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¿Qué pasa cuando se crían vinos en barricas de whiskey?

La bodega Finca Las Moras amplió su línea de vinos Los Intocables, donde la madera, contra toda tendencia, es la gran protagonista
26/04/2019 - 15:33hs
¿Qué pasa cuando se crían vinos en barricas de whiskey?

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La tendencia actual en la vitivinicultura argentina, en línea con lo que ocurre a nivel mundial, es avanzar hacia vinos más frescos y expresivos, con una fruta mucho más definida. Y esto, en la práctica, implica bajarle un poco el pulso a la madera.

Bajo esta premisa, más enólogos plantean que la barrica vuelve al vino un "commoditie", especialmente cuando se siente por demás y cuando ésta se vuelve protagonista. "La madera grita y el vino habla bajito", se suele decir en los círculos donde se debate sobre estilos. 

Y la realidad es que este postulado tiene mucho sentido en un contexto en el que las bodegas del mundo apuntan a resaltar más el terroir, incluso por encima de las variedades.

Dicho todo esto, una bodega va en contra de la tendencia, sabiendo que hay un grupo muy fiel de consumidores que busca todo lo contrario: quieren vino y quieren madera. Esto, que para algunos enólogos sonaría a una herejía, funciona a la perfección para quien paga por un vino y quiere sentir algo tan simple como el pulso de la barrica y no está en su radar hablar sobre terroir. 

Finca Las Moras tomó nota de esto y redobló la apuesta: hace años lanzó la línea Dadá, donde la madera es la gran protagonista; y, más recientemente, pateó el tablero con Los Intocables: una familia de vinos que se crían en barricas de bourbon que importan especialmente desde Moissouri, Estados Unidos. Ya contaban con un Malbec y con un Cabernet Sauvignon y ahora acaban de presentar un Chardonnay.

 

¿Qué pasa entonces cuando se añeja un vino blanco en barricas donde previamente se puso whiskey? Lo degustamos y esto fue lo que sucedió: organolépticamente, es un vino blanco con anabólicos. Todo está potenciado. Por eso, cuando lo pruebes vas a encontrar en nariz un tsunami de aromas tropicales, con notas notas de miel, una buena atmósfera ahumada y trazos de caramelo y vainilla. Oleoso, cremoso y untuoso, en boca es un vino de pulso bastante dulzón, si bien tiene una acidez que entra al final y lo corta un poco.

Aconsejamos tomarlo con un par de cubos de hielo y bien pero bien frío. Esto lo aligerará un poco. Si te gusta este concepto, es un vino que te va a impactar los sentidos. Si no es tu estilo, entonces no lo intentes. Lo amas o lo dejas.

Se consigue a un precio sugerido de $400.