Probamos el primer vino espumante 0% alcohol de Argentina: este es nuestro veredicto
El momento era trascendental. Después de años de hablarse de los vinos sin alcohol, finalmente se convertían en una realidad palpable. Estábamos frente a una botella del primer espumante 0% alcohol del mercado argentino.
Sabíamos que, al descorcharlo, seríamos protagonistas de un punto de inflexión. Porque, más que una gota en el océano como lo es la industria del vino, esta categoría -estamos convencidos- llegará como una marea. Será cuestión de meses, de años; no es relevante el cuándo: llegará.
Ese antes y después significa que la industria del vino ya no habrá que pensarla solo en función de cepas, terruños y cosechas. La revolución del vino, entonces, no hay que buscarla en movidas tecnológicas como la tokenización: la revolución son los vinos bajo alcohol y, más todavía, aquellos totalmente desalcoholizados, que tendrán su lugar en las góndolas, en los puntajes de críticos y en las cartas de supermercados.
El listado de factores que impulsan este cambio es larga -y la contaremos-. Pero la consecuencia es directa: así como hoy la industria automotriz no puede ser pensada sin la movilidad electrificada, la del vino no podrá concebirse con niveles de alcohol estandarizados.
Para muchos, es un camino polémico -¿acaso se le saca el "alma" a un vino realmente al quitársele el alcohol, como plantean algunos?-, pero es un camino necesario. Y el momento había llegado: estábamos frente a la botella de Nieto Senetiner 0% Brut, elaborado en base a uvas Pinot Noir del Valle de Uco.
¿Qué hubiese pasado si este espumante lo cataba a ciegas y sin preconceptos? Sería contrafáctico hoy arrojar cualquier escenario. Ya estaba al tanto de que no tenía alcohol y ahí estaba mi mente de sommelier, entrenada para testear los vinos de toda la vida, poniéndose a prueba. Y fue una sorpresa agradable: expresivo pero a la vez delicado, con notas de fruta roja que se anticipa crujiente y sutiles toques de pan tostado. En el paladar se siente una mouse envolvente, con más de esa fruta percibida al inicio y una acidez constante. En la teoría, uno esperaría que flaquee en algún momento en boca, sin el andamiaje y la textura que otorga el alcohol. Y puede ser que un porcentaje de ese carácter se haya ido con el alcohol, pero está muy bien resuelto: el trabajo sobre lías le aporta volumen y presencia en boca; sumado a una buena dosis de energía ácida, que se percibe de punta a punta y que evita que se caiga. La conclusión es que el futuro llegó y el potencial es enorme. Este tipo de vinos tiene todo para ser un hit.
Clave: es 100% vino
Un punto clave que vale la pena aclarar: en la Argentina, diferentes bodegas vienen promocionando bebidas "tipo" vino sin alcohol, con etiquetas que invitan a la confusión. Son opciones válidas, pero no está de más aclarar que en realidad se trata de bebidas elaboradas a partir de mosto, que conserva niveles importantes de acidez, pero que no pasan por el proceso de fermentación.
En el caso del espumante de Nieto Senetiner sí es 100% vino. Pero, ¿cómo funciona exactamente la tecnología que utiliza la bodega? En diálogo con iProfesional, Santiago Mayorga, enólogo de Nieto Senetiner, explica: "Trabajamos con la tecnología más avanzada disponible, llamada Spinning Cone (sistema de conos rotativos). Elegimos este sistema porque nos permite desalcoholizar manteniendo intacta la identidad del vino: sus aromas, su frescura y el estilo que distingue a nuestro portafolio".
Roberto González, también enólogo de la bodega, completa: "El alcohol se retira al final del proceso, una vez completada la doble fermentación y la guarda 6 meses sobre lías. Así logramos conservar la expresión frutal, la frescura y el equilibrio del vino", características vitales para que la experiencia del consumidor sea lo más cercana posible a lo que siempre experimentó con los vinos tradicionales.
A la hora de describir este primer espumante sin alcohol, el enólogo destaca su carácter vibrante y la acidez equilibrada que le aporta tensión.
Y, como decíamos anteriormente, el trabajo con las levaduras fue vital para darle cuerpo y compensar la falta de alcohol: "La guarda de 6 meses sobre lías aporta volumen y cremosidad natural, mientras que el ajuste de presión del gas carbónico nos permitió replicar la sensación de un Brut clásico", detalla González, quien subraya: "Las lías tienen un papel decisivo, porque aportan estructura, complejidad y aromas secundarios, y protegen al vino durante el proceso posterior".
Sucede que, según el experto, el alcohol siempre aporta estructura y textura, así que en la bodega enfrentaron el titánico desafío de reconstruir ese equilibrio sin perder la esencia de la bodega: "Trabajamos con mucho detalle para conservar fineza, cremosidad y elegancia, que son atributos centrales de nuestros espumantes", afirma.
"El mayor desafío fue mantener la identidad de Nieto Senetiner en un espumante sin alcohol. Nuestra prioridad fue que el consumidor reconociera la experiencia, la frescura, la elegancia y el carácter que distinguen a la bodega. Lograrlo sin el componente alcohólico requirió mucha precisión y un trabajo muy cuidadoso", agrega Delfina D'Alessandro, gerente de marketing de Nieto Senetiner.
Una nueva categoría para un (no tan) nuevo consumidor
Desde hace tiempo que se viene hablando de la caída del consumo del vino en la Argentina y el mundo. La competencia que hoy ofrecen otras bebidas no tiene punto de comparación: hoy el vino pelea contra cervezas, aperitivos y hasta contra las aguas saborizadas.
De los almuerzos con vino sodeado que explicaban los más de 90 litros per cápita a comienzos de los años `80, se pasó a una actualidad en la que el consumidor está mucho más pendiente de los hábitos saludables y hasta de las calorías que ingiere.
Así, la competencia, los nuevos hábitos y nuevas generaciones que no beben tanto alcohol llevaron a que el consumo per cápita se haya derrumbado por debajo de los 17 litros per cápita al año en el país, el menor nivel del que se tenga registro.
Y Nieto Senetiner, con este lanzamiento, viene a responderle a ese consumidor que hacía un tiempo venía demandando este tipo de productos. Además de buscar una experiencia sensorial lo más cercana posible a la que ofrecería un espumante tradicional, la bodega llega con un producto que tiene apenas 15 calorías por copa, versus los más de 70 que tienen los espumantes clásicos.
"La idea nació al ver un cambio profundo en los hábitos de consumo. A nivel global, las categorías low & no alcohol crecen a doble dígito y proyectan representar el 4% de las ventas globales para 2028. En Argentina vemos exactamente la misma tendencia, consumidores que buscan moderar su consumo sin renunciar al ritual del vino", señala D'Alessandro.
"Desde Nieto Senetiner, decidimos adelantarnos e innovar con una propuesta 100% vino y 0% alcohol. Este espumante llega para acompañar a los amantes del vino en sus nuevos hábitos de disfrute", completa.
Lo primero -asegura D´Alessandro- fue entender al consumidor: "Por un lado, están los millennials, que alternan entre bebidas con y sin alcohol según la ocasión (por manejo, deporte o simplemente por un disfrute más equilibrado) y, por otro, consumidores adultos que priorizan bienestar y moderación sin dejar de lado el ritual del vino. Esa lectura nos confirmó que había espacio para una propuesta 0% auténtica y de calidad, y desde ahí empezamos a trabajar".
Cuando se le pregunta al equipo de la bodega cuánto tiempo de trabajo les llevó desde que decidieron avanzar con este proyecto y cuán complejo resultó ajustar el perfil final del espumante hasta alcanzar el resultado buscado, Mayorga reflexiona y responde: "A partir de ese diagnóstico comenzamos un proceso de más de un año de trabajo. Nos tomamos ese tiempo porque queríamos ofrecer un espumante sin alcohol que estuviera a la altura de lo mejor del mercado. Elaborado con uvas Pinot Noir del Valle de Uco, que le otorgan su característico color asalmonado, con el mismo proceso de doble fermentación natural de un espumante tradicional. Además, una guarda de 6 meses sobre lías para asegurar estructura y cremosidad, antes de la desalcoholización. Ese recorrido nos permitió llegar al perfil que buscábamos".
En ese viaje completamente experimental, la mayor sorpresa que se llevó el equipo, según D´Alessandro, fue comprobar "cómo se puede conservar el alma del vino cuando se trabaja con precisión. Aprendimos que la innovación puede convivir con la tradición; se trata de ampliar los límites y acompañar al consumidor".
Vinos sin alcohol: las novedades que vienen
Tras haber el estándar deseado con el espumante, la bodega tiene preparados nuevos lanzamientos de vinos 100% libres de alcohol. Se trata de tres vinos tranquilos -es decir, sin burbujas-: Malbec, Chardonnay y un rosado, que verán la luz en el comienzo de 2026.
"La meta es que esta línea alcance volúmenes similares a nuestras marcas históricas dentro del mismo rango de precios", explica D´Alessandro, revelando la ambiciosa estrategia de Nieto Senetiner.
Además, la bodega contempla un plan de expansión a nivel internacional, con exportaciones hacia sus principales mercados, como son Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Brasil y Perú.
Mirando hacia el futuro, cuando se le pregunta a Mayorga si cree que esta categoría cambiará la forma de entender la enología argentina hacia el futuro, el enólogo piensa unos instantes y responde: "Creo que abre una nueva conversación sobre la innovación en el vino argentino. Demuestra que tradición y tecnología pueden convivir y proyectar al país dentro del mapa global de vinos sin alcohol".
A su turno, D´Alessandro no duda al afirmar que se está "ante una categoría con enorme potencial. A medida que crezca, irá desarrollando su propio lenguaje".
¿La clave para que se consolide? "Que el consumidor perciba autenticidad, que sienta que está tomando vino".