¿Buscás una bodega singular?: Costaflores desafía lo tradicional

Un empresario de Arizona, amante de la comida picante, fundó su propia bodega para lograr el maridaje menos pensado
Por Juan Diego Wasilevsky
VINOS & BODEGAS - 03 de Mayo, 2016
¿Qué tienen en común Luján de Cuyo y la India? A primera vista, no hay muchos links entre esta región de Mendoza y ese país culturalmente lejano para la Argentina.Sin embargo, un empresario estadounidense llamado Mike Barrow, se encargó de achicar las distancias y establecer una conexión que escapa a lo tradicional: fusionar los vinos mendocinos con la particular comida de esa extensa nación.Antes de continuar, vale aclarar algunos conceptos: Barrow, nacido en Arizona, es consultor en tecnología informática. También es piloto privado.Por su trabajo, cada seis meses, su vida se reparte entre Oriente y Occidente. Y su amor por la vitivinicultura lo llevó primero a buscar viñedos en Perdriel y, en segundo término, a tratar de lograr un perfil organoléptico que se adapte al estilo de gastronomía que más lo identifica: la india, caracterizada por ser bastante picante para los estándares de los paladares argentinos.A partir de esta extraña cruza de variables, fundó Costaflores Organic Vineyard, un proyecto pequeño y con un portafolio limitado a un Torrontés de Rivadavia y un blend elaborado a partir de viñedos propios de Perdriel.Entre ambas etiquetas, que se comercializan bajo la línea MTB (Mike Tango Bravo), cada vendimia no supera las 25.000 botellas.“Mi objetivo no es tener una familia de vinos muy diversificada. Por ahora estoy enfocado en hacer dos vinos y, como es una producción muy limitada, pretendo que sean de altísima calidad”, afirmó Barrrow, en diálogo con Vinos & Bodegas.Si bien el proyecto arrancó en 2003 y su “añada bautismal” data de 2007, esta es la primera vez que Costaflores realiza una presentación oficial de sus vinos.Y su propietario, que se define como un nómade extremo, se encargó de dejar en claro que su propuesta excede los límites de lo tradicional.De hecho, durante el encuentro con periodistas especializados y sommeliers, Barrow hizo traer especialmente un chef indio para que prepare platos típicos de esa cocina, como pollo tikka o baingan bharta, por nombrar sólo algunas especialidades.La propuesta intentó ser lo más apegada a la cultura de ese país: no había platos ni cubiertos. Había que servirse y comer con las manos. Y, como se dijo anteriormente, ninguna preparación era apta para paladares demasiado sensibles. El nivel de picor era elevado, por más que el chef se encargó de aclarar una y otra vez que –muy a su pesar-, le había bajado un poco el nivel de picante para no espantar a los argentinos.Se señala esto porque para Barrow la comida es un eje fundamental. “Cuando vine a Mendoza busqué una zona que me permitiera cosechar uvas orgánicas y que me dieran un perfil de vino que se adapte a la comida picante”, explicó a este medio.Si bien la presentación giró en torno a platos indios, el empresario no quiere atar a sus vinos a este país en particular. “Mis vinos funcionan con cualquier comida picante: puede ser mexicana, peruana y también india. La clave es acompañar estos platos especiados y subidos en aromas con vino y no con cerveza, que es un freno a los sabores. El vino, al contrario, los potencia”.Los vinosDe los dos vinos que conforman la línea Mike Tango Bravo, desde Vinos & Bodegas recomendamos especialmente el blend tinto, cosecha 2012, elaborado a partir de viñedos orgánicos de Perdriel con uvas Malbec en mayor proporción, además de Petit Verdot y Cabernet Sauvignon.De la mano de la enología de Patricio Santos y del manejo agronómico de Juan Antonio Argerich, este tinto ofrece una paleta fresca, con notas de frutas rojas y negras, hierbas aromáticas, un suave especiado y tenues trazos florales. En boca impacta con una fruta roja crujiente, mostrando una buena jugosidad y gran frescura. Conforme avanza, se impregna en el paladar una nota de té verde bien refrescante.En tanto, MTB Torrontés 2013 es un blanco elaborado a partir de uvas procedentes de Rivadavia. En nariz ofrece una paleta estridente, con notas que van de lo tropical a lo cítrico, como cáscaras de naranja. Suma flores blancas y algo de hierbas. Al paladar exhibe algo de peso, moviéndose apenas por encima de la típica boca ligera que suelen tener los Torrontés del Norte. Buena persistencia de aromas, en la que se potencia su carga de frutas, sin dejos amargos.Hasta el momento, casi la totalidad de la producción se venía exportando a India, Senegal y Gabón (¿habíamos dicho que este proyecto era singular?). Pero ahora, Barrow pretende tener mayor presencia en el mercado interno.Pese al exotismo y a una propuesta comercial osada, la realidad es que el precio sugerido al público, de $120 cada etiqueta, resulta completamente racional para los tiempos que corren y convierte a esta línea en una opción más que atractiva para quienes busquen salir de lo común.© Por Juan Diego WasilevskyEditor Vinos & Bodegas iProfesional Mail: vinosybodegas@iprofesional.comTwitter: @juandiegow / @vinosargentinosFacebook: iprofesional.vinosybodegas

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