¿Qué tienen en comú
n Luján de Cuyo y la
India? A primera vista, no hay muchos links entre esta región de Mendoza y ese país culturalmente lejano para la Argentina.Sin embargo, un empresario estadounidense llamado
Mike Barrow, se encargó de achicar las distancias y establecer una
conexión que escapa a lo tradicional:
fusionar los
vinos mendocinos con la particular
comida de esa extensa nación.Antes de continuar, vale aclarar algunos conceptos:
Barrow, nacido en Arizona, es consultor en
tecnología informática. También es
piloto privado.Por su trabajo, cada
seis meses, su vida se reparte entre
Oriente y
Occidente. Y su amor por la vitivinicultura lo llevó primero a buscar viñedos en
Perdriel y, en segundo término, a tratar de lograr un
perfil organoléptico que se adapte al estilo de
gastronomía que más lo identifica: la
india, caracterizada por ser bastante
picante para los
estándares de los
paladares argentinos.A partir de esta extraña cruza de variables, fundó
Costaflores Organic Vineyard, un proyecto pequeño y con un portafolio limitado a
un Torrontés de Rivadavia y un
blend elaborado a partir de viñedos propios de
Perdriel.Entre ambas etiquetas, que se comercializan bajo la línea
MTB (Mike Tango Bravo), cada vendimia
no supera las 25.000 botellas.“Mi objetivo
no es tener una familia de
vinos muy
diversificada. Por ahora estoy enfocado en hacer
dos vinos y, como es una producción muy limitada, pretendo que sean de
altísima calidad”, afirmó Barrrow, en diálogo con
Vinos & Bodegas.Si bien el proyecto arrancó en 2003 y su “añada bautismal” data de
2007, esta es la
primera vez que
Costaflores realiza una
presentación oficial de sus vinos.Y su propietario, que se define como un
nómade extremo, se encargó de dejar en claro que su
propuesta excede los
límites de lo
tradicional.De hecho, durante el encuentro con periodistas especializados y sommeliers, Barrow hizo traer especialmente un
chef indio para que prepare
platos típicos de esa cocina, como pollo tikka o baingan bharta, por nombrar sólo
algunas especialidades.La propuesta intentó ser lo más apegada a la cultura de ese país:
no había platos ni cubiertos. Había que servirse y comer con las manos. Y, como se dijo anteriormente,
ninguna preparación era apta para
paladares demasiado sensibles. El nivel de
picor era
elevado, por más que el chef se encargó de aclarar una y otra vez que –muy a su pesar-, le había bajado un poco el nivel de picante para
no espantar a los argentinos.Se señala esto porque para Barrow la
comida es un
eje fundamental. “Cuando vine a Mendoza busqué una zona que me permitiera
cosechar uvas orgánicas y que me dieran un
perfil de vino que se
adapte a la comida
picante”, explicó a este medio.Si bien la presentación giró en torno a platos indios, el empresario no quiere atar a sus vinos a este país en particular. “
Mis vinos funcionan con
cualquier comida picante: puede ser
mexicana,
peruana y también
india. La clave es acompañar estos platos
especiados y
subidos en aromas con vino y no con
cerveza, que es un freno a los sabores. El
vino, al contrario,
los potencia”.
Los vinosDe los dos vinos que conforman la línea
Mike Tango Bravo, desde
Vinos & Bodegas recomendamos especialmente el
blend tinto, cosecha
2012, elaborado a partir de viñedos orgánicos de Perdriel con uvas
Malbec en mayor proporción, además de
Petit Verdot y
Cabernet Sauvignon.
De la mano de la enología de Patricio Santos y del manejo agronómico de Juan Antonio Argerich, este
tinto ofrece una
paleta fresca, con notas de frutas rojas y negras,
hierbas aromáticas, un suave especiado y tenues trazos
florales. En boca impacta con una
fruta roja crujiente, mostrando una
buena jugosidad y
gran frescura. Conforme avanza, se impregna en el paladar una
nota de té verde bien
refrescante.En tanto,
MTB Torrontés 2013 es un blanco elaborado a partir de uvas procedentes de
Rivadavia. En nariz ofrece una
paleta estridente, con notas que van de lo tropical a lo cítrico, como cáscaras de naranja. Suma
flores blancas y algo de
hierbas. Al paladar exhibe algo de
peso, moviéndose apenas por encima de la típica boca ligera que suelen tener los Torrontés del Norte.
Buena persistencia de aromas, en la que se potencia su carga de frutas,
sin dejos amargos.Hasta el momento, casi la totalidad de la producción se venía exportando a
India,
Senegal y
Gabón (¿habíamos dicho que este proyecto era singular?). Pero ahora,
Barrow pretende tener
mayor presencia en el
mercado interno.Pese al exotismo y a una propuesta comercial osada, la realidad es que el
precio sugerido al público,
de $120 cada etiqueta, resulta
completamente racional para los tiempos que corren y convierte a esta línea en una
opción más que atractiva para quienes busquen salir de lo común.
© Por Juan Diego WasilevskyEditor Vinos & Bodegas iProfesional Mail: vinosybodegas@iprofesional.comTwitter: @juandiegow / @vinosargentinosFacebook: iprofesional.vinosybodegas