Suele decirse que el vino es un organismo vivo. También lo es la
industria vitivinícola en su conjunto, conformada tanto por las bodegas como por los propios consumidores.En esta producción, desde
Vinos & Bodegas indagamos en las últimas tendencias que están marcando a fuego a esta actividad, que sigue evolucionando y experimentando cambios.Y si bien todas estas tendencias son palpables hoy en día, sin dudas serán
cada vez más evidentes en los
próximos años. 1. El regreso del SemillónDurante décadas, la variedad
Semillón permaneció como una de las cepas blancas más postergadas de la vitivinicultura argentina.Pero ahora el mercado está asistiendo a un
redescubrimiento del
Semillón.Claro que hay un
dato paradójico: la superficie implantada con esa variedad en la Argentina no para de retroceder. De hecho, en lo que va del año se registraron 777 hectáreas de esa variedad, un 25% por debajo del nivel que había en 2002.Pese a este lento y paulatino ocaso, más bodegas están volviendo a apuntar sus cañones en esta uva, de la mano de su altísima calidad enológica, principalmente para
alumbrar vinos de alta gama.Inéditos Semillón Hulk, del enólogo Matías Michelini -que es embotellado sin filtrar- se presenta como una de las rarezas que hay en el mercado.
Finca Suárez, de Altamira, es una de las bodegas que se prepara para lanzar un blanco elaborado a partir de Semillón.Otro caso interesante es el de la bodega
Humberto Canale, ubicada en el Valle de Río Negro, que este año lanzó al mercado la primera añada de su
Old Vineyard Semillón. No es un dato menor que esta bodega fue la primera de la Argentina en embotellar esta uva como 100% varietal a mediados de la década del `70.Se trató de una partida limitada de 3.500 botellas y su éxito fue
inmediato, a punto tal que en apenas cuatro meses
quebraron stock. Humberto Canale Old Vineyard Semillón 2015 es un
blanco que está definido por la elegancia: están presentes las clásicas notas de frutas de carozo y suma capas de aromas con trazos florales y un sutil toque de vainilla, apenas perceptible. En boca sigue mandando la elegancia, de la mano de un equilibrio envidiable. Lo bueno es que es tiene acidez y frescura y un interesante volumen, pero así y todo es sutil, para
beber sin urgencias. 2. Los rosados, cada vez más secosDurante décadas, los vinos rosados eran considerados como una alternativa de baja calidad. Con suerte, los mejores se obtenían de la
sangría durante la elaboración de vinos tintos.Por fortuna, en los últimos cuatro o cinco años surgieron numerosos establecimientos que comenzaron a elaborar
vinos rosados pero
pensándolos no ya como un derivado de los tintos, sino concibiéndolos
desde el mismo viñedo.Lo interesante es que poco a poco han ido surgiendo
exponentes cada vez
menos dulces y
estridentes y que apuestan a un estilo más de la
Provence. En general se trata de vinos sobrios en cuanto a color y aromas, de pulso más bien seco y de paso ligero.Un exponente de esta nueva tendencia es el nuevo rosado de la bodega
Familia Arizu, que lanzó una etiqueta llamativa, bautizada
A rosé is a rosé is a rosé.Este rosado está elaborado en base de
Pinot Gris, una cepa que suele asociarse a los vinos blancos pero que, con una maceración completa de siete a ocho horas, suele
entregar vinos color salmón pálido. También suma uvas
Syrah, que se dejan macerar por poco menos de una hora.
Este rosado escapa un poco a los parámetros del Nuevo Mundo. Está pensado desde el inicio como esos lábiles y elegantes rosados de la Provence, de suaves colores tipo piel de cebolla, con tenues notas frutadas, florales y herbáceas. Por eso, a olvidarse de los rosados explosivos. En boca es redondo, bien sedoso y rinde culto a los grandes y delicados rosados de esa parte del Viejo Mundo.
