El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) acaba de aprobar la creación de la indicación geográfica (IG) San Pablo, una localidad emplazada en el Valle de Uco, Mendoza. 

La iniciativa correspondió a tres bodegas (Salentein, Tapiz y Zuccardi), que trabajaron durante más de cuatro años junto a la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Cuyo y el propio INV para obtener esa categoría. 

¿Qué significa? Según marca la ley 25.163, que regula la denominación de vinos, en su artículo 4° plantea que una IG es el nombre que identifica un producto originario de una región, una localidad o un área de producción delimitada del territorio nacional no mayor que la superficie de una provincia o de una zona interprovincial ya reconocida. 

Además, establece que la IG solo se justificará cuando determinada calidad y las características del producto sean atribuibles fundamentalmente a su origen geográfico.

Desde Salentein indicaron que "es de suma importancia para la vitivinicultura nacional la identificación de esta zona, que actualmente tiene 510 hectáreas de viñedos plantadas, ya que su ubicación le confiere características climáticas, geomorfológicas y edáficas claramente identificables y diferenciables de las zonas aledañas". 

Según destacaron, la combinación de la altitud, que asciende hasta 1.700 metros sobre el nivel del mar, junto con la cercanía al frente montañoso de la Cordillera Frontal, "le otorgan condiciones microclimáticas únicas como temperaturas medias bajas y gran amplitud térmica. Estos factores condicionan fuertemente el ciclo de madurez de la vid; haciendo de ésta una zona de madurez más tardía que otras regiones cercanas". 

La ubicación de San Pablo sobre el cono aluvial del Río de las Tunas en su margen derecha, es responsable de la presencia de suelos con alto contenido de piedras y materiales calcáreos. Además, toda la zona cuenta con una situación de confinamiento entre accidentes naturales que la hacen fácilmente aislable e identificable, agregaron. 

De este modo, consideraron que "estas condiciones imprimen una fuerte marca en los parámetros cualitativos de los vinos obtenidos a partir de sus uvas, por lo que su contribución a la calidad e identidad de los vinos de Mendoza es de absoluta relevancia". 

Diferencias con una IP o una DOC

Según un informe sobre cadenas de valor del Ministerio de Hacienda, la ley de denominación de origen establece un sistema para la protección y registro de los nombres geográficosargentinos para la designación del origen de los vinos.

En efecto, existen tres categorías para estos nombres:

-La mencionada indigación geográfica (IG), que se utiliza para reconocer los vinos de calidad. 

-La indicación de procedencia (IP), que está reservada a los vinos de mesa o regionales. 

-Y la denominación de origen controlada (DOC), que además de destacar la calidad que la zona le imprime a los vinos, establece una serie de pautas y buenas prácticas para los vinos que obtendan dicha denominación. 

Así las cosas, la IG está relacionado con una calidad y con una característica del producto atribuidas fundamentalmente a su origen geográfico. Entre las IG de Mendoza figuran Paraje Altamira, Vista Flores, Agrelo, El Cepillo o Los Chacayes. 

Las IG son las que vienen ganando protagonismo en las etiquetas de vinos, de la mano de más bodegas que buscan destacar las cualidades de la zona y su impacto positivo en la calidad de la uva. 

En el caso de las IP, al utilizarse más para vinos de mesa y para zonas más amplias, no busca resaltar tanto un estilo característico de una zona. 

En paralelo, una DOC es más compleja de instrumentar. Según el informe de Hacienda, la DOC se construye a partir de la cual se identifica un producto determinado de una zona particular en donde las cualidades del vino son específicas a esa región geográfica. "Esto implica la agrupación de productores de la región, la realización de estudios sobre las características del lugar y sus productos y la articulación de controles confiables en la aplicación de las pautas acordadas", agrega el documento. 

Esto quiere decir que una DOC, a grandes rasgos, podría entenderse como una IG pero cuenta además con un consejo regulador que establece una suerte de manual de buenas prácticas que fija pautas bien claras para las bodegas que pretenden incorporar este sello en sus etiquetas, incluyendo prácticas en viñedos como en la bodega. En la actualidad se encuentra la DOC San Rafael y la DOC Luján de Cuyo.