La importación de barricas se disparó un 65% tras el fin de las trabas

Si bien la industria en general apuesta a vinos cada vez menos “maderizados”, el fin del cepo y la liberación de las compras al mundo provocaron un aluvión de barricas
Por Juan Diego Wasilevsky
VINOS & BODEGAS - 24 de Mayo, 2016
Desde hace varios años, en sintonía con la tendencia mundial, más bodegas en la Argentina se plegaron al discurso de la “desmaderización” de los vinos.De algún modo, se le fue dando una vuelta de página al concepto acuñado hace un tiempo como la “Parkerización” de la industria.Es decir, un cambio respecto de los preceptos que imponía la crítica internacional, de elaborar ejemplares super concentrados y con largas crianzas en barricas de roble nuevas.Se abrió paso así a una nueva era: más bodegas, del Viejo y Nuevo Mundo, comenzaron a intentar salirse de las tendencias que dominaban los concursos y los puntajes y se inició un camino de “vuelta a las raíces”.Esto es, privilegiar elaboraciones menos intervencionistas y con más foco en el lugar que en la variedad.Y esta nueva tendencia, por supuesto, incluyó una paulatinadesmaderización” de los vinos.La Argentina no escapó de esta movida. Por el contrario, enólogos como Alberto Antonini, desde Altos Las Hormigas, fue uno de los expertos que más bregó por una vitivinicultura más sensible y menos “commoditizada” por el uso y abuso de la madera.Entre los enólogos de la nueva generación se puede mencionar a Sebastián Zuccardi quien, al frente del nuevo emprendimiento Piedra Infinita, en Valle de Uco, apunta a elaborar vinos de alta gama a partir de una utilización más racional de la madera.Disminuir el nivel de tostado, incrementar la proporción de barricas de segundo o tercer uso o apelar a barricas más grandes, para disminuir así el nivel de vino que está en contacto con la madera, son algunas de las prácticas que han venido ganando más lugar en esta industria.A esta tendencia se suma un factor extra: el alto costo que tienen las barricas, en un contexto en que son muchas las empresas que atraviesan un delicado momento financiero.No es para menos, teniendo en cuenta que cada barrica francesa –puesta en la Argentina- puede rondar los 900 euros, mientras que una de roble americano cuesta cerca de u$s500.En este marco, resultaría entendible que en 2015 cayera la importación de barricas.Según datos de la consultora Abeceb brindados a iProfesional, el año pasado se realizaron importaciones de barricas de roble para crianza por u$s2,7 millones, lo que implicó una fuerte caída del 20% respecto de los niveles período previo, cuando se habían alcanzado los casi u$s3,4 millones.En volúmenes, también hubo una caída pero más tenue, menor al 10%, de la mano de embarques equivalentes a 215 toneladas de barricas (ver cuadro).Sin embargo, el arranque del año se movió en dirección completamente opuesta: según datos de la consultora, en el primer trimestre de 2016 ingresaron barricas por u$s1,2 millones, un 60% más que en igual lapso del año pasado.En volúmenes, el salto también fue evidente: las compras al exterior treparon hasta las 86 toneladas, lo que representó un salto del 65% respecto de las 52 registradas entre enero y marzo de 2015.A la hora de buscar las razones por las cuales las importaciones de barricas se dispararon en un contexto en el que el discurso de la industria va por el lado de “desmaderizar” los vinos, Javier Merino, director de la consultora Area del Vino, afirmó que “este salto obedece a que el año pasado hubo grandes problemas para ingresar insumos del exterior”.El experto hizo así referencia a las ya eliminadas Declaraciones Juradas de Importación (DJAI) y a los cupos de divisas que impuso el Banco Central para el giro de divisas, factores que se convirtieron en grandes trabas para las bodegas pero también para otros rubros de la economía, como automotrices.Así, lo que sucedió en este arranque del año, según Merino, es que habría una demanda de barricas que estaba muy frenada por las trabas administrativas y que se activaron con el cambio de Gobierno.Además, consideró que “efectivamente hay una tendencia hacia la desmaderización de los vinos, pero que no es tan violenta y veloz como muchos pronosticaban. Es una tendencia que se irá dando de manera suave y paulatina”.Esto obedece a que las bodegas que más rápido se están adaptando al cambio de criterios son establecimientos más pequeños o boutique, con una participación menor en cuanto a volúmenes.Mientras que los establecimientos más grandes y que representan e grueso de la producción, suelen ser más lentos a la hora de adaptarse a las nuevas tendencias.Vinos & Bodegas iProfesional Mail: vinosybodegas@iprofesional.comTwitter: @vinosargentinosFacebook: iprofesional.vinosybodegas

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