3. El nuevo fetiche: los blends blancosTras la tendencia por la cual más bodegas fueron bajándole el pulso de la madera a tintos y a blancos –básicamente al Chardonnay-, la última tendencia fue comenzar a
experimentar mucho más con los
blends. Y los
blancos no fueron la excepción. En un contexto en el que está repuntando esta categoría, especialmente en el segmento de alta gama, cada vez más bodegas suman a su portfolio
blends blancos.Entre los más destacables pueden encontrarse
Susana Balbo Signature White Blend y
Chakana White Blend.Entre las rarezas, un
buen ejemplo de esta tendencia es la
bodega Blanchard & Lurton, una
alianza entre el bodeguero francés
François Lurton y el productor mendocino
Andrés Blanchard, que cuenta con una larga tradición familiar en la industria vitivinícola.El proyecto tiene como
objetivo principal posicionar a los
vinos blancos argentinos en lo más alto a nivel internacional. De hecho, están por iniciar la construcción de una bodega en Valle de Uco que estará
únicamente enfocada en la producción de
blancos.Su primera etiqueta,
Blanchard & Lurton Grand Vin 2014, es un blend de alto vuelo, que conjuga una mayor proporción de
Tocai (60%) y suma además
Viognier,
Pinot Gris y
Chardonnay. A partir de una elaboración muy cuidada y artesanal -el Viognier, por ejemplo, se fermentó con sus granos enteros en barricas abiertas- este blanco ofrece
notas sutiles de damascos secos, un elegante toque herbáceo y floral y suaves trazos de vainilla, todo en dosis justas. En el paladar exhibe argumentos sólidos de por qué es un blanco de alta gama: en su recorrido presenta un buen volumen, con un pulso apenas oleoso y una agradable textura. La acidez está presente, pero está lejos de ser excesivamente filosa.
4. El boom de los nuevos proyectosLa anterior y última gran oleada había tenido lugar tras la
devaluación que llegó como consecuencia de la
gran crisis de
2001. De la mano de un
tipo de cambio ultracompetitivo surgió una gran cantidad de proyectos que estabann principalmente orientados a la
exportación.Este período, que se extendió hasta 2006, luego entró en una fase declinante. En los años posteriores, cuando más se notó el atraso cambiario, fueron más las bodegas que salieron del negocio exportador que las que entraron.Sin embargo, desde hace un par de años se comenzó a gestar la
última oleada que trajo
aires nuevos a la
industria.Si se tuviera que trazar un
hilo conductor podría decirse que, en general, son
proyectos chicos o
medianos, con
estructuras muy
flexibles y la gran mayoría de ellos están impulsados por un
enólogo. Entre los últimos nombres que surgieron figuran proyectos
Ver Sacrum,
Underground,
Finca Beth,
Cara Sur, Morelli Vinos de Cava y
Desquiciado Wines. Esta última bodega fue
creada por dos miembros del equipo de
Manos Negras: Martín Sesto, quien se dedica a la parte de producción y , y
Gonzalo Tamagnini, responsable de enología.
El proyecto nació en plena vendimia del 2014. La primera añada (2015) está conformada por dos etiquetas: un
Malbec y un
Cabernet Franc. En total, elaboraron 15.000 botellas. En el caso concreto de este
Malbec, se trata de un ejemplar de aromática sobria, que ofrece fruta roja fresca, pátina floral y una delicada vainilla. Agradable y muy sutil. En boca exhibe un ataque seco, con un andar amplio que recorre todo el paladar y fluye con soltura. Está lejísimos de ser denso y mantiene un buen rato un recuerdo a fruta roja y negra.
5. La exploración de nuevas zonas y terroirsEn este último tiempo, de manera silenciosa, se ha dado un fenómeno muy interesante: la
exploración de
nuevos terruños. En general, se trata de
emprendimientos de pocas hectáreas de viñedos emplazados en
zonas vírgenes o muy
poco investigadas.Uno de los pioneros en este sentido es la dupla conformada por
Santiago Achával y
Roberto Cipresso, que hace pocos años dieron vida a Matervini, una bodega que elabora apenas 18.000 litros por vendimia.Lo fundamental es que uno de sus vinos se produce a partir de uvas de
El Challao, en las Heras, en un área nueva, emplazada a más de 1.600 metros de altura y a la cual en un comienzo sólo podían accederse a caballo. También poseen un pequeñísimo viñedo en el por ahora poco explorado
Valle de Canota, en plena precordillera, al pie de
Villavicencio.Otro pionero en la conquista de nuevos terroirs
Alejandro Sejanovich, creador de proyectos tan disímiles entre sí como Manos Negras, Teho, Zaha, TintoNegro y Anko. Ahora está investigando el potencial de un viñedo emplazado en un valle ubicado a 2.000 metros de altura, en
Uspallata.
Casarena es otra de las bodegas que ha contribuido a empujar las fronteras vitivinícolas en Mendoza: este año presentaron su primer
Malbec de un viñedo llamado “
Naoki”, ubicado en Agrelo, al costado de la Ruta 40, donde hasta el momento prácticamente
no se había labrado la tierra.Desde la bodega bautizaron a esa nueva zona de
Agrelo como
"el suelo imposible", por las dificultades con que se toparon durante el proyecto para levantar el viñedo.
