La epidemia que pasa desapercibida por el coronavirus y ya acumula más de 7.800 casos en Argentina
Mientras el centro de atención está puesto en la pandemia global del coronavirus, el dengue avanza a paso silencioso pero firme en Argentina, país que registra 7.862 casos "confirmados y probables" desde mediados de agosto hasta el 25 de marzo de este año. El Ministerio de Salud utiliza esta clasificación para los posibles infectados porque, aunque haya personas que todavía no tengan la confirmación final, al trazar el nexo epidemiológico es casi un hecho que se trata de contagiados por esta enfermedad, según nos explican los expertos.
Los índices nacionales reflejan que la gran mayoría de los contagios se produjo a nivel local: al menos 6.169 afectados no tenían antecedentes de viaje. Si bien es cierto que la epidemia proviene desde naciones vecinas, por estas semanas el mosquito transmisor también está instalado en ese territorio del Cono Sur. Asimismo, se contabilizaron siete fallecimientos y otros nueve están siendo investigados.
Al momento de hacer mediciones, las autoridades sanitarias separan los casos por temporadas de 52 semanas cada una. Así, la etapa 2019/2020 hasta ahora acumula un número de casos sospechosos entre cuatro y cinco veces superior a los ciclos 2018/2019 y 2017/2018: actualmente se notifican 26.351. El pico histórico se dio en el período 2015/2016, cuando hubo casi 77.000 casos con sospechas y al menos 41.000 confirmados o probables.
En cuanto a las zonas de incidencia, la región central, junto al nordeste y noroeste argentino, son los lugares más afectados por sus altas temperaturas, mientras que en las provincias más frías y secas, principalmente en el sur y los territorios cercanos a la Cordillera de Los Andes, casi ni se registran brotes.
¿Cómo se siente?
El dengue es una enfermedad febril que afecta a lactantes, niños y adultos, y se contagia por la picadura de un mosquito infectado; nunca de persona a persona. Es decir, el bicho puede picar a un enfermo, contagiarse, y luego transmitirle la afección a otro humano. En el continente americano el insecto vector se llama Aedes aegypti, solo Chile y Canadá están libres de él.
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Así, aquella afección ocasionada por la hembra del invertebrado se divide en cuatro categorías —denominadas serotipos—, determinadas por su microorganismo infeccioso. Si alguien se contagia de un serotipo —por ejemplo DENV-1— y luego se vuelve a infectar, pero con una clasificación distinta —como DENV-2, DENV-3 o DEN-V 4—, puede padecer daños graves, e incluso morir. De momento, no existe una medicina específica para tratar esta patología.
El afectado suele tener fiebre varios días, con mucho dolor de cabeza, ojos, los músculos y las articulaciones, sobre todo la espalda y las rodillas", describe. Entre esos cambios corporales, también le salió un extraño sarpullido en las piernas.
Sin embargo, lo más molesto eran los mareos.
La capital argentina es uno de los lugares preferidos por este bicho: el último Boletín Epidemiológico porteño reporta 3.173 casos confirmados de dengue entre el 1 de enero y el 28 de marzo, convirtiendo a la Ciudad de Buenos Aires en uno de los focos principales a nivel país. Del total, el 91 % de los enfermos no había viajado a una zona con circulación viral, mientras que 276 personas sí provenían de otros lugares riesgosos.