• 14/12/2025
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El viaje del Cabernet Franc argentino, según el enólogo de Trivento: así se elaboran hoy vinos de clase mundial

Este 4 de diciembre se celebra el día de esta cepa, que aquí encontró su lugar en el mundo. La visión de Germán Di Cesare y 2 etiquetas que hay que probar
04/12/2025 - 07:38hs
El viaje del Cabernet Franc argentino, según el enólogo de Trivento: así se elaboran hoy vinos de clase mundial

El mundo del vino atraviesa una transición paulatina pero determinante: los consumidores están buscando vinos cada vez más frescos, bebibles y con una mayor expresión del origen.

En ese escenario, el Cabernet Franc se convirtió -como complemento del Malbec, la cepa emblema- en uno de los varietales más influyentes en la vitivinicultura argentina y el secreto está en que cumple muy bien con esa premisa fundamental: mostrar, sin esfuerzo, el lugar. Sin dudas, fue un largo viaje desde Burdeos -donde ocupó un rol de apoyo en los blends- hasta su protagonismo actual. 

Su crecimiento en superficie, su consolidación en zonas clave, con epicentro en el Valle de Uco, y su ascenso en los mercados externos lo posicionan como un nuevo referente dentro del portfolio nacional.

Y si hay una bodega que mejor viene interpretando estos vientos de cambio, es Trivento, de la mano de su director de Enología, Germán Di Cesare.

Un viraje internacional que encontró eco en Argentina

Como decíamos, durante la última década, el consumo global avanzó hacia vinos más sutiles y con menor intervención. Di Cesare sostiene que este cambio se dio en paralelo a un proceso clave que se estaba gestando en Argentina: "La búsqueda global de vinos más frescos y expresivos coincidió con un proceso interno de mayor conocimiento del suelo, clima y variedades". Y para el experto, el Cabernet Franc es una de las cepas que mejor capitalizó ese conocimiento técnico.

Según describe, esa comprensión permitió ajustar estilos sin perder singularidad -y sin resignar identidad- y consolidó al Cabernet Franc como "una de las variedades más transparentes para mostrar las bondades de un terruño".

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Trivento produce vinos Cabernet Franc de clase mundial en el Valle de Uco

La sensibilidad del Cabernet Franc al sitio es la clave. El enólogo destaca que "su estructura más delicada, la fineza aromática y la tensión natural permiten que la composición del suelo, la altitud y las temperaturas se expresen sin opacarse entre sí".

En climas frescos o en suelos calcáreos y pedregosos, los matices se amplifican: "mineralidad, notas florales, hierbas frescas y un equilibrio que se sostiene incluso con crianzas discretas", enumera, sin ocultar su fascinación por esta variedad.

El salto de la superficie y el liderazgo del Valle de Uco

Los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura confirman el avance: las 1.685 hectáreas registradas en 2022 se transformaron en unas 2.000 en 2024, con un avance de más del 130% respecto de la superficie registrada en 2015. De ese total, Mendoza concentra entre 1.500 y 1.600 hectáreas, colocándose en el centro del estilo argentino de la variedad.

En ese mapa, el Valle de Uco se impone como epicentro. Di Cesare explica que allí la combinación de altitud, amplitud térmica, exposición solar, pendiente y suelos pobres dan forma a un perfil único: "En Valle de Uco, el Cabernet Franc se muestra tenso, vibrante y con textura jugosa, un perfil que lo diferencia de otros tintos".

Zonas como Gualtallary, Paraje Altamira y Los Chacayes sobresalen por esa cualidad, mientras que áreas como Agrelo y Perdriel vuelven a mostrar la plasticidad del varietal: "La variedad se adapta con una consistencia notable en todo Mendoza", resume.

Una evolución de estilo que acompaña la madurez del país

La transformación argentina del Cabernet Franc también es conceptual. Di Cesare recuerda que "los primeros Francs locales tendían a ser más maduros, con mayor carga de madera y estructura voluminosa". Ese modelo dio paso a un estilo más preciso: "Hoy la tendencia es exactamente la opuesta: vinos equilibrados, de perfil moderno, con mínima intervención y que privilegian la expresión frutal y la frescura natural".

El trabajo técnico exige precisión. En viñedo, el principal desafío es "lograr el punto justo de madurez fenólica sin perder frescura", evitando sobremaduración y excesos de vigor. En bodega, la premisa es acompañar lo que llega desde el campo: "Fermentaciones a baja temperatura, poca extracción y crianzas que no oculten su perfil frutal". En Trivento, explica, trabajan con "barricas y fudres de distintos usos para preservar pureza y textura".

Un buen ejemplo de esta enología sensible para con el terruño es Trivento Golden Reserve Cabernet Franc 2023, un ejemplar 100% Paraje Altamira, Valle de Uco, que premia con notas aromáticas que recuerdan frutas negras como grosellas, moras y casis, sobre un fondo especiado y que en boca premia con una sensación jugosa, taninos finos y texturados que terminan en un largo final. ¿Su precio sugerido?: $21.100.

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Trivento Golden Reserve Cabernet Franc 2023

El potencial exportador y una dupla que gana espacio

La demanda global también empuja la tendencia. Las exportaciones de Cabernet Franc argentino aumentaron más de 600% en diez años, hasta 14.468 hectolitros y casi 10 millones de dólares. Estados Unidos, Reino Unido y Brasil encabezan la demanda.

Sin embargo, Di Cesare considera que la variedad aún tiene mucho para dar: "El crecimiento todavía no llegó a su techo. Su plasticidad en Argentina, su consistencia en calidad y el interés internacional indican que aún hay espacio para seguir expandiendo superficie y oferta".

El lugar del Cabernet Franc dentro del portfolio argentino de alta gama también se redefine. Para el enólogo, "el Malbec seguirá siendo el gran embajador argentino, pero el Cabernet Franc aporta una voz distinta: más frutal, más vibrante, más ligada al terroir".

Y la combinación entre ambas uvas se volvió una marca registrada: "La dupla Malbec - Cabernet Franc se convirtió en una de las combinaciones más naturales del vino argentino", afirma, describiendo que ambas variedades "comparten ritmos de madurez y se integran de forma armónica en la copa".

El resultado abre -según explica el enólogo- "un tercer estilo dentro de los tintos premium del país", capaz de unir amabilidad, tensión, fruta y complejidad.

En esa línea, la bodega viene de lanzar Trivento Golden Reserve Malbec - Cabernet Franc 2023, un vino que conjuga un 80% de uvas Malbec de Los Chacayes y Paraje Altamira y un 20% de uvas Cabernet Franc de Paraje Altamira.

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Trivento Golden Reserve Malbec - Cabernet Franc 2023

Desde la bodega destacan su color violeta intenso con tonos granate; su paleta que conjuga frutas negras, como ciruelas, arándanos y guindas, así como sus notas florales y su fondo especiado. En el paladar, en tanto, se siente jugoso, con taninos firmes y elegantes que aportan dulzura y textura. Este vino se consigue a un precio sugerido de $21.100.

"Es un blend que no necesita ser forzado", recalca el enólogo.

El caso Trivento: performance, reconocimiento y estrategia

El crecimiento del Cabernet Franc dentro de Trivento también es significativo. En la última campaña, la bodega duplicó sus exportaciones del varietal, impulsadas por la consolidación global de la línea Golden Reserve.

El Golden Reserve Malbec–Cabernet Franc 2023, además, obtuvo 96 puntos en los Decanter World Wine Awards 2025, un hito que Di Cesare considera una validación del rumbo técnico: "El reconocimiento de 96 puntos confirma ese camino".

El enólogo sintetiza el avance de la bodega en cuatro ejes: "Las particularidades del terruño de Valle de Uco; un trabajo técnico preciso; la interpretación de las preferencias de los consumidores; y el trabajo coordinado de las diferentes áreas de la empresa bajo una visión clara y definida".

Y, cuando se le pide que deje de lado un poco su rol de enólogo para vestirse de consumidor, Di Cesare revela cuál es el Cabernet Franc que más disfruta cuando no tiene que pensar en cuestiones técnica ni en datos de laboratorio: "Un Cabernet Franc ideal para mí es aquel que logra equilibrio entre fineza y carácter: fruta roja nítida, casis, especias suaves, textura jugosa y una frescura que invite siempre a un segundo trago. Prefiero los vinos que muestran el paisaje más que la técnica, con crianzas discretas y una armonía natural en boca".

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