Casarena Single Vineyard Naoki`s Vineyard Malbec 2013 se desmarca del estilo clásico y de manual que suelen caracterizar a los vinos de esa región. Este Malbec que no abusa de la fruta roja madura y explosiva tan propia de Agrelo. En la primera capa de aromas aparece un intensa pátina floral, seguido de frutas tipo ciruelas, pero más bien tenues, complementada con notas de especias y hierbas aromáticas. En boca ofrece su gran diferencial: es un vino de perfil seco, con buen cuerpo y volumen y taninos bien perfilados pero con una acidez natural bien marcada, con la particularidad de que los enólogos no tuvieron que intervenir para corregirla en bodega.
6. Avanzan las cepas no tradicionalesPor cuestiones comerciales o enológicas, la realidad es que no abundan las bodegas se atrevan a lanzar vinos realmente diferentes. Pero lo cierto es que
cada vez se experimenta más. En este último tiempo ha surgido un
amplio abanico de
establecimientos que, a partir de
cepas nada tradicionales para la industria vitivinícola local, están sorprendiendo con
vinos de
alta calidad y con mucho potencial de crecimiento.Sin dudas, una de las bodegas en la Argentina que más foco ha puesto en los últimos años en investigación de variedades no tradicionales es
Familia Zuccardi.Pero en este último tiempo se han sumado otros jugadores:
Ver Sacrum con la
Garnacha;
Doña Paula con la
Casavecchia o
Viña Las Perdices, con la
Ancellotta son ejemplos de esta tendencia.Esta uva posee una gran concentración polifenólica (es decir que posee gran cantidad de taninos y antocianos), lo que la hace ideal para la crianza en madera por períodos medios o largos. Esto da como resultado vinos
voluminosos y muy interesantes.La bodega acaba de presentar la primera añada de 8.000 botellas de
Ala Colorada Ancelotta 2013. Se trata de un vino con una aromática profunda y elegante. Dominada por las especias dulces, fruta roja bastante madura, un dejo ahumado y rastros de tabaco. Al paladar es un vino de ataque seco pero con cierto graso, de muy rica textura. Sus taninos están bien perfilados y su avance muestra una jugosidad que gana impacto hacia el final de su recorrido. Fruta roja y especias de repostería cierran la aromática larga e intensa.
7. La revalorización del Cabernet Sauvignon de AgreloEn los últimos años, la
mayoría de las
novedades vitivinícolas
provino del Valle de Uco.Específicamente, las texturas que le imprimen los suelos calcáreos a
tintos y
blancos –propios de los grandes terroirs a nivel mundial- convirtieron a zonas como
Gualtallary o
Altamira en los dos grandes
hotspots del momento.Sin embargo, así como ha proliferado este estilo de vinos con
ADN de
Uco, recientemente se inició una fase de
revalorización de los
tintos de Luján de Cuyo, más precisamente del
Cabernet Sauvignon.Enólogos que durante años trabajaron ese terroir, como
Eduardo Bossi Bonilla, están realmente
convencidos del
enorme potencial y han levantado bien en alto la bandera de
Agrelo.
Javier Lo Forte, de Pulenta Estate, es otro de los enólogos convencidos de que este terruño está llamado a ser
reconocido a
nivel internacional como cuna de los grandes
Cabernet Sauvignon de
clase mundial.El último ejemplo de esta tendencia puede encontrarse en una nueva etiqueta de la bodega:
Pulenta Estate Gran Cabernet Sauvignon 2012.Se trata de un tinto que realmente contribuye a la causa con su extrema elegancia, sus aromas maduros, dominados por la fruta negra, dejos especiados y aromas propios de la barrica, completamente integrados. Al paladar, este Cabernet Sauvignon se presenta amplio, con taninos bien pulidos y una textura sucrosa, propia de la zona.
8. Se refuerza la apuesta por lo orgánicoEn sintonía con la creciente
demanda internacional y en un contexto en el que cada vez más se
prioriza la producción de alimentos de manera
sustentable y
amigable con el
medioambiente, más bodegas en la Argentina están avanzando en el segmento de los
vinos orgánicos. Escorihuela Gascón, por ejemplo, acaba de lanzar un
Malbec elaborado a partir de
viñedos certificados de
La Consulta, en Valle de Uco.En tanto, el grupo de marcas que antes se encontraban bajo el paraguas de Ernesto Catena Vineyards, ahora se presentan como bodegas independientes y, dos de ellas, con mucho énfasis en la elaboración de vinos orgánicos.Una de ellas es
Animal Organic. La otra es
Siesta en el Tahuan, que acaba de presentar tres nuevos vinos biodinámicos y, por ende, orgánicos: un Malbec, un Cabernet Franc y un Cabernet Sauvignon.
Siesta Biodinámico Single Vineyard Malbec 2013 es un gran exponente de Vista Flores, que muestra su costado más complejo, con un gran dueto entre las frutas rojas maduras, las especias, la carga floral una madera que aporta ahumados, tabaco y vainilla, en dosis muy, muy suaves. En boca premia con un recorrido largo, algo tenso, pero nada cansino, dejando a su paso una textura rugosa. Acidez equilibrada y gran despliegue aromático, que permanece un largo rato.
9. Se consolida el Cabernet FrancHay un dato que vale la pena destacar: por primera vez, la
superficie de
Cabernet Franc en el país va camino a superar las
1.000 hectáreas.En concreto, se registran hoy en día unas
923 hectáreas, lo que implica casi 100 más que el año pasado.Si bien es una cifra baja teniendo en cuenta que, según el Observatorio Vitivinícola Argentino, en la actualidad hay 224.570 hectáreas plantadas con viñedos, lo interesante es que
confirma el
camino estratégico que se está encarando desde la industria, que viene acompañando el crecimiento de la demanda pero con el
foco puesto en la
calidad.Además, si se traza un comparativo con la
evolución que tuvo otra variedad que también estuvo muy en auge en estos últimos años, como es la
Petit Verdot, queda de manifiesto la mayor proyección que ha logrado la cepa Cabernet Franc, que hoy la
supera en
superficie en un
50%.Uno de los últimos ejemplares que se lanzó al mercado a partir de esta variedad es
Alta Vista Premium Cabernet Franc 2014. Este ejemplar se destaca por una explosiva fruta roja madura, encorsetada en notas balsámicos y una madera que marca un poco la cancha, con un dejo a vainilla y café. Al paladar se presenta como un vino amplio, jugoso, de taninos firmes pero amables. El alcohol se palpa un poco hacia el final, pero nada que incomode al acompañar una carne bien condimentada o unas pastas con una salsa consistente. Su final, largo, deja un recuerdo de fruta negra y vainilla.
10. Altamira muestra sus múltiples facetasAltamira –emplazado dentro del distrito de La Consulta, en el Valle de Uco- es un
cono aluvional del río Tunuyán extremadamente codiciado, en el que un grupo de productores independientes defienden sus fronteras naturales.Esos límites naturales, aseguran son los que le dan
identidad propia a los vinos que allí se generan.En este contexto, pequeñas bodegas de la zona acaban de lanzar una
asociación, por ahora de carácter informal, denominada
Productores Independientes de Paraje Altamira (PIPA).La misma está conformada por once establecimientos: Chakana, Teho, Finca Suárez, Lupa, SonVida, Traslapiedra, Fincas Adrián Río, Finca Beth, Finca La Igriega y Finca Las Glicinas, además de Altos Las Hormigas.Como siempre sucede, resulta
difícil definir y
sintetizar las particularidades de un
terroir en un único estilo de vinos, como si fuese una
foto, sin vida y sin movimiento.Prueba de ello es la
versatilidad que muestra
Finca Beth, un pequeño establecimiento de
Altamira y que cuenta con
dos etiquetas en el mercado que proponen dos estilos bien diferenciados. Por un lado, ofrece
2Km Malbec, un tinto que apuesta por el
nervio y la
tensión. Por otro, propone Rompecabezas Malbec, un ejemplar que muestra el costado
más amable y
gentil de ese
terroir.
En nariz es un
Malbec elegante, con notas de frutas rojas, nítidos trazos
florales. Como se dijo, en momentos en que muchos de los últimos ejemplares de
Altamira se caracteriza por su nervio, frescura y su fluir delgado, en el caso de Rompecabezas se palpa
más volumen y
amplitud. Sus
taninos son firmes y redondos, aunque sin renegar de esa textura polvorienta que indefectiblemente le imprime esta zona.
© Por Juan Diego WasilevskyEditor Vinos & Bodegas iProfesional Mail: vinosybodegas@iprofesional.comTwitter: @juandiegow / @vinosargentinosFacebook: iprofesional.vinosybodegas