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¿Cómo se hace un vino de clase mundial? Luigi Bosca lo revela con la nueva cosecha de su ícono

A partir de más de 800 componentes de diferentes terroirs, la bodega le da vida a una etiqueta que se transformó en un nuevo clásico
30/10/2025 - 21:14hs
¿Cómo se hace un vino de clase mundial?: esta bodega lo revela con su ícono

El número impacta y pone de manifiesto lo complejo, lo desafiante que es hacer un vino de clase mundial. En tiempos en que se habla de vinos de "mínima intervención" y en las que toda la responsabilidad de la calidad parece recaer solo en el factor terroir, este es un dato que no se puede pasar por alto: para darle vida a la última cosecha de Paraíso, el equipo enológico de la bodega Luigi Bosca partió de un total de 800 componentes; es decir, de 800 "piezas" disponibles para crear la obra definitiva.

Paraíso, que está estrenando la añada 2022, es el vino ícono de la bodega. Una etiqueta joven en los papeles, dado que va recién por su cuarta cosecha (la primera fue la 2019), pero que no permite confundirse: resume toda la experiencia y el saber hacer de Luigi Bosca; y, un punto no menor, condensa todo el conocimiento que han acumulado durante décadas en dos de las cepas que le dan vida a este blend, como es Cabernet Sauvignon y Malbec.

Y más allá de lo impactante y complejo que puede ser tener que trabajar a partir de 800 componentes e imaginar cómo evolucionará ese vino en la botella, hay dos conceptos que se repiten una y otra vez cuando los hacedores hablan de este vino y, también, cuando uno lo prueba: elegancia y precisión.

Luigi Bosca Paraíso 2022 está elaborado a partir de un 64% de Malbec y un 36% de Cabernet Sauvignon, la mayor proporción desde que se lanzó esta etiqueta. Todas las uvas provienen de parcelas propias de Gualtallary, Altamira y Los Árboles (en Valle de Uco) y de Vistalba (Luján de Cuyo). 

"Cada parcela la subdividimos y manejamos diferentes tiempos de cosecha. Todo esto genera un universo enorme, de alrededor de 800 componentes con potencial para sumarse a Paraíso, seleccionados por su origen y calidad", resume el director de Enología de bodega Luigi Bosca, Pablo Cúneo, en diálogo con

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Paraíso es el vino ícono de bodega Luigi Bosca

Cuando se le pregunta cómo definen el corte final, Cúneo destaca que ahí comienza el trabajo más largo: degustación barrica por barrica. "Nos puede llevar hasta tres meses completar la ronda. No es algo que se pueda hacer en días o pocas semanas. Probamos, volvemos a probar y vamos eligiendo los vinos que sentimos que reúnen las características que para nosotros definen a los grandes vinos del mundo: precisión en la fruta, frescura, elegancia, suavidad y complejidad", detalla.

Después de esa primera selección, el enólogo destaca que todos los "candidatos" a conformar el blend final vuelven a la mesa de degustación, a lo que se suma un trabajo al mínimo detalle en el laboratorio, para analizar las diferentes pruebas.

Así, el equipo llega a tener entre seis y diez assemblages diferentes, de los cuales resultará el blend definitivo. Un largo camino para esta cosecha que nació a partir de uvas cosechadas hace más de tres años. Pero la espera y el trabajo bien valieron la pena.

Un blend con excelente presente y soberbio futuro

¿Qué propone este vino? Importante primero hablar de la añada: la 2022 sin dudas fue excepcional, especialmente cuando nos referimos al Valle de Uco, por varios factores: el régimen de lluvias garantizó una excelente sanidad de las uvas, mientras que las noches frescas y la gran amplitud térmica ayudó a lograr buena complejidad aromática y una madurez equilibrada, conservando la acidez natural.

Todo esto se palpa en la copa: es un ejemplar expresivo, con notas profundas y un abanico que se amplía conforme gana temperatura y se oxigena: la paleta suma notas de fruta roja y negra, hierbas frescas y especias. En boca es un vino con hermosa textura, algo de nervio y taninos con cierto agarre. Se nota el trabajo para preservar la crocancia de la fruta, pero cuidando de tener taninos maduros y bien redondos y un desarrollo fluido, con una delicada tensión. Muy buen presente y soberbio futuro para esta cosecha 2022.

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Pablo Cúneo, director de Enología de bodega Luigi Bosca

Sobre la decisión de darle en el blend un mayor protagonismo al Cabernet Sauvignon, Cúneo reflexiona: "Hemos ido moviéndonos en esa dirección. Nos gusta esta variedad porque aporta grip, relieve y suma mayor complejidad".

Durante el lanzamiento, este medio tuvo la oportunidad de hacer un recorrido por las diferentes cuatro cosechas, comenzando con el inicio de todo: la 2019. Un viaje interesante en cuatro copas para evaluar cómo fue el desarrollo de Paraíso y cómo el terroir y la visión de la bodega fueron moldeando a este ícono.

En ese ejercicio, el inicio de la historia muestra un blend -la cosecha 2019 se elaboró a partir de un 71% de Malbec y 29% de Cabernet Sauvignon- que está en un momento óptimo para ser disfrutado, con fruta en alta definición, un ligero especiado y el toque herbal propio del Valle de Uco. La madera se siente integradísima, con notas sutiles de la crianza. Largo, bien fluido y con un delicado graso, mostrando ese mismo estilo de elegancia y fluidez que se percibe en la cosecha más reciente.

Sin embargo, se nota que el vino ha ganado en precisión en esta última añada y esto seguramente obedezca a un cambio en la estrategia que el equipo enológico implementó en la bodega: "En las cosechas 2019 y 2020 hacíamos el proceso de selección después de la crianza, cuando el vino ya tenía unos 10 o 12 meses en barrica. ¿Qué aprendimos? Que al final el vino ganaba mucha complejidad y suavidad, pero perdía un poco la vibrancia de la fruta después de un año en madera. Entonces, a partir de la cosecha 2021 cambiamos: empezamos a hacer la selección a mitad de la crianza, a los seis meses. Trabajamos con un concepto que llamamos 'fishing fruit', o 'pescar la fruta'; es decir, buscamos esos vinos con muchísima fruta, los separamos y los reservamos, para mantener esa frescura".

Un clásico que atraviesa el tiempo

Cuando a Cúneo se le pregunta cómo sintetizaría el espíritu de este vino, reflexiona unos instantes y responde: "Es el vino que define el estilo de Luigi Bosca hoy. La familia, como toda familia, tiene tradiciones que pasan de generación en generación. Una de ellas es que cada generación tiene su propio vino, aquel que refleja el carácter de su época. Y creo que Paraíso es el vino que representa a la cuarta generación de la familia Luigi Bosca".

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Alberto Arizu (h), cuarta generación de la familia Arizu

En esa misma línea, Alberto Arizu (h), cuarta generación de la familia Arizu, destaca: Paraíso para nosotros tiene un enorme valor simbólico. Consideramos a Paraíso como nuestro verdadero clásico. Y cuando decimos ‘clásico’ no nos referimos al estilo —que es más bien contemporáneo y representa muy bien los valores de mi generación—, sino porque para nosotros un clásico es algo perenne, eterno, que atraviesa el tiempo sin modificar sus valores ni su legado".

"Vinimos a este mundo para crear historia. Y no debemos privar a las futuras generaciones del maravilloso legado que significa el vino, el patrimonio cultural más importante de la humanidad", agregó Arizu (h) mientras elevaba la copa para cerrar la velada de presentación de la última cosecha de un vino que encierra mucho conocimiento por detrás pero, sobre todo, que conjuga mucha sensibilidad para que trascienda como lo que es: un vino de clase mundial.

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