El decreto de necesidad y urgencia que declara un estado de paralización total del país, salvo algunos casos puntuales, terminó de poner en riesgo la economía local, y muchos comercios ya salieron a pedir ayuda para sobrevivir a esta pandemia generada por el coronavirus.

Si bien es claro que se necesitaba detener la circulación de gente en la calle, y que la prevención era una medida esperada por la población, puertas adentro los comerciantes temen por su futuro, así como muchos empresarios y trabajadores independientes.

Una de las alertas que primero se encendió fue un corte total en la cadena de pagos. Sin actividad por más de 10 días, los comerciantes reconocen que no podrán enfrentar deudas y que el recorte de ingresos será de forma automática.

Desde la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), se envió una carta al ministerio de Economía con una serie de pedidos. Reconocen la buena voluntad del Gobierno, pero reclaman acciones complementarias para que el sector no quiebre.

En general los negocios, de todos los rubros, tienen deudas bancarias, impuestos y salarios que seguir pagando a sus empleados. Cómo pagar todo eso sin ingresos, es una pregunta que nadie puede responder.Entre las medidas que solicitan, los comerciantes reclaman la eximición de contribuciones patronales para todas las pymes, suspender el pago del monotributo y autónomos por tres meses, que lancen líneas de créditos con interés cero para pagar salarios y ampliar la moratoria que dispuso AFIP a principios de año.

Entre otros pedidos, uno de los más controvertidos es que eliminen la doble indemnización por 90 días, situación que si se acepta, generará un desastre mayor en el país.

Estos pedidos se dan en consonancia con la situación que ya se anticipa: el corte de la cadena de pagos será total. Sin ventas, nadie podrá cumplir con sus compromisos. Cheques entregados por mercadería anticipada, sueldos a los empleados aunque no se habrán las puertas del negocio, pago de autónomo o monotributo.

También para los fabricantes de ciertos productos la situación es grave. Quien vende zapatos o ropa tiene una fábrica a quien le hace sus pedidos, totalmente suspendidos por ahora. "Ya hay cheques rechazados", advierten algunos productores de calzado, indumentaria y textil.

El temor es que, cuando pase la crisis, se habrán perdido muchas empresas. El pedido, es que se las ayude para sobrevivir, garantizando, especialmente, el pago de salarios.