En una industria como la
vitivinícola, bastante
tradicionalista, se han dado en los últimos años
importantes cambios, especialmente en el terreno del
packaging, incluyendo los sistemas de tapado.Por ejemplo, en este último tiempo ha ganado mucho espacio la
tapa a rosca. En un principio vista con cierta desconfianza por los consumidores, comenzó a ser utilizada básicamente en
vinos rosados. Sin embargo,
hoy es
muy común que se utilice en
blancos y hasta
tintos jóvenes.También se está difundiendo a gran velocidad el
bag in box, el envase –en general de tres litros- con cierre al vacío que permite, una vez abierto
, conservar el vino en
óptimas condiciones por un par de meses.En el campo de los sistemas de tapado también fueron ganando share los
tapones sintéticos para vinos premium (no confundir con los plásticos, que son más duros), que permiten
controlar más
eficientemente el nivel de transferencia de
oxígeno.Hay diseños de tapones para
vinos jóvenes, que deben ser tomados dentro de los primeros dos años y también para
ejemplares de más alta gama, que tienen
mayor potencial de
guarda y requieren de tapones de
otras características. En este contexto está desembarcando en el mercado argentino una de las
últimas innovaciones en
sistemas de tapado:
Vinolok, un cierre hecho de
vidrio puro de Bohemia de alto impacto visual.“Es un producto limpio que
no afecta aroma ni sabor, permite una
baja permeabilidad, lo cual
conserva los
aromas y
frescura del vino, y es un producto que mantiene la
estabilidad del vino luego de embotellar. Su diferencial hacia el consumidor es la
elegancia dada por una estética que proporciona un
agregado adicional”, destacó Eduardo Casaubon, gerente general de la filial argentina de Nomacorc, el mayor fabricante de tapones a nivel mundial.“Recién estamos comenzando a ofrecer Vinolok en el mercado argentino como
respuesta a la
demanda de distintas bodegas que han conocido el producto en los mercados de Europa y los Estados Unidos”, afirmó el directivo, que agregó que “este producto tiene su nicho o segmento de mercado que está en franco crecimiento. Es un
producto de elite, diferencial, que destaca claramente el
packaging posicionando el
vino en
precios y
márgenes más altos”.A la hora de explicar por qué algunas bodegas argentinas comenzaron a mostrar interés por este sistema de tapado, Casaubon explicó que “
es un cierre que el
consumidor realmente
aprecia porque es lindo, único y práctico”.“Dado que se puede usar para
volver a tapar botellas de distintos productos cotidianos como
vino,
aceite de
oliva y
otros, es el
único tapón de vino que el
consumidor guarda en la cocina para su reutilización, lo que representa una
gran oportunidad desde el punto de vista del
marketing para las
bodegas”, concluyó...
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