidad en la vía pública comenzó a poblar las calles de Buenos Aires. Se trata del lanzamiento de un nuevo espumante producido en Mendoza por una reconocida bodega de capitales franceses.Nada parece salir de lo normal en la imagen en la cual se expone la botella sobre un fondo negro, hasta que los ojos se posan sobre una copa de las que comúnmente se utilizan para servir vino blanco.¿Dónde quedaron acaso las copas flauta, las clásicas alargadas y de boca cerrada, que supieron suplantar hace ya varias décadas a las llamadas pompadour, caracterizadas por tener la boca bien ancha? ¿Es que su reinado acaso se está viendo amenazado?Efectivamente, en los últimos años se inició un cambio de tendencia que nació en Europa y que ya comenzó a desembarcar en la Argentina.Y una de las bodegas que más ha avanzado en este proceso de “evangelización” entre los consumidores es Dom Pérignon.En efecto, en una reciente visita a la Argentina, el chef de cave de la reconocida marca, aseguró a
Vinos & Bodegas que ya “no usamos más copas flautas, usamos copas Chardonnay”.Y esto no obedece a ningún capricho, sino que, según el experto, responde a que "la copa flauta envía el vino de manera directa donde menos papilas gustativas hay. Esto no permite disfrutar y percibir la calidad del champagne en todo su esplendor".En tanto, en diálogo con este medio, el reconocido sommelier Alejandro Barrientos, coincidió en que los consumidores que beben espumantes algo ganan pero también resignan mucho al utilizar copas flauta.“Este diseño permite disfrutar del espectáculo que significan las burbujas subiendo hasta formar una corona y también mantiene bien la espuma y la temperatura, pero la percepción aromática es casi nula. En cambio, el champagne o el espumante servido en copa de vino blanco, si bien pierde un poco más de carbónico, concentra más los aromas”, afirmó.Según Barrientos -que tuvo a cargo una de las cavas más importantes del país, como la del restaurante La Bourgogne en el Alvear Palace Hotel- “la pérdida de carbónico no es nada para preocuparse, siempre y cuando sea un buen producto, dado que el ´perlage´ se debería mantener por horas”.Al momento de elegir, el sommelier propone, en base a su propia experiencia personal, una copa similar a la diseñada por Riedel para el Sauternes. “Es la más indicada para disfrutar champagne”, aseguró de manera categórica.Y a la hora de pronosticar si efectivamente la copa flauta caerá en un irremediable ocaso, Barrientos lo relativizó, destacando que este diseño “seguirá presente en las fiestas, ya que su forma está muy asociada al glamour, a la diversión y al deleite". Sin embargo, consideró que "cada vez más expertos y bon vivants de todo el mundo seguramente optarán por una copa de vino blanco”.
© Por Juan Diego Wasilevsky - Editor Vinos & Bodegas iProfesional - vinosybodegas@iprofesional